Decía Jan Urban que este domingo estaría a las 9:30h en Tajonar, aunque no sabía si para despedirse o para entrenar. Y es que el partido ante Lugo se antojaba ultimátum para el técnico polaco y ni el resultado, ni el juego, ni la suerte le han acompañado. Hace algo más de dos meses que el bueno de Jan salvó su primer match point. Fue el 14 de diciembre, con una victoria ante el Valladolid en El Sadar que rompía una racha negativa de cinco partidos sin ganar y que iniciaba un ascenso meteórico que llevaría a los rojillos a permanecer hasta seis jornadas invicto. Pero el temporal, ese que obligó a suspender los duelos ante Zaragoza y Alavés, no ha sentado demasiado bien a sus hombres: con el de Lugo son cuatro los partidos en los que Osasuna se ha marchado de vacío; y no solo eso, la actitud y el juego de los navarros no es ni la sombra de aquel que desplegaron en las remontadas ante Mallorca, Real Betis y Las Palmas.

Urban, cargado de buenas intenciones, no ha sabido manejar una plantilla inestable que ha tocado fondo en el momento más delicado para la entidad. Los problemas institucionales han traspasado las paredes de los despachos y se han filtrado por el césped de El Sadar, que en lo que va de temporada ya ha visto siete veces perder a su equipo —tres en las últimas tres puestas de largo del feudo rojillo—. La nefasta dinámica en la que ha entrado todo el club obligaba a un golpe de efecto que trajera, especialmente al primer equipo, nuevas motivaciones y Urban, ya en rueda de prensa al término del encuentro, sabía que, como siempre en estos casos, la primera cabeza en caer es la del entrenador.

Urban antes de ser destituido: "Si yo molesto, adelante"

"Veo la situación complicada pero hemos salido de peores situaciones. Primero habrá que animar al equipo. Segundo, pronto recuperemos a Oier y a Loties. Y tercero, está el entrenador. Soy osasunista y hay que buscar soluciones entre todos. A los entrenadores nos evalúan los resultados. El vestuario está hundido. Quiero hablar con el equipo y con la directiva. Quiero saber su opinión. Quiero hablar con ellos y que sean sinceros. Si yo molesto, adelante. Las cosas tienes que ser claras. Cada vez queda menos”. Estas han sido las declaraciones de un Urban que sabía que antes de marcharse del estadio le tocaba pasar por el confesionario. Así, la Junta Directiva, una vez finalizado el partido ante el conjunto gallego, ha mantenido una reunión con el polaco y con el director deportivo, Petar Vasiljeviic. Aproximadamente una hora más tarde, Luis Sabalza, presidente de Osasuna, abandona el estadio dejando un mensaje a la prensa: esta misma noche habría un comunicado oficial.

La labor de Urban como entrenador del cuadro navarro parecía estar viviendo sus últimos minutos e, incluso, los posibles sucesores comenzaban a trascender, siendo Enrique Martín Monreal y José Manuel Mateo los principales candidatos. Finalmente, a las 20:55 del sábado el club confirmaba las sospechas del osasunismo en un comunicado a través de su página web: "Jan Urban ha sido destituido esta tarde como entrenador del CA Osasuna tras la derrota en el estadio de El Sadar ante el CD Lugo (0-2)". En el mismo, se hace alusión a la citada reunión sobre la que se dice que "una vez escuchados los argumentos deportivos y técnicos de ambos —Vasiljevic y el propio Urban—", la Junta Directiva determinaba destituir al polaco como entrenador del equipo profesional.

Mateo se hará cargo del equipo

Y cuando parecía que José Manuel Mateo, técnico de Osasuna Promesas, se encargaría de dirigir momentáneamente el entrenamiento matinal del domingo, el club confirmaba su ascenso al primer equipo para lo que resta de temporada. El excapitán rojillo regresó a Tajonar el pasado verano tras salir de Pamplona por diferencias con la directiva de Miguel Archanco. Le avalaban una trayectoria intachable en el juvenil y se hizo cargo del filial del Deportivo Alavés. En Vitoria demostró su buena mano y temperamento pues, con el equipo en una situación inmejorable, fue destituido por desobedecer una orden directa del director deportivo del conjunto vasco. Es ese carácter, ese sentimiento navarro y una carrera deportiva ligada casi íntegramente a Tajonar la que le permite hoy hacerse cargo de Osasuna.

Urban, un rojillo de corazón, deja su puesto a otro héroe de la historia del equipo. Uno de los hombres que, junto a Palacios, Cruchaga y compañía, sacaron a Osasuna de uno de los momentos más delicados en sus 95 años de vida. Hablamos del descenso de la temporada 1993/94, exactamente 20 años antes del fatídico 18 de mayo de 2014, aquel que mandó al conjunto navarro al abismo de Segunda. Fueron ellos, un puñado de canteranos con amor por una camiseta los que devolvieron al club, seis campañas después, a la máxima categoría del fútbol español. Él portaba el brazalete de capitán en aquel encuentro ante el Recreativo y él será hoy el que maneje el timón de un equipo en una situación similar a la que el propio Mateo vivió, vestido de corto, hace dos décadas.