Y lo sabemos. Y ya está. Y por eso él está aquí. Él y no otro. No por ser un gran entrenador, ni motivador, ni conocedor de la categoría —que lo es—, sino por todo eso que ha dicho en la sala de prensa de El Sadar y que por momentos poco han tenido que ver con el mundo del balompié. "Toda mi puñetera vida he estado en esta casa. Osasuna es como un familiar y tenemos que trabajar para salvarlo. Debéis entender que Osasuna es un sentimiento muy profundo, es mi vida", ha declarado un emocionado e ilusionado Enrique Martín Monreal en su presentación como nuevo técnico del equipo rojillo hasta final de temporada.

Los pelos como escarpias. Y tiene potestad para hablar así. Futbolista con 305 partidos a sus espaldas como rojillo, más de 50 goles, técnico de la cantera, segundo entrenador de Pedro Mari Zabalza, miembro de la secretaría técnica, director de fútbol base y director deportivo de Osasuna. Una vida dedicada al equipo de Pamplona y que tras estampar su firma para los seis próximos partidos ha cogido un nuevo rumbo. Bueno, nuevo tampoco. Ha pasado por los banquillos de Leganés, Burgos, Terrassa, Xerez y Numancia, pero sobre todo ha dejado la huella de sus posaderas en el primer asiento del banco local de El Sadar en dos etapas, ambas, como ahora, ejerciendo de salvavidas rojillo.

Martín comienza su tercera etapa en el banquillo rojillo con muchas similitudes

Primero, tomando, a sus 37 años, el relevo de su mentor en la temporada 93/94, con el equipo a la deriva y 22 jornadas para el final de liga. Osasuna, con Ziober y Urban en la delantera, acabó cediendo ante los vaivenes de Primera División y descendiendo, tras vivir una época dorada desde finales de los ochenta, a la categoría de plata —os suena, ¿no?—. Segundo, en la temporada 96/97, con el conjunto navarro prácticamente sentenciado, a falta de cinco jornadas y sustituyendo en el cargo a Miguel Sola, que a su vez había sustituido en el cargo al propio Zabalza, que a su vez había sustituido en el cargo a Rafa Benítez. Esta os tiene que sonar por narices. Para empezar porque, por si no os habéis dado cuenta, tiene extrañas similitudes con la actual situación; y, sobre todo, porque en los últimos días los medios han recordado la hazaña de aquel curso como si de la conquista de un título se tratara: 'El milagro de Martín'.

"La afición está hasta las narices y lo sé"

Ese es otro de los motivos por los que está aquí. Para hacer recordar al socio herido, pisoteado y especialmente desmotivado que hay esperanza, que es posible y que él mismo ya lo consiguió una vez. "La afición está hasta las narices y lo sé. Pero saben que cuando todos vamos en bloque somos muy buenos. Se ha demostrado a lo largo de la historia. Lo que hace falta es que nosotros respondamos abajo", ha puntualizado. Pero Martín, que se convertirá este fin de semana en el primer entrenador que dirige a Osasuna en el siglo XX y XXI, una cosa ya dejó clara el martes cuando Diario de Navarra se ponía en contacto con él tras aparecer su nombre como la única opción en las quinielas: “Creo que la situación del equipo en 1997 era mucho peor que la de ahora”. Imagínense...

Pero de aquello hace casi 20 años; y desde la última vez que Martín se sentó en un banquillo profesional algo menos, pero no mucho menos. Fue un 5 de diciembre de 2005, en un Elche 4-1 Numancia, partido que le costó el puesto al frente del equipo soriano y del que hace algo más de nueve años. Pero no preocuparse, que no ha estado "en casa viendo la televisión". "He estado viendo fútbol y me he preparado. Estoy más formado que en 1997. Me voy a comunicar mejor y voy a exigir tanto o más, pero de otra manera", y se ha explicado: "Si ven que no me muevo tanto en el banquillo dirán que estoy viejecito o que no estoy motivado. Pero lo aclaro desde ahora: cuando salí de hacer coaching me prometí a mí mismo que antes o después iba a entrar para saber lo que era". Y aquí está.

Para el que ande un poco perdido con el término, Wikipedia lo aclara: Coaching es un método que consiste en acompañar, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir alguna meta o de desarrollar habilidades específicas. Una labor casi más psicológica que práctica, razón por la que la 'Bruja de Campanas' considera que se encuentra más que capacitada para sacar esta situación adelante: "Lo que hace falta ahora es que los futbolistas lleven su autoestima a donde creemos que debe estar. Puede que la autoestima esté baja, pero como conozco a la plantilla y sus logros puede que el tema sea solamente mental". Pero Martín es Martín, y continúa: "Aunque esto no implica que no haya que correr".

"He estado tanto tiempo en el barro que me siento bien en una situación así"

Pues el Campanas, a sus 59 años es, como alguno le ha llamado en Twitter, un mítico del futbol de los noventa. Un entrenador clásico, de los de sota, caballo y rey. "En esta división es básico mantener la portería a cero. Eso no significa que haya que meterse atrás, pero es muy importante la consistencia defensiva desde el portero hasta el primer delantero. Es probable que juegue con tres centrales y con dos puntas. Pero no solo de calidad vive el hombre. Hoy en día, si no eres intenso como el contrario, estás muerto", asegura Martín, tajante. Y lo dice un hombre con mucho fútbol a sus espaldas. "Mi vida es alucinante, me he llevado más cornadas que José Tomás. He estado tanto tiempo en el barro que me siento bien en una situación así", afirma. Por eso fue la primera opción en verano tras un comienzo tormentoso del periodo estival.

Martín es claro: "Si hoy acaba la liga, descendemos", pero también es de esas personas que prefiere ver el vaso medio lleno. "¿Y si nos quedamos? ¿Por qué vamos a bajar? —se cuestiona el técnico ante el pesimismo rojillo— Hay que pelear. Nos tenemos que poner las pilas. Estoy ilusionado y es un trayecto ilusionante. Estoy a gustito". Pero que su aparente relajación no lleve lugar a equívocos. Lo primero que ha hecho el técnico tras dar la rueda de prensa ha sido convocar a los jugadores en Tajonar en su día libre; y es que el navarro no se anda con chiquitas: "Tenemos que ganar estos cuatro primeros partidos. Y siempre nos quedarán dos por si acaso".

Sobre su efímero contrato —recordemos: seis partidos—, uno de los puntos que podría haber tirado por tierra la negociación, ha sido totalmente claro y sentimental: "Estoy hasta el 30 de junio. La junta ha hecho una proposición y yo estaba de acuerdo. No hemos tardado nada. No me lo he pensado. Si te lo piensas, igual no vienes. Vamos a desayunar hoy y ya pensaremos en lo que cenamos. El año que viene no existe". Y por más que se le buscaban las cosquillas, no ha cesado en su empeño de transmitir a todo el osasunismo su filosofía desde el minuto uno: "La situación tiene que ser complicada para que esté yo aquí sentado… Pero hay que ser optimistas y realistas. Hay que afrontar la realidad con ilusión, ganas y dedicación. Lo de ayer no vale absolutamente para nada. No existe ni el ayer ni el 30 de junio, sino el aquí y el ahora —y continúa— A partir de mañana, los jugadores no van a tener dudas. No me importa de dónde vengan. Lo que ha pasado, tanto lo bueno como lo malo, no vale para nada. Vamos a ver si pasamos unos buenos Sanfermines". Por todo ello, Martín ha vuelto a Osasuna.

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Sobre el autor
Asier Ganuza
Albacete y Murcia. Periodista. Redactor jefe y editor de la sección de Osasuna en VAVEL.com. Contacto: [email protected] // twitter.com/Asiertrece.