El camino elegido por Patxi Puñal ha sido el trabajo y la honestidad. Sembrando en tierra de fruto tardío pero memoria perenne. Nada como permanecer toda una vida en la mente del aficionado para que sea tan fiel a un jugador como a su equipo. En un club humilde y sin grandes aspiraciones, donde se premia el partido a partido; al capitán ya le avalan 484 con la camiseta rojilla.

En la época de fichajes, cambios continuos y desenfreno, encontrar un jugador que sepa lo que es el club y lo transmita en el campo es una tarea complicada. Antes era más sencillo, cuando los jugadores eran un fiel reflejo de sus aficiones respondiendo con la misma personalidad que lo vivido en sus gradas. Cuando no había goles en El Plantío porque los habían robado en Las Gaunas donde se cantaban a pleno pulmón. Cuando el Carranza acababa de fiesta gracias a Mágico, que sonreía tirando un caño a un rival en el minuto 89 mientras perdía de goleada. Cuando Anoeta no paraba de animar ni en medio del diluvio universal. Hoy, en tiempos de variedad y cosmopolitismo, mientras unos hablan de "señorío" o "valores" en El Sadar sueñan con fuerza, casta y compromiso. Eso es Osasuna. Eso es Patxi Puñal.

Su marcha a Leganés

Quizás ahora se entienda mejor que nunca que cuando no hay oportunidades en casa es una buena opción hacer las maletas y salir fuera sabiendo que siempre se puede volver.

En su segunda temporada en Leganés llevó el '10', fue el máximo goleador y el más amonestado

Algo parecido le tuvo que pasar por la cabeza a Puñal cuando en 1999 decidió salir del equipo navarro tras 11 jornadas sin apenas minutos para embarcarse en una nueva aventura. El destino fue un Leganés sólido, afincado en la parte media de Segunda División durante casi toda la década de los 90 y donde jugaron tan solo un par de años antes Eto’o Catanha. Allí militaban entonces algunos ex de Osasuna como Merino, Arteaga o el míster Enrique Martín (que tuvo mucho que ver en la marcha del de Huarte) y que comenzó a dirigir al equipo “pepinero” dos jornadas antes. Nada como aprender a navegar en el barco que capitanea tu maestro.

Aquel año Puñal tuvo que enfrentarse a Osasuna en una ocasión, fue en la jornada 25 y el Leganés visitaba El Sadar. Ese 6 de febrero del 2000 los madrileños vencieron 1-2 en la que probablemente fue la derrota más amarga del navarro.

En la temporada 2000/2001, el centrocampista tuvo los mejores registros goleadores de su carrera marcando 9 tantos y convirtiéndose en el máximo realizador del equipo. El carácter del navarro ya se hacía notar en Butarque llevando el '10' a la espalda y siendo el más amonestado de aquella temporada con 16 amarillas y una roja. Fue también el año que más minutos disputó en toda su carrera.

No volvería a jugar nunca más en Segunda ni a vestir otra camiseta que no fuera la de Osasuna. Pocas personas quedan ya que puedan recordar su paso por el Leganés después de compras del club y abandonos, de descensos y polémicas.

"Daba las gracias por estar donde estaba. Se sentía un privilegiado"

Una de ellas es Luz Monzón, antigua jefa de prensa del Leganés y que dirige hoy en día el departamento de comunicación del Getafe. “No venía sólo de jugar al fútbol, había trabajado antes y valoraba lo que tenía”, comenta cuando se le pregunta por el navarro. “Era comprometido, no se arrugaba e iba al choque”, recuerda de la segunda temporada en Butarque. Además señala también que fuera del terreno de juego “era muy cercano, se paraba con todo el mundo, como ahora porque valoraba mucho lo que tenía”. Todo un reflejo de lo que hoy en día representa Patxi Puñal, un futbolista diferente y del que Luz añade: “Daba las gracias por estar donde estaba. Se sentía un privilegiado por trabajar en lo que le gustaba”.

Pamplona es su casa

De su vuelta han pasado ya 12 años, algunos gloriosos para Osasuna y otros no tanto pero todos en la máxima categoría. Por eso, hace unas semanas y con la vista puesta en la posibilidad del descenso, Puñal declaró: “Sería una lástima retirarme en Segunda”, dejando caer que no tardará mucho en colgar las botas.

Este año el navarro ha cedido el protagonismo sobre el campo a otros jugadores aunque en el vestuario siguiera siendo un ejemplo de liderazgo. Sin embargo, en los momentos importantes ha vuelto aparecer y en el partido decisivo frente al Sevilla sacó todo su osasunismo para marcar un gol épico. Llevaba cinco años sin lograr un tanto en Primera División y lo hizo en el momento justo para acallar las críticas y que todo El Sadar cantara al unísono como cada partido eso de: “No podrán parar a Patxi Puñal”.

Así es como un chico humilde de pueblo pequeño se ha hecho un hueco en la historia de Osasuna. Aunque algunos le den por muerto, Patxi siempre seguirá en el corazón de los rojillos. En el campo, el banquillo o en la grada; polvo, sudor y hierro, Puñal cabalga.