“Termino los entrenamientos y quiero marcar, sino me iría a casa”. Esta afirmación no puede salir de la boca de cualquier futbolista. Para ello, tienes que ser un experimentado pistolero, haber dejado tu huella en decenas de estadios de fútbol y ser la peor pesadilla de los guardametas. Además de estos requisitos, que no están a la altura de cualquiera, hace falta llevar en el ADN ese instinto asesino que jornada tras jornada te hace derribar los infranqueables muros que construyen los rivales. Este es Juan Francisco Martínez Modesto, más conocido como ‘Nino’ en el mundo del fútbol.

Con más de 160 goles, Nino es el jugador que más tantos ha marcado en Segunda División

Un 10 de junio de 1980, hace 35 años, nació en Vera (Almería) un bebé menudo que llevaba bajo el brazo unas botas de fútbol. Seguro que una de las primeras palabras que pronunció fue “gol” y, desde entonces, no ha dejado de colar la pelotita en las redes. Donde más seguro se siente es en un terreno de juego y, la Segunda División, es su coto de caza privado. Actualmente es el jugador que más goles ha marcado en la categoría de plata (más de 160 dianas) y cada fin de semana trata de aumentar esos registros propios de cualquier extraterrestre.

La pólvora mojada

Como todo ilustre pistolero, Nino está pasando actualmente por un pequeño bache y todavía no ha visto puerta esta temporada. Aun así es un fijo en la delantera y ya acumula 355 minutos en las cuatro jornadas que lleva en marcha el campeonato. Este bajón no le preocupa al jugador: “Ahora estoy ayudando al equipo de otra manera, pero como delantero y como obsesivo del gol me gusta marcar”. De momento, no aporta goles pero nadie puede discutir su sacrificio, compromiso y trabajo diario.

La mejor respuesta a sus detractores está en las Instalaciones de Tajonar. Solo hace falta acudir a los campos de entrenamiento de Osasuna para presenciar el espectáculo que brinda el delantero en cada sesión. A sus 35 años todavía maldice cada ocasión errada en los partidillos y es el primero en poner las pilas a sus compañeros. Unos compañeros a los que casi dobla en edad, pero no en ilusión ni ganas. En una entrevista al diario Marca el año pasado, Nino apuntó que sigue ilusionado con el fútbol y, en el momento que se aburra, lo dejará porque no tiene necesidad de ir arrastrándose. Un ejemplo dentro y fuera de los terrenos de juego.