No estuvo, pero se notó. No estuvo, pero se le oyó. No estuvo, pero se sufrió. No estuvo, pero con su espíritu fue suficiente. La parroquia rojilla ansiaba con ver a Martín Monreal en la banda de El Sadar dejándose el alma como un seguidor más pero no pudo ser. El técnico navarro, que fue nombrado entrenador del primer equipo el pasado martes, no recibió el alta médica aunque mejora tras sufrir un síndrome coronario agudo. Seguro que desde su habitación ha seguido el desarrollo del partido y ha vibrado con los goles de Osasuna. Tras sumar la segunda victoria en casa, los rojillos salen del descenso antes de visitar el Nuevo Zorilla para enfrentarse al Valladolid.

Osasuna jugó con un 1-3-5-2 y tuvo más mordiente ofensiva

El cambio de sistema funcionó a oleadas ante un Mirandés en el que se pone el mono de trabajo hasta el míster. En Segunda la calidad y técnica se puede suplir con otras virtudes como garra, ímpetu o competitividad. Carlos Terrazas sabe sacar lo mejor de cada jugador y los burgaleses, en mitad de la clasificación y con nada en juego, no vinieron de vacaciones a Pamplona. Martín Monreal dejó de lado el típico 1-4-2-3-1 que era la bandera de Osasuna desde hacía mucho tiempo para apostar por un 1-3-5-2 al más puro estilo Girona de Pablo Machín. Con Asier Riesgo en portería, David García, Vujadinovic y Miguel Flaño fueron los tres centrales. Por delante, Oier y Javier Flaño en las bandas teniendo por el centro a Nekounam, Raoul Loé y Sisi. En punta dos delanteros, uno bajo y uno alto. Nino y Ansarifard que fueron los primeros en presionar la salida de balón del cuadro de Anduva.

El inicio soñado

Al igual que en el partido ante el Albacete, Osasuna salió a comerse al rival y pronto se dio el primer festín. Un gran centro de Javier Flaño, hoy participativo en tareas ofensivas, lo remató Nino para llevar el éxtasis a las gradas de El Sadar. El delantero almeriense sigue sumando goles en Segunda División y es pichichi destacado del equipo con 11 dianas. La réplica no tardó en llegar y los peores fantasmas se asomaron al feudo rojillo. Urko Vera, un quebradero de cabeza durante toda la tarde, avisó a Riesgo pero fue Pedro quien le obligó a lucirse tras un remate que pudo conllevar el empate.

El árbitro no vio un claro penalti de César Caneda, que desvió un disparo de Nino con la mano

Por miedo a perder el gran botín, los navarros dieron un paso atrás y el Mirandés se adueñó de la pelota pero sin crear grandes ocasiones. A la media hora de juego se produjo una jugada que pudo marcar el devenir del encuentro. Nino buscó la meta de Razak, pero su disparo golpeó en la mano abierta del defensa César Caneda. El árbitro, a escasos metros, no señaló el claro penalti ante la incredulidad de la parroquia rojilla. Esto enchufó a la grada que subió los decibelios y repercutió en el equipo. Antes del paso por vestuarios todavía Osasuna disfrutó de varias ocasiones para doblar la ventaja. David García, tras un córner, y el omnipresente Nino no estuvieron efectivos de cara a puerta. Tampoco Ansarifard que se encontró el balón muerto dentro del área, pero enseñó demasiado la trayectoria a Razak que se estiró para despejar a córner.

Bendito debut

El intenso bochorno que corría en Pamplona era un hándicap para dos equipos que habían hecho un despliegue de intensidad en la primera mitad. A pesar de ello, el Mirandés dio un paso al frente y durante gran parte del segundo acto maniató a Osasuna. Los visitantes monopolizaron la posesión de la pelota, mientras que los navarros se afanaban en despejar el peligro soñando con alguna contra para ‘matar’ el choque.

Urko Vera, el mejor del cuadro burgalés, desplegó todo su repertorio en busca del empate. Todos los centros y balones aéreos eran cabeceados por el ariete vasco haciendo inútil los saltos de David García y Vujadinovic. Hasta pudo marcar de una preciosa acrobacia pero su remate se fue lamiendo el poste de Asier Riesgo. La parroquia local se temía lo peor, ya que en una de las embestidas del Mirandés podría llegar el empate. Entonces llegó el debut de Pablo Hervías que entró en el minuto 65 por un peleón Ansarifard.

Pablo Hervias es eléctrico y tiene descaro

El extremo procedente de la Real Sociedad llegó el viernes a Pamplona para ocupar la ficha de Jordan Lotiès en las últimas seis jornadas del campeonato. El sábado entrenó por primera vez con el equipo en Tajonar y este domingo fue el primer recambio de Martín Monreal. Desde el primer momento se vio que al joven riojano no le quema la pelota en los pies, es eléctrico y tiene descaro. Su vitalidad contagió al resto de jugadores, pero las contras no acababan en buen puerto por imprecisiones o disparos desviados.

Con la mínima ventaja en el marcador se llegaba a los últimos diez minutos de partido y la ventaja parecía ser insuficiente. En un robo de balón, Raoul Loé realizó un gran pase por encima de la defensa para que Nino rematara solo ante Razak. Su disparo lo repelió el larguero pero fue a caer a los pies de Hervías que con un tremendo zapatazo perforó la meta visitante. Se había sufrido pero, por fin, parecía que la parroquia rojilla iba a disfrutar de la victoria sin mirar al reloj. Sureda Cuenca decretó el final y los tres puntos se quedaron en casa. Un fin de semana perfecto que le permite a Osasuna salir de los puestos de descenso tras las derrotas de Recreativo, BarçaB y Sabadell. Tan solo la victoria del Racing, que se coloca a un punto de los navarros, empaña una jornada en la que los resultados acompañaron.