Osasuna no empezaba el año con victoria desde el año 2002.

Los jugadores de Osasuna salvaron la papeleta y esta noche los Reyes Magos tendrán que rascarse los bolsillos para adornar de regalos el árbol de El Sadar. Y es que, esta victoria sirve a los navarros para abandonar los puestos de descenso y empezar el año de forma encomiable, algo que no ocurría desde el año 2002. Además, los de Javi Gracia se reencuentran con la victoria tras cuatro empates consecutivos y devuelven la confianza al feudo navarro, que no vía ganar a los suyos desde que el pasado 30 de Octubre derrotaran al Rayo. Los que mañana desayunarán carbón serán los futbolistas del Espanyol que, tras un gran inicio de partido, quedaron aturdidos con el gol de Cejudo —especialmente Javi López, que cometió un error fatal para servir en bandeja el gol al andaluz— y, aunque dominaron la segunda parte de principio a fin, no supieron materializar su intensidad en grandes ocasiones de gol. Afortunadamente, los periquitos, con 22 puntos, marchan en una placentera décima posición y la derrota no supone un drama para los del "vasco" Aguirre, que volvía a la que fue su casa por Navidad.

El entrenador azteca fue recibido, como de costumbre, por una calurosa ovación de la grada rojilla. No obstante, tras el pitido inicial, las cordialidades se acabaron entre ambos equipos. Osasuna abrió la veda. Falta en las inmediaciones del área y Armenteros, con un potente lanzamiento directo cerca estuvo de estrenar el luminoso cuando el público todavía estaba por ocupar sus asientos. En cualquier caso, no tardaría el Espanyol en responder, aunque fuera a costa de la caraja de los laterales rojillos. Joan Oriol —que sustituía hoy al sancionado Damià— despejó un balón al centro del área y Marc Bertrán, incompresiblemente dejó pasar el esférico para servir franco el disparo desde el punto de penalti a Sergio García. Afortunadamente para los intereses rojillos, el capitán periquito erró en su golpeo. Se avecinaba una tarde de Reyes entretenida en El Sadar.

Lolo, con una volea desde fuera del área y Simao Sabrosa, tras aprovechar un rechace favorable, también se animaron a la fiesta. Apenas se llevaban jugados cinco minutos, pero ambos equipos querían empezar el 2014 con buen pie. Sin embargo, el trepidante ritmo del partido fue decayendo inevitablemente. Los lanzamientos a portería fueron sustituyéndose por simple miedo en ambas áreas. Centros de Armenteros a los que Oriol no llega por poco, córners y saques de banda del Espanyol que ponían en apuros a la zaga rojilla, etc.

Pero, a pesar de la igualdad inicial, poco a poco, el conjunto catalán, gracias a su presión arriba y juego directo, fue comiéndole el terreno al conjunto de Javi Gracía. El gran posicionamiento de Abraham y David López en el centro del campo, siempre apoyados por los centrales Colotto y Javi López, cortaba cualquier opción de Osasuna de salir con el balón jugado y la movilidad del colombiano John Córdoba —el mejor de su equipo hoy— generaba inquietud entre los defensores navarros. Por suerte para los rojillos, Andrés Fernández tenía el partido controlado. El meta murciano evitó el 0-1 gracias a una espectacular intervención tras genial golpeo de David López desde la frontal. Solo sería la primera del cancerbero de Osasuna, que durante todo el encuentro se mostró muy concentrado, saliendo el corte de cualquier balón en profundidad que amenazara sus dominios.

Cejudo llevó el nerviosismo al Espanyol

Eran los minutos de mayor sufrimiento para el conjunto pamplonica. Con sus diez jugadores de campo en terreno comanche, el Espanyol estaba empezando a embotellar a Osasuna a base de saques de esquina y faltas laterales, impidiendo, además, cualquier opción de contragolpe de su rival gracias a un rápido repliegue defensivo. Una de las pocas veces que pasó el balón del centro del campo fue gracias a un arrebato de potencia de Cejudo. El de Puente Genil cogió un balón casi en su área y se pegó un sprint de órdago para acabar terminando el mismo la jugada. Su disparo se fue muy desviado e, incluso, jugar con alguno de los compañeros que siguieron la jugada hubiera sido mejor opción, pero el andaluz estaba con ganas.

La vuelta a la convocatoria de De las Cuevas —ya recuperado de la luxación que sufrió en el hombro hace varias semanas— parecía relegar a Cejudo al banquillo, pero finalmente fue Roberto Torres quien se quedó fuera del once y el ex jugador de Las Palmas acabó por darle la razón al técnico. Un fallo garrafal de Javi López —mezcla entre exceso de confianza y desacierto— sirvió un balón en bandeja a Cejudo al borde del área. El defensa del Espanyol intentó rectificar, pero el andaluz, más pícaro que nadie, aprovechó las prisas del central sevillano para recortar con maestría a su par dentro del área y definir por el palo corto engañando al portero del Espanyol: 1-0.

A partir de aquí, los nervios se apoderaron del conjunto catalán. Varias tarjetas amarillas para jugadores periquitos, que no encajaron bien el tanto local, y varias contras de Osasuna que, de no ser por el buen balance defensivo de su rival, podían haber aumentado la diferencia en el luminoso. Los de Aguirre estaban tocados, descentrados, y dejaron salir a la luz sus mayores defectos.

Un proceso gripal asoló a la plantilla periquita en esta primera semana del año y el gran perjudicado fue Víctor Sánchez, que se tuvo que quedar guardando reposo en Barcelona. La ausencia del centrocampista de Rubí, principal canalizador del juego del Espanyol, se hizo patente en estos minutos finales de la primera parte, donde el conjunto blanquiazul perdió por completo el control de la medular. Por su parte, Sergio García y Stuani, máximos goleadores del equipo y principales responsables del ataque espanyolista, fueron duda hasta última hora por el mencionado virus y, aunque acabaron entrando en el once inicial, demostraron estar lejos de su mejor forma, pasando desapercibidos durante todo el encuentro. Al final, lo mejor para los de Aguirre, la conclusión de la primera parte, más por desconcierto propio que por mérito del rival.

Monólogo inerte del Espanyol

Tras el paso por vestuarios, los visitantes intentaron imponer su ritmo al comienzo de la segunda mitad. Córdoba, tras pase de Stuani, gozó de una gran ocasión dentro del área al poco de volver al campo, pero el joven jugador colombiano no consiguió imprimirle fuerza a su remate en escorzo. No obstante, Osasuna no quería aprovechar su momento. Primero fue Armenteros quien metió miedo al Espanyol tras alcanzar un balón centrado por Puñal en el área pequeña, pero el argentino decidió peinar atrás en lugar de realizar un remate franco y el balón se perdió entra la defensa visitante; después sería, otra vez Cejudo, quien rematara a banda cambiada y con mucha intención un centro de Joan Oriol, pero su golpeo se perdió por línea de fondo.

Sin embargo, Osasuna pronto comenzó a sufrir los efectos del "síndrome del 1-0 a favor". La presión ofensiva del Espanyol —con más corazón que cabeza— y la ventaja en el marcador hicieron a los rojillos ir replegándose poco a poco en su campo, cediendo el control del esférico a su tensionado rival, que, en cualquier caso, hipotecaba sus opciones a Córdoba y el juego directo, ante la ausencia de un centro del campo creativo —un mal, por cierto, de sobra conocido en Pamplona—. De hecho, los mayores acercamientos de peligro del Espanyol coincidieron con arriesgadas salidas de Andrés Fernández para cortar cualquier envío de los centrocampistas pericos a la espalda de la defensa rojilla. A pesar de que el portero murciano solventó con nota todas sus intervenciones, más de un aficionado notó el corazón subiendo por su garganta en estas acciones.

Pues el Espanyol daba sensación de peligro, pero nada más. Merodeaba el área navarra, centraba balones a la hoya e intentaba filtrar pases ante las incansables carreras de John Córdoba. Pero, una vez más, la defensa rojilla se mostró bien estructurada, segura y ordenada —exceptuando, como viene a ser costumbre, las jugadas a balón parado, donde últimamente se sufre más de lo normal—.

El colegiado Iglesias Villanueva mostró hasta diez cartulinas amarillas y expulsó a Javier Aguirre.

Entre tarjetas, protestas y sustituciones, moría el partido. Desde que Patxi Puñal viera amarilla en el minuto 59 —acarrea suspensión—, los minutos pasaron entre cambios e intervenciones del árbitro, que mostró hasta el final otras seis tarjetas más (diez en total) y expulsó al técnico visitante, Javier Aguirre que, eso sí, se llevó una nueva ovación del público asistente. Apenas una ocasión de importancia para el Espanyol en estos 45 minutos: un lanzamiento desde la frontal de Abraham, tras gran jugada individual de Córdoba, que obligó a Andrés a realizar un espectacular estirada. Aparte de esta, el momento en el los periquitos estuvieron más cerca del empate fue, ya en el tiempo añadido, cuando Stuani reclamó penalti al línea por mano de Oier. Sin embargo, Iglesias Villanueva no interpretó voluntariedad en la acción del estellés y entre las quejas y la disconformidad de los periquitos se llegó al final del partido.