Sobre Lionel Andrés Messi (24 de Junio de 1987, Rosario, Argentina) poco se puede decir que no se sepa ya. Sucesor legítimo al trono del fútbol, lo ha ganado casi todo. En el Barcelona ha liderado una generación de futbolistas irrepetible logrando todos los títulos a los que un equipo puede optar. En el plano individual es poseedor de los más prestigiosos galardones de este deporte, incluyendo 3 botas de oro y 4 balones de oro. El único pero en su expediente está en su papel con la selección argentina, con la que solo ha conseguido el oro olímpico

de Pekín 2006, que sabe a poco. Para completar el palmarés perfecto tendría que ganar para su país la copa América y la deseadísima copa mundial de la FIFA. En ello está.

Es el hombre de las estadísticas asombrosas que tiene por rutina destrozar records que se presumían inalcanzables, la mayoría relacionados con su mayor virtud, la facilidad para hacer gol. De todas las estadísticas, quizás la que mejor refleje la magnitud de su figura sea esa que dice que con tan solo 26 años, muy pronto pasará a ser el hombre con más goles en la historia de la Champions League(está a 4 goles del record de Raúl) y también de la Liga española (a 21 goles del sexagenario record de Telmo Zarra). Una auténtica barbaridad.

¿Es posible frenar a Leo Messi?

Es posible, pero también es terriblemente complicado. En realidad, la idea de secarle durante los 90 minutos es una utopía, lo realista es hacer lo imposible para reducir al máximo el número de ocasiones de gol que produzca la pulga, minimizando así los daños. El rosarino se mueve por todo el frente de ataque del Barcelona, buscando continuamente la posición que le permita recibir el balón con mayor comodidad, por lo que defenderle con éxito exige la máxima concentración no solo de la defensa, sino también del resto del equipo. Evitar que reciba a la espalda de los centrocampistas con espacio para conducir es vital, por lo que las coberturas y las ayudas serán más importantes que nunca.

El lado positivo es que parece que el argentino no atraviesa por su mejor momento, en el último año ha encadenado diferentes lesiones musculares que han mermado notablemente su rendimiento. Además, de un tiempo a esta parte, se habla más de sus problemas extradeportivos que de su fútbol. Hay demasiado ruido a su alrededor y seguramente esto le esté afectando.

Por los motivos que sea, da la impresión de que Leo ha perdido la capacidad de someter a sus rivales cuando le apetece, y que ya solo lo hace cuando puede. Parece que ya no se puede disfrazar de Maradona todos los días. Esto, aunque suene frívolo, es un problemón para un Barcelona que hace tiempo mutó en una suerte de ecosistema concebido para que Leo Messi brille por encima del mismo sol, sabedor de que la luz de sus goles oculta cualquier tipo de carencia grupal. Si el rosarino no está bien, el equipo lo nota, se lo empieza a cuestionar todo y entra en una fase de desconfianza que se traduce en un fútbol poco fluido, deshilvanado.

Hoy, el Barça pasa por esa fase de dudas y consigue generar menos veces por partido situaciones propicias para que el diez sea letal. Ya no dan tanto miedo, se ha demostrado que ellos también son humanos y esto da pie a que sus rivales fantaseen con la victoria. Hay motivos para la esperanza.

Estadísticas frente a Osasuna

Leo Messi se ha enfrentado en 16 ocasiones con el conjunto rojillo, marcando 16 goles y dando 5 asistencias, lo que equivale a un gol por cada partido disputado. Esta estadística se dispara cuando el choque se produce en el Camp Nou, donde ha logrado 11 de esos 16 goles. Como ejemplo, la última vez que el conjunto navarro visitó el feudo blaugrana el astro argentino anotó 4 tantos. Lo que está claro es que Osasuna es uno de sus rivales favoritos, ya que es el cuarto equipo al que más goles le ha hecho, solo por detrás del Atlético de Madrid (20 goles), Real Madrid (18 goles) y Sevilla (18 goles).

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