Cuatro derrotas en los cuatro primeros partidos presagiaban una temporada complicada para Osasuna. Los aficionados imaginaban ya una de esas Ligas que comienzan mal y deben remontarse en la segunda vuelta con descaro, garra y sufrimiento. Esas que parecen atragantársele al principio al equipo rojillo para buscar la heroica al final.

En los últimos cinco años, los navarros han llegado al ecuador de la competición siendo el colista en dos ocasiones. En la 2008/2009, Osasuna era último con 13 puntos mientras que en la temporada pasada, la 12/13, también ocupaba el farolillo rojo con sólo 15 puntos. El rumbo de la presente campaña no era mucho más halagüeño. Mendilibar fue destituido en la jornada 3, dejando muchas dudas sobre la credibilidad real que habia depositado la directiva en su proyecto en junio tras la salvación.

Javi Gracia llegaba con el objetivo de levantar los ánimos cuanto antes, de que el efecto del nuevo entrenador diera sus frutos a corto plazo. Pero el navarro se propuso cambiar los cimientos del equipo. La solidez defensiva de la que presumía Osasuna había desaparecido. Siete goles en los tres primeros partidos daban cuenta de ello. El fortín del Sadar se había convertido en un negocio para los visitantes, que volvían con tres puntos en demasiadas ocasiones y sin el miedo que antes imponía el estadio rojillo. En las diez primeras jornadas de Liga, Osasuna sólo había arañado 4 puntos en casa, tres en la victoria ante el Elche y un meritorio empate a cero frente al Barcelona.

¿Ha cambiado Osasuna?

A priori, el equipo parece el mismo que el de años atrás. Sólo el Betis ha marcado menos goles (16) que los 17 del equipo pamplonés. El apartado goleador sigue en propiedad casi exclusiva de un sólo hombre. Hace dos temporadas era de Raúl García, el año pasado perteneció a Kike Sola y en la presente campaña es Oriol Riera quien ejerce ese rol. A pesar de haber jugado un partido más lejos de casa, el equipo suma más puntos en su feudo. De las seis victorias cosechadas, todas excepto el 3-1 frente al Rayo Vallecano, han sido por la mínima.

Osasuna ha conseguido 8 de los últimos 12 puntos posibles

Aparentemente los datos no dejan lugar a dudas y se puede afirmar con seguridad que Osasuna no ha cambiado. Pero no todo son números y si de algo se ha alimentado este equipo desde que volvió a Primera, allá por el año 2000, es de sensaciones. Sensaciones que transmiten algo distinto, como en la eliminatoria copera frente al Málaga en la que los jugadores levantaron un 3-0 en la ida y remataron en la vuelta. Sensaciones que dejan dos empates en casa ante Barcelona y Real Madrid y un gran encuentro en el Calderón a pesar de la derrota. Incluso la suerte ha cambiado. En la última jornada el Betis recibió un gol en el minuto 1, se marcó otro en propia puerta, falló un penalti y jugó con 10 desde la primera parte. Antes era a Osasuna al que le sucedían todos los infortunios. Ahora parece que algo ha cambiado. Quién sabe si es la suerte o la forma en la que ésta se busca. Desde luego, el aficionado rojillo confía en el camino ya marcado y por primera vez en los últimos años, marcado desde la primera vuelta.