¿Sabéis de aquel chaval, amigo de tu colega, que se presenta en una quedada de tu cuadrilla como un niño de acogida? Por una serie de catastróficas desdichas, su trasero ha acabado sentado en una silla de vuestro bar y, salvo su apadrinado, nadie le conoce y, la mayoría, no recuerda su nombre. Por su parte, él procura mantener la sonrisa, reírse de las gracias de quienes ocupan aquella mesa y pasar con dignidad un trago que, por momentos, puede resultar incómodo.

Sin embargo, van pasando las horas. Los botellines vacíos forman dibujos sobre el tablero, la mesa está pegajosa y los ánimos más joviales cada minuto que pasa. También los de aquel chaval que, a falta de conversación, se ha dedicado a engullir quintos como un poseso. Lo cual no parece haberle venido del todo mal, porque, atrincherado tras su estado de embriaguez, poco a poco ha ido entrando en el juego. De hecho, ya se ha ganado a tu mejor amigo –también con severa melopea–, que se 'desorina' con cada comentario que regala. Y para cuando te das cuenta, tú también has caído en sus redes. Son las cinco, seis de la mañana –ni lo sabes– y estáis en todo lo vuestro con este chico al que nadie esperaba y que, sin embargo, está siendo el pilar que mantiene la noche.

Unai García ha sido titular en los seis partidos disputados hasta el momento

Esta historia cotidiana, sirve para ilustrar la situación de Unai García en este Osasuna lanzado. Sin hacer mucho ruido ni levantar polvareda, el joven canterano se ha hecho, desde el minuto uno, con un pues fijo en el eje de la zaga rojilla. La lacrimosa salida de Nikola Vujadinović obligó a la dirección deportiva a moverse rápido para encontrar un sustituto al central montenegrino, incluso antes de que esta se oficializara, resultando de todo esto el fichaje de Tano Bonnín, llamado a acompañar en la defensa al indiscutible David García y al cuestionado Miguel Flaño. No obstante, el mallorquín ha tenido que esperar hasta la lesión del capitán para poder entrar en juego. Y es que Unai, al que nadie esperaba, se ha convertido en uno de los más firmes sustentos de la sólida zaga navarra, habiendo partido de titular en los seis encuentros oficiales disputados hasta el momento, incluido el de Copa del Rey –con todo lo que ello conllevó...–.

Pero llegar hasta aquí –entrar en la cuadrilla y asentarse como un fijo– no ha sido fácil para él. El aficionado medio de Osasuna supo del central hace ya dos años, en un Real Madrid - Osasuna, con poco o nada en juego, que cerraba la temporada 2012/13 con los rojillos fuera de la zona de peligro. El conjunto merengue se llevó un duelo sin demasiada historia (4-2), pero que sirvió para ver a Oier por primera vez con el brazalete de capitán, para ver a Torres marcar su primer gol con los mayores, para ver a Ricardo por última vez defendiendo la portería navarra, y para ver el debut de Maikel Mesa, el gran valor de la cantera rojilla por aquel entonces. Y también el de Unai, pero, como siempre, sin hacer mucho ruido. Actuación discreta, la intensidad justa en un encuentro de pachanga, pero una foto para el recuerdo, en un encontronazo con Higuaín al que no dudo en poner en su sitio pese a la entidad del delantero internacional por Argentina.

Unai agarra del cuello a Higuaín en su debut con Osasuna. Fotografía: Getty Images.

Unai no jugó con el primer equipo en la temporada 2013/14

Unai, además de físico en tiempos de bajitos (182 centímetros), demostró carácter para una zaga que hacía ya algunas temporadas que se tambaleaba tras la retirada de Josetxo y César Cruchaga. Su notable labor en el Promesas e indiscutible titularidad con los de Ángel Miguel Merino primero y Javi Lerga después le convertían en un serio candidato para frecuentar las convocatorias de Javi Gracia durante la trágica temporada 2013/14, pero el técnico navarro se olvidó del de Esquiroz que, como el resto de chavales del filial, tuvo que asumir un descenso de categoría y el fútbol regional de Tercera.

Un largo año tuvo que esperar el central para recuperar su fe en el primer equipo, que vio la llegada de Jan Urban al banquillo como una bendición. El técnico polaco, ante el reducido número de fichas al que se enfrentaba el equipo rojillo y los problemas en defensa –a las bajas durante el mercado de verano había que sumar las tempraneras lesiones de Oier y Lotiès–, confió en dos canteranos para completar el eje de la zaga, el pivote reconvertido David García y el propio Unai. Sin embargo, la suerte no estuvo del lado del central en los tres partidos que disputó.

Disputó con Osasuna, y sin demasiada suerte, tres partidos el pasado curso

Su debut el pasado curso lo hizo en Copa del Rey ante el Alavés, en un partido que se fue a la prórroga con 0-0 y que acabó con Unai en el túnel de vestuarios antes de que el colegiado decretara el final del partido tras mostrarle en el minuto 110 su segunda cartulina amarilla. Cuatro minutos después, Sangalli hacía el 1-0 y, dos más tarde, Despotović sentenciaba la eliminatoria, a partido único. Mismo resultado (2-0) se produjo en el Alcorcón - Osasuna, coincidente con jornada de selecciones y, por tanto, con los rojillos plagados de bajas: Nekounam, Ansarifard, Cadamuro, Cedrick, Loé, los lesionados Oier y Lotiès, etc. Urban tuvo que hacer malabares para armar y mantener un once con el mínimo de siete profesionales y Unai fue una de las excepciones del Promesas. Pero si no había suficientes hándicaps para sacar un resultado positivo de Santo Domingo, al minuto y poco de comenzar el encuentro, Guichón le ganó la espalda al de Esquiroz y puso un centro raso al área pequeña para que David Rodríguez pusiera el 1-0. Y para cuando Osasuna parecía reponerse, el goleador toledano hacía su doblete y sentenciaba el partido. Su última aparición la temporada pasada fue pocas semanas después ante el Albacete. En el Carlos Belmonte, Unai demostró maneras, con alguna intervención de mérito en la primera parte e, incluso, firmando la mejor ocasión de gol de los rojillos antes del paso por vestuarios. Pero sus dudas en el primer gol y un nuevo 2-0 en contra al final de los 90 minutos marcaron su devenir el pasado curso.

Mientras que David tuvo una segunda oportunidad, el central navarro fue alejado de nuevo del primer equipo rojillo. El 28 de enero, Unai acudía a Tajonar para despedirse de sus compañeros y poner rumbo al Tudelano. Si bien se trataba de una cesión de apenas cinco meses acompañada de una renovación de su contrato, el jugador se marchó de las instalaciones rojillas con lágrimas en los ojos, quizá pensando que, una vez más, se había escapado su oportunidad de asentarse en Osasuna. Pero nada más lejos. Su paso por el conjunto ribero –mismo camino que ha seguido esta temporada Fernando Rubio– ha sido la catapulta que necesitaba para lograr su objetivo.

Su cesión media temporada al Tudelano ha sido la clave de su mejoría

La progresión del central, de la mano del técnico Mánix Mandiola, se hizo notar prácticamente desde su debut con el equipo blanquillo. Tardo 30 minutos –los 30 que jugó en el Salto del Caballo de Toledo en su primera convocatoria– en hacerse con la titularidad. Las lesiones de Jonathan, Lalaguna, Morgado y la repentina marcha de Hidalgo favorecieron el rápido ascenso del de Esquiroz, que respondió con creces ante el frenético reto que le imponía el preparador guipuzcoano, que alineó de inicio al canterano en los 15 partidos restantes para el final de liga.

La confianza del técnico y sentirse importante en el equipo fueron claves para que Unai solventara alguno de sus grandes lastres, principalmente la inseguridad frente al atacante o con el balón en los pies y la falta de concentración. Apenas mes y medio después, el central rojillo ya era el jefe de la zaga y un ídolo para el Ciudad, que elevó hasta los altares al joven rojillo tras su brillante actuación ante el líder, el Bilbao Athletic, al que el conjunto blanquillo derrotó con un testarazo del propio Unai.

El equipo de Mandiola terminó la temporada en quinta posición del Grupo II de Segunda División B, a tan solo dos puntos de los puestos de promoción, con una segunda vuelta más que notable protagonizada, entre otros, por su máximo goleador, el hoy rojillo Álex Sánchez –con 15 dianas–, y Unai García, un jugador completamente distinto al que se marchó de Pamplona cuatro meses atrás. A su vuelta a Tajonar, en junio, él lo tenía claro: "Sin la cesión en el Tudelano hoy no estaría aquí", dijo en rueda de prensa a principios del pasado mes de agosto.

Sin embargo, por aquel entonces, muy pocos contaban con Unai para formar en el eje de la zaga rojilla, solo un selecto grupo de iluminados encabezados por Enrique Martín Monreal. "Ha madurado mucho –aseguró el técnico rojillo sobre el central en su primera semana de entrenamientos–. Sabe que limando ciertas cosillas puede ser importante para Osasuna". Y, poco a poco, el rumor comenzó a correr entre pachanga y amistoso: "Bien Unai hoy, ¿eh? Serio". Esa es la palabra: serio.

A base de seriedad y concentración –quizá sus mayores defectos hace medio año–, Unai se hizo un hueco en el once inicial frente a la Llagostera, en la primera jornada de la presente temporada, y, como hizo en el Tudelano, de momento no lo ha soltado; ni siquiera con el cambio de sistema de Martín, que en los últimos partidos está pasando de jugar con tres centrales a volver a las bandas y defender la retaguardia con una pareja de zagueros.

Poco a poco, al que nadie esperaba, el invitado sorpresa, está encandilando al personal. Sin hacer mucho ruido, sin levantar polvareda, pero haciendo su trabajo con el carácter que demostró frente a Higuaín y con la firmeza que adquirió en el Ciudad de Tudela. Intensidad, seriedad y concentración. Tres cualidades que le han hecho cumplir su objetivo y que el pasado fin de semana sirvieron para hacer valer el gol de Nino cuando, nada más comenzar la segunda parte ante el Zaragoza, se lanzó con todo sobre la línea de cal para sacar, en boca de gol, un lanzamiento desde el área pequeña del japonés Aria Hasegawa, con Nauzet vendido y La Romareda cantando el tanto del jugador nipón. Y es que los tiempos han cambiado en Osasuna; y Unai, también.

Unai saca sobre la línea de gol el disparo de Aria. Fotografía: Diario de Noticias de Navarra.