Fue un partido loco. Comenzó con más posesión y sensación de peligro local, pero luego dos jugadas muy polémicas pudieron perjudicar a un Nàstic de Tarragona que tomó la iniciativa. En la reanudación volvió a ser el Real Zaragoza, aupado por su afición, el equipo que tomó el control del partido. De forma contraria, fue el equipo grana el que se adelantó aprovechando un penalti inexistente. Los maños pudieron empatar en el 88' también desde los once metros, pero Lanzarote estuvo desafortunado y los puntos volaron a tierras tarraconenses.
Ocasiones de ambos equipos
Este gran partido comenzó a un gran nivel desde el primer momento. Real Zaragoza y Nàstic de Tarragona ofrecieron un buen partido que, en la primera mitad, tuvo varias ocasiones. La primera llegó por parte de los locales en el minuto 8: centro de Lanzarote que Hinestroza remató de forma acrobática rozando el palo derecho de Manolo Reina. A continuación los aragoneses tuvieron varios saques de esquina con los que merodearon el área grana.
La primera llegada de los tarraconenses llegó en el 18’. José Naranjo asistió a Emaná, quien, ante la salida del portero local, remató rozando el palo de Manu Herrera. Aún no se había llegado al ecuador de la primera mitad y ambos equipos habían tenido ya una ocasión clara. El Real Zaragoza volvió a la carga seis minutos después con una jugada individual de Diego Rico que terminó con un disparo del mismo jugador desde la frontal que fue desviado por Reina a córner. En el 29’, un centro de Naranjo desde la banda izquierda estuvo muy cerca de suponer el gol de Guitián en propia puerta, pero la pelota acabó saliendo por la línea de fondo.
La polémica
Este partido estuvo cargado de emoción y de tensión, así como de polémica. Esta comenzó en el 29’, cuando Naranjo encaraba la meta visitante bajo la presión de Isaac, quien pareció cometer penalti. El delantero grana se dejó caer al césped, pero el colegiado castellano-leonés no se llevó el silbato a la boca. Tres minutos después Emaná, en posición correcta, encaraba solo a Manu Herrera, pero el colegiado señaló un fuera de juego inexistente.
Antes del descanso el equipo local tuvo dos buenas y claras ocasiones. En el 41’, aprovechando un saque de córner, Guitián remató a puerta y Naranjo sacó el balón bajo la línea de gol. Ya en el 44’, rematando un centro de Hinestroza, Ángel rozó el palo derecho de la portería tarraconense.
Más sensación de peligro local
Cuando se reanudó el juego hubo un equipo que tomó el peso del partido y dio, aunque sin tener demasiadas ocasiones claras, más sensación de peligro. Este equipo fue el Real Zaragoza, que en el primer minuto de la segunda mitad tuvo su primera ocasión: fue un centro de Lanzarote que Angel, como antes del descanso, remató rozando el palo. Los granas respondieron un minuto después con un remate de cabeza de Naranjo a centro de Tejera que se marchó por encima del larguero.
Dos penaltis, un gol
Después de las dos llegadas de peligro iniciales, el encuentro entró en una fase de más control local pero sin apenas llegadas. No fue hasta el 64’ cuando llegó la siguiente ocasión: un saque de esquina local en el cual el balón se paseó por el área pequeña de Reina.
Ya en el tramo final del encuentro, comenzó la segunda parte de la polémica. En el 81’ Lobato se quedó ante el portero visitante pero prefirió centrar al área. Parecía que la jugada iba a acabar en nada pero, para sorpresa de todos, el colegiado señaló un penalti de Guitián por unas manos inexistentes, ya que el balón tocó en su pecho. José Naranjo cogió el balón y no falló. El 0-1 en el marcador y su lista de goles aún más larga.
La Romareda estaba muy crispada cuando, en el 88’, Tejera tocó el balón con la mano en el área y el árbitro volvió a señalar penalti. No había dudas. Después de una tangana, probablemente con mucha presión, Lanzarote chutó el penalti a las nubes de Zaragoza. Los maños tuvieron su ocasión para llevarse un punto pero la suerte les dio la espalda. Ya en el tiempo de añadido, Ferran Giner marcó un gol que fue correctamente anulado por posición antirreglamentaria.