Hoy es un día triste. No solo por el descenso de uno de los clubes más importantes que hay, sino porque uno de los hombres más representativos de Osasuna colgará las botas para decir adiós a su historia como futbolista. Han pasado 17 años desde que un joven chaval de Huarte debutaba con el equipo de su tierra, de su alma.

Patxi Puñal es un hombre de club, de esos que lo sienten desde los primeros segundos de vida, que defiende sus colores a capa y espada. El capitán, es fiel reflejo de la filosofía de juego que tiene el equipo navarro: casta, garra, lucha y superación. No hay que darle nunca por muerto, ya que cuando peor piensas que está, es cuando saca sus armas de guerra. Es una de esas personas que se hace respetar por los contrarios y es idolatrado por su afición.

Con más de 500 partidos a su espalda, entre Liga, Copa y Champions, es el futbolista que más veces ha vestido la elástica rojilla, además de ser el tercer jugador con más partidos en esta Liga BBVA, solo por detrás de Iker Casillas (Real Madrid) y Xavi Hernández (Barcelona).

En todo este tiempo, Don Patxi, como muchos lo llaman, se ha codeado con los más grandes de la historia del fútbol, ha llorado de pena, pero más lo ha hecho de alegría. Tuvo la suerte de debutar con el primer equipo cuando éste ya había conseguido su último ascenso, y a posteriori, disfrutar de los hechos más gloriosos en los que Osasuna ha podido disputar: una final de copa en 2005, la previa de la Champions en 2006 y unas semifinales de UEFA en 2007.

Puñal es un hombre de largo recorrido, y ante ello ha tenido que prepararse a fondo. Es por eso que también se le conoce como un jugador “duro”, de esos que meten el pie hasta el fondo en todas las jugadas, como si fuera la última del encuentro, aunque el balón haya pasado. Esa manía suya, por defecto o virtud, ha hecho que sea el tercer jugador que más veces ha visto una tarjeta amarilla.

El capitán rojillo, sin duda alguna, es el jugador más querido de la plantilla. Tal es su sentimiento e implicación con el club, que cada vez toca el balón, el Sadar se viene abajo, estalla. No importa que su pase sea bueno o malo, que falle un penalti o sea expulsado por una entrada por detrás y a destiempo. Lo que importa es que se deje el alma por llevar a Osasuna a la victoria. “Jugará Puñal y diez más”, decía Lotina cuando era entrenador suyo. No era para menos. Su entrega bien merecía ser comparado con el esfuerzo de los otros diez jugadores juntos.

Su recuerdo permanecerá por los tiempos de los tiempos. Y quién sabe quién será su sucesor, el próximo hombre al que legue los valores que a él un día le legaron. Por ello, solo cabe darle las gracias porque ya se sabe que, no podrán parar a Patxi Puñal.