Un domingo sin fútbol cabrea al personal, dos pone al aficionado de uñas. Para más inri, frente a Zaragoza y Alavés, quizá los dos partidos de mayor rivalidad para los rojillos en la presente temporada. Pero por fin el cielo daba una tregua. La nieve dejaba de caer y los jardineros preparaban el césped para la disputa del primero de los dos partidos aplazados. ¿Cuándo? Un martes, a las siete de la tarde. Mala hora. Muchos socios en plena jornada laboral, los niños con los deberes, etc. Para colmo algunos tenían muy reciente la infructuosa aventura vitoriana, pues hay que recordar que cerca de tres mil rojillos se desplazaron a la capital alavesa para volverse con las manos vacías —o, como mucho, una cogorza de campeonato—. El tema es que, aunque el ambiente parecía calmadito, la olla estaba a punto de reventar. Y reventó. Vamos si lo hizo.

El gol de Ruiz de Galarreta fue el catalizador de toda la mala leche contenida en Osasuna. Para empezar, la forma en la que se produjo pica. Un error de Loé protegiendo el balón de espaldas y con el esférico controlado en su propio campo. Un tío más largo que un día sin pan y con unos cuantos partidos a sus espaldas que durante unos segundos sufrió un apagón en la sala de máquinas. Después está el hecho de que el que se adelantaba no era un rival cualquiera, era el Zaragoza, archienemigo, rival incondicional, contrincante picajoso. La pataleta de Ranko Popovic, que aseguró que los jardineros de Osasuna no hicieron todo lo posible porque se jugara el partido hace diez días, añadía un motivo más a la pila de razones por las que llevarse los tres puntos; aunque la principal de todas ellas era clasificatoria. Perder era alejarse hasta los diez puntos de la zona de Playoff, todo un mundo.

El árbitro expulsó a Kibu y Sisi en el túnel de vestuarios

Y luego estaba José María Sánchez Martínez. El árbitro del encuentro, del comité murciano, recibió alguna que otra crítica por retrasar la decisión del aplazamiento hasta apenas 15 minutos antes del comienzo del partido, así que el recuerdo que el colegiado se llevó de su última visita a Pamplona no fue el más agradable. Pero todo marchaba con tranquilidad cuando Galarreta alojó la pelota al fondo de las mallas (minuto 42). No obstante, segundos más tarde, Nekounam vería una amarilla rigurosa y Nino recibía idéntico castigo nada más acercarse al colegiado para protestar la jugada. El asunto escocía, pero el partido debía continuar. Tres minutos restaban para el final de la primera parte y Osasuna se puso de inmediato manos a la obra para darle la vuelta al resultado. Pero su misión quedó bruscamente interrumpida. Puntual, Sánchez Martinez pitaba el final de los primeros 45 minutos en plena cabalgada de Sisi por banda. El manchego no se lo podía creer. Ni un segundo de añadido, ni un aviso del colegiado. Pero lo más chirriante todavía estaba por llegar.

Jan Urban, que fue expulsado frente al Barça B y sancionado con cuatro partidos por levantar los brazos y tirar una botella contra el suelo, había dejado al equipo en manos de su segundo, Kibu Vicuña. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando el técnico navarro no saltó al césped tras el descanso. El colegiado expulsaba al entrenador rojillo y dejaba a Osasuna descabezado para el resto del encuentro. Descabezado hasta tal punto que durante unos 20 minutos nadie en el banquillo local se atrevió a acercarse al área técnica. Finalmente fue Richard Sanzol, entrenador de porteros, quien "asumió" el mando. Y ni siquiera él se libro de ser apercibido por el árbitro del encuentro. Y es que cada decisión del colegiado en la segunda parte fue mirada con lupa por jugadores y graderío, logrando su minuto de mayor protagonismo a seis del final. Cabrera agarraba a Vujadinovic en el área pequeña cuando el balcánico se disponía a reventar la pelota. Ni el más mínimo pardeo. Y la guinda de nuevo recayó sobre el cuarto árbitro. Tan solo dos minutos de añadido para un partido que tuvo de todo. Como para guardar la mala baba estaban los parroquianos... Menos mal que casi ninguno se enteró de la expulsión de Sisi, ya en el túnel de vestuarios al término del encuentro.

Un Osasuna poco convincente

Cuando Galarreta y Borja Bastón se disponían a hacer el saque inicial, una pregunta rondaba la cabeza de los aficionados rojillos. ¿Cómo llegaría Osasuna tras el parón? La teoría de los días de descanso y la recuperación de efectivos está muy bien para un análisis rápido, pero lo cierto es que los navarros vieron frenada en seco su progresión por culpa de la nieve. Cuando mejor estaban los de Urban, la meteorología les obligó a mantenerse al margen, entrenar en campos ajenos y ver como sus rivales más directos se llenaban el buche de puntos mientras ellos, impotentes, lo veían por televisión. La distancia con la zona de Playoff se había incrementado hasta los siete puntos y los rojillos estaban obligados a ganar a sus vecinos de Zaragoza, que eran precisamente quienes ostentaban —y ostentan— esa última y suculenta plaza de ascenso indirecto.

Y Osasuna no defraudó (de inicio). Salió brioso, decidido, tomando la iniciativa y buscando ser el dueño del esférico. El Zaragoza se vio arrollado momentáneamente por los de Urban y su juego se basaba prácticamente el balones aéreos cortados por Vallejo y patadones en largo para quitarse la pelota de encima. Solo Galarreta intentaba mimar la bola en el cuadro blanquillo, pero sus intentos de crear peligro eran rápidamente desbaratados por la concentrada zaga rojilla. De hecho, ambos conjuntos salieron muy metidos en el partido. Aunque el conjunto maño era un clamor con la pelota en los pies, la presión y los balances defensivos de los de Popovic impedían a Osasuna pasar de la línea de tres cuartos. El duelo, aunque de control rojillo, estaba muy disputado.

El Zaragoza tuvo dos grandes ocasiones en el 17

Pero los visitantes necesitaban un empujoncito para despertar, para espabilar definitivamente y no solo atrás. A Miguel Flaño le entraron las dudas en un balón fácil y su amago de despeje se lo comió Santamaría dejando a Pedro un balón muerto en la derecha que acabó despejado en el interior del área por Nekounam. No hubo rematador y, por tanto, la cosa se quedó en un susto. No como las dos siguientes. Un minuto más tarde, el propio Pedro ponía un balón delicioso con el exterior para Borja Bastón y el delantero tenía la primera del encuentro. Bajada con el pecho dentro del área, improvisado amago de remate con un disparo al aire y posterior chut que sacó con el pie un Santamaría vendido. El balón a córner y en el saque de esquina, a por uvas. El meta rojillo se quedó a media salida y Cabrera a punto estuvo de abrir el marcador con su testarazo en el área pequeña (minuto 17).

Tras tres oportunidades blanquillas, Osasuna supo ponerle calma al encuentro. Retomó el control del esférico y buscó con cabeza la portería de Bono. Nino era la referencia y Torres le puso un balón al almeriense que, ratonero, consiguió chutar a duras penas en el primer palo para, por lo menos, meter algo de miedo a la zaga visitante. Su disparo pegó en un defensor y ni siquiera llegó a coger portería, pero seis minutos más tarde el pichichi rojillo lo volvía a intentar. Esta vez era Sisi quien le ponía un balón en el interior del área, casi idéntico al de la jugada anterior. Nino recibía de espaldas y su disparo a la media vuelta se encontraba con las manos de un bien colocado Bono.

Poco a poco Osasuna iba tomando temperatura. Un centro de Torres al que no llegaba Kodro por milímetros, un disparo de Loé en la frontal tras varios centros rechazados por la defensa, un envío de Sisi con el interior para el desmarque tardío de Merino e, incluso, una jugada individual de Torres en la que el canterano, una vez más, pecó de chupón. El color rojo comenzaba a teñir las estadísticas del encuentro. Los navarros parecían estar tomando las medidas de su rival para golpear con fuerza. Pero, como suele ocurrir en el mundo del fútbol, una jugada aislada cambió el partido.

De un error de Loé nació el 0-1 de Galarreta

Minuto 42, Loé protege con el cuerpo un balón en campo rojillo y la indecisión del camerunés acaba por condenar la posesión, que le era arrebatada por un jugador zaragocista. Y lo que hacen los maños cuando quieren sorprender es dársela a Pedro Sánchez. Ya en el minuto 28 una gran jugada suya —con caño incluido a Sisi— pudo acabar en gol de no ser porque su balón sobre Galarreta desde línea de fondo se marchó un poco fuerte, pero la ocasión sirvió al habilidoso extremo para calibrar su diestra. Retomamos: el balón cae sobre Pedro que amaga el disparo en carrera rompiendo a toda la defensa osasunista, y cuando su eslalon hacia el interior del área parecía tener en su disparo el final perfecto, dejada atrás para el propio Galarreta que solo tuvo que enviarla al palo corto mientras media plantilla osasunista caía vencida sobre el poste contrario. Minuto 42, 0-1.

Corazón, caos y nervios

Corazón: lo que puso Osasuna; caos: lo que se generó tras la expulsión de Kibu y la entrada de Cedrick; nervios: los que provocó Sánchez Martínez. Las amarillas a Nekounam y Nino, el brusco final de la primera parte, etc. Los rojillos retomaban el partido tras el descanso calentitos con el colegiado. Por si fuera poco, Indar Gorri daba por concluida su protesta y accedían al fondo sur entre pitos y aplausos tras 45 minutos fuera y sin sus enseñas tradicionales después de su decisión de no inscribirse como peña oficial en el libro de aficionados. El ambiente se caldeó por los cuatro costados del estadio y los jugadores rojillos se contagiaron de ese clima incierto y peligroso. Pues apenas había echado el balón a rodar de nuevo cuando el árbitro señalaba una falta de Mikel Merino por una presunta plancha que en realidad él mismo recibió. La grada, en principio dividida, se congregaba en comunión para clamar contra el colegiado, que no volvería a echarse el silbato a la boca sin el aliento juzgador de El Sadar.

Pero la situación que se había generado no era la mejor para apostar por la remontada. Osasuna se partía por medio y Borja Bastón evidenciaba el descontrol rojillo al hacerse con un balón solo delante de Santamaría que solo el larguero impidió que se tornara en el 0-2. Los primeros minutos del segundo tiempo hacían patente la significativa ausencia de un director de juego en el área técnica. Con todo el equipo volcado, las transiciones se convertían en especie en peligro de extinción y el Zaragoza comenzaba a dar la sensación de poder sentenciar el encuentro con más de media hora por delante. Y es que los cambios no ayudaron a mantener la cordura. Los técnicos, allá en alguna cabina lejana, apostaban por la velocidad y el frenetismo de Cedrick y José García en detrimento de Kodro y Loé. El centro del campo se quedaba cojo y los jugadores rojillos se amontonaban en ambas bandas dejando a Nino solo rompiéndose la cara con los defensores.

Osasuna fue el único equipo en el campo durante la segunda parte

Por suerte para los rojillos, los jugadores maños se amedrentaron con la reacción impulsiva de Osasuna que, durante toda la segunda parte fue dueño y señor de la pelota y buscó el empate con insistencia hasta el último segundo. Sin embargo, todo eran centros y más centros sin referencias arriba a quienes enviar el esférico. De hecho, prácticamente puede decirse que solo hubo un centro que llegó a su destino: fue en el minuto 68 y Nino —quien si no— cabeceó sin atino un buen balón de Cedrick desde el flanco diestro.

Y una y otra vez. El Zaragoza estaba embotellado, pero bien ordenado, lo que dificultaba las acciones de peligro de Osasuna. Con el paso de los minutos, las líneas se fueron adelantando y Richard Sanzol apremiaba a los centrales a incorporarse con asiduidad al ataque, hasta el punto de que Vujadinovic terminó como el hombre más adelantado de los navarros. El central serbio fue el protagonista de una de las acciones más polémicas del partido, pero antes tocaba el turbo de Nekounam. El iraní volvía al equipo tras la Copa de Asia levantando polvareda. Su rueda de prensa tras regresar a España fue lapidaria y ante los maños se esperaba que en el campo fuera tan incisivo como ante los micros. Pero nada de eso. El persa estuvo desaparecido, muy lejos de su nivel y solo chupó cámaras cuando, en el minuto 80, se pasó levantando la bota en una pugna de balón con Galarreta. Sin protestas, sin aspavientos, Neko abandonaba el terreno de juego casi sin mirar al colegiado. Él sabía que había visto la segunda amarilla, que se había equivocado y que debía ser expulsado.

Vujadinovic fue derribado en el área a seis minutos del final

Pero la cartulina, aunque merecida, subió unos grados más el termostato anímico de El Sadar. Y más cuando, cuatro minutos más tarde, Vujadinovic caía en el área pequeña tras hacerse con un balón franco para el golpeo en un córner embarullado. El defensor rojillo era agarrado por Cabrera de forma flagrante impidiendo el golpeo de la pelota. El futbolista balcánico y todo el estadio, además del cuerpo técnico, se comían al colegiado. Estaba claro que el árbitro se había convertido en el protagonista del partido y tres minutos más tarde entraba de nuevo en acción mostrando la segunda amarilla a Natxo Insa en una decisión rigurosa. Se igualaban las fuerzas en el apartado numérico, pero el marcador ya entraba en el tiempo de descuento. ¿El partido había acabado? Para nada.

Osasuna quería insistir, sabía que ya en la primera vuelta logró el empate en el último suspiro y la historia se podía repetir. Tenían tres minutos por delante para... ¿Tres? El colegiado se saltó esa regla no escrita de los tres minutos de añadido para reducir a dos el tiempo de prolongación, lo que terminó de mosquear a la familia rojilla. Tiempo que se cumplió escrupulosamente: ni un segundo más. Con el pitido final, los jugadores de Osasuna buscaron en el colegiado explicaciones a sus decisiones, pero este les recomendó marcharse al túnel de vestuarios, donde continuaría la polémica. El club rojillo confirmaba que Sisi era también expulsado una vez terminado el encuentro y el parón involuntario de Osasuna también decretaba el final pero, en este caso, de la racha rojilla. Una racha que llevó a los de Urban cerca de los puestos de Playoff y que hoy quedan a diez puntos de distancia.