Expectación era la palabra más usada por los 12.320 espectadores que se dieron cita en El Sadar. Tras la derrota ante el Eibar y el triste empate a cero ante el Burladés, de Tercera División, la afición tenía ganas de que volviera la competición de verdad, la de los puntos en juego. El rival, el Barcelona B, invitaba a ser cauto ya que la juventud que atesora su plantilla podía ser un arma de doble filo. El desparpajo y la actitud ofensiva no iba a faltar, pero los errores en pases defensivos fueron una tónica a lo largo del partido.

Acoso y derribo

Desde el primer momento se vio que el feudo rojillo era el mejor puchero para cocinar la primera victoria de la temporada. Los ingredientes, el arreón inicial y la afición, no faltaron y pronto salió un olor digno de los mejores chefs del mundo. Nino, que después se iba a convertir en el hombre del partido, levantó a la afición de sus asientos para el primer minuto de juego. De ahí hasta el cuarto de hora Osasuna iba a optar por una táctica 'made in Tajonar' basada en el acoso y la intimidación al rival. El derribo lo protagonizó Nino tras rematar con la cabeza un gran centro de Oier desde la banda derecha y hacer inútil la estirada de Ortolá. El Sadar entraba en ebullición y la ilusión por el temprano regreso a la máxima categoría del fútbol español era un hecho. Fue un inicio soñado para todo seguidor rojillo a pesar de que Oier se tuvo que retirar lesionado, el club comunicó al final del partido que se había roto el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. En su lugar entró Echaide que, sin calentar, tenía la misión de tapar las tímidas incursiones del filial blaugrana.

En el ecuador de la primera parte pudo llegar el segundo gol de Osasuna. De las Cuevas se disfrazó de Messi para sortear rivales dentro del área, la jugada era perfecta para salir en todos los resúmenes, pero su latizago lo envió a córner el meta culé. Los de Eusebio Sacristán no despertaron hasta el borde del descanso fruto de un grave error rojillo. Asier Riesgo realizó un mal despeje que fue aprovechado por el ataque culé que a punto estuvo de poner las tablas en el marcador.

El paso por vestuarios sentó bien a los pupilos de Urban tras una primera parte que rozó la perfección. El joven Mikel Merino tuvo la oportunidad de estrenarse como goleador y firmar un debut perfecto pero su remate se marchó por encima de la meta defendida por Ortolá. Grimaldo, primer recambio de Eusebio, se echó al equipo a sus espaldas y enmudeció a El Sadar que llegó a temer por la renta.

Nino pone la puntilla

De las Cuevas lo intentó durante todo el partido.

De las Cuevas, muy participativo durante los 90 minutos, no quería dejar los deberes para última hora y un tiro suyo fue aprovechado por Nino para anotar el 2-0 pero el coleguiado señaló fuera de juego cuando El Sadar celebraba el gol. Una falsa alarma que, minutos después se haría realidad. Mientras los de Eusebio trataban de hacer su juego vistoso que se ve por la Masía, Osasuna desbarataba todas las ocasiones con una avanzadilla imperial formada por Merino y Loé y la línea defensiva capitaneada por Miguel Flaño.

El definitivo 2-0 fue de esos goles que gustan a los delanteros del área, de estar ahí en el momento preciso y tocar el balón lo justo para que, ante el desconcierto culé, batir a Ortolá. De ahí hasta el pitido final Urban se encargó de 'matar' el partido y movió el banquillo para inyectar la ilusión definitiva a la afición. Roberto Torres y Merino dejaron su puesto por Onwu y Kodro que, a pesar de disponer de escasos minutos, estuvieron peleones.

Con esta victoria Osasuna completaba su primera etapa hacia el soñado regreso a Primera. Todo el mundo es consciente en la ribera del río Sadar que no será un camino de rosas, pero el primer paso ya está dado. La próxima estación está marcada en rojo desde que se sorteó el calendario y es que les espera La Romareda el próximo sábado a las 19h.