Los ingredientes para cocinar un partido de infarto estaban sobre la mesa. El sábado tanto Racing de Santander como Sabadell habían ganado y apretaban la zona baja de la clasificación dejando a Osasuna penúltimo antes de recibir al Numancia. El domingo pudo acabar peor ya que el Barcelona B se adelantó pronto a pesar de terminar perdiendo y el Recreativo había parado un penalti a la Ponferradina, aunque también acabó derrotado. Ante este panorama, los rojillos podían dar un golpe sobre la mesa dejando el descenso a tres puntos y muy de cerca de Albacete, Mallorca y Tenerife con 38 unidades.

La grada estuvo volcada con el equipo desde el primer minuto, pero nadie contaba con un actor secundario que se convirtió en claro protagonista de la contienda. El colegiado Pizarro Gómez acabó con la paciencia de El Sadar y provocó uno de los mayores enfados que se recuerdan en el feudo rojillo. Osasuna salió agarrotado desde el primer minuto y el Numancia pronto se convirtió en el dueño del choque. Una falta lateral que realizó Cedrick no hubiera tenido ninguna consecuencia para cualquier árbitro, pero el madrileño amonestó al congoleño por protestar. La grada se echó encima entendiendo que el rasero lo había puesto demasiado bajo. Minutos más tarde el antiguo Reyno de Navarra iba a explotar.

Absurda expulsión

Con paciencia Osasuna logró controlar a las bestias numantinas y comenzaron a llegar las ocasiones. Cedrick dribló en banda izquierda y cayó dentro del área, pero no protestó el posible penalti. Para sorpresa mayúscula, Pizarro Gómez mostró la segunda cartulina amarilla al congoleño por simular la pena máxima, lo que dejaba a los navarros con diez a falta de 70 minutos para el final del partido. La grada explotó contra el colegiado madrileño y los peores fantasmas sobrevolaron El Sadar. A pesar del varapalo el cuadro de Mateo tiró de los valores que representan históricamente a los rojillos como el orgullo, la garra y la casta y pasaron a dominar el choque.

Pizarro Gómez se cargó el partido en una tarde nefasta del colegiado madrileño.

El Numancia monopolizó la posesión, pero Osasuna disfrutó de las mejores ocasiones

Jordan Lotiès, muy activo durante todo el partido, avisó al meta Munir tras cabecear una falta lateral botada por Roberto Torres. Los rojillos aprovecharon la ola a favor y Nekounam a punto estuvo de poner el 1-0, pero su disparo se marchó lamiendo el palo. El Numancia, a pesar de contar con superioridad numérica, se vio ahogado por la salida en tromba de Osasuna. A falta de diez minutos para el descanso iba a llegar otra jugada muy polémica que perjudicaría a los navarros. Vujadinovic prolongó un balón a la salida de un córner y Loé en boca de gol no falló ante Munir. El éxtasis de la grada se vio interrumpido al ver cómo anulaban el tanto por inexistente fuera de juego, ya que un defensa visitante habilitaba al camerunés.

El fútbol no entiende de justicia y del 1-0 se pasó al 0-1 en apenas cinco minutos. El cuadro de Anquela, que monopolizaba la posesión de balón pero sin crear ocasiones, trenzó una buena jugada por el flanco derecho. Entre Íñigo Pérez, Sergi Enrick y Natalio volvieron loca a la defensa rojilla y Vicente culminó la jugada superando por bajo a Riesgo.

Empate de raza

Si el inicio del choque había sido muy frío para Osasuna, el paso por vestuarios sirvió para recargar pilas y afrontar 45 minutos que podían ser cruciales en este tramo final de competición. Sisi se echó al equipo a sus espaldas y, con la lengua fuera por el tremendo esfuerzo, volvió loca a la zaga numantina. Oier fue el primer jugador que avisó a Munir con un disparo que se marchó por encima del larguero, pero fue Nino el que conseguiría poner la igualada. El de Vera se reencontró con el gol 77 días después de dar la victoria a los navarros en el Mini Estadi y lo celebró con efusividad tras rematar de primeras un gran centro de Sisi.

El cansancio pudo condenar a Osasuna que consiguió un valioso punto ante tanta adversidad

La grada se volcó con el equipo soñando con una victoria que se le resiste a los rojillos desde el 3 de enero. En aquella fecha De las Cuevas logró dar la vuelta al marcador, pero el futbolista alicantino ya no está en las filas de Osasuna. El cuadro de Mateo dejó la posesión al Numancia que abusó de pases verticales sin profundidad. Mientras tanto, los navarros se cerraban atrás con dos líneas de cuatro y salían a la contra con más corazón que cabeza. El depósito de gasolina se iba quedando vacío para los rojillos, pero espoleados por los vítores de la grada aún tuvieron varias ocasiones para conseguir una épica victoria. Nekounam, dos veces, y Raoul Loé probaron suerte pero sus disparos se marcharon lejos del marco de Munir. El cuadro de Anquela también estuvo cerca de la victoria pero la falta de puntería y una parada puntual de Riesgo privaron a los sorianos de llevarse los tres puntos de El Sadar. En el tiempo de descuento Vujadinovic cabeceó alto un buen centro y Cincinho remató cerca del larguero. Serían las dos últimas ocasiones antes del pitido final.

Los de Mateo lo intentaron a pesar de jugar gran parte del choque con un hombre menos.

Tras este sufrido empate, Osasuna suma once partidos sin conocer la victoria pero sale del descenso al tener un punto más que Racing de Santander, Recreativo de Huelva y Sabadell. Con 30 y cerrando la clasificación queda el Barcelona B. La próxima jornada los de Mateo visitan El Toralín para medirse a una Ponferradina que ya venció en El Sadar y acumula 49 puntos, los mismos que el Zaragoza que marca la última plaza de playoff de ascenso a Primera.