Tras la victoria del Córdoba, Osasuna había pasado la noche de Halloween en segunda posición y el ático estaba ocupado ahora por los andaluces. En el día de “truco o trato”, los rojillos habían apalabrado una visita del cuadro de Oltra pero la parroquia navarra quería volver a recuperar su trono una semana más para seguir viendo al resto de rivales en los pisos inferiores. Las sorpresas del fin de semana no iban a ser caramelos ni regalos a los niños que tocaban los timbres como reza la tradición. La sorpresa iba a llegar con la alineación de Osasuna al dar entrada a dos jugadores con poco protagonismo en las primeras diez jornadas.

Adrián Cruz y Javi Martínez fueron titulares en Osasuna

De un vistazo rápido, la afición echaba de menos a jugadores como Olavide, Berenguer o Pucko y veía ojiplático la titularidad de Adrián Cruz y Javi Martínez. El centrocampista gallego puede ser muy bueno técnicamente o tener gran visión de juego, pero transmite muy poco a todo el que lo ve. Parece que sus prestaciones no son compatibles con la filosofía histórica de Osasuna y las hemoglobinas recorren su cuerpo con total parsimonia. En el descanso fue cambiado por Miguel Olavide que puso una marcha más en un Osasuna que había ido a ritmo de tractor en los primeros cuarenta y cinco minutos. Por su parte, Javi Martínez es un chico que todavía está sin madurar, pero puede ser una inversión de futuro y Martín quiso reconocer su trabajo constante y en la sombra con este premio. Cuando la bombona se quedó sin oxígeno fue sustituido por Pucko.

Los errores se pagan

En una tarde primaveral, El Sadar se vestía de gala para recibir a uno de los cocos de la categoría que no había empezado con buen pie la nueva temporada. De hecho, el Girona por pura mala suerte no es equipo de la Liga BBVA. Desde el primer minuto se vio que el cuadro de Pablo Machín tiene buen gusto por el fútbol y es una escuadra muy peligrosa en la parcela ofensiva con hombres de la talla de Felipe Sanchón y Mata. Atrás una línea defensiva caracterizada por la altura y corpulencia de sus centrales que habrán salido con dolor de cabeza del feudo rojillo tras tanto despeje.

El zapatazo de Alcaraz hizo inútil la estirada de Nauzet, que estaba algo adelantado.

Una pérdida de Adrián Cruz provocó el 0-1

Osasuna no era el mismo que en otras ocasiones y le costaba llegar al marco defendido por Isaac Becerra. Todos los ataques estaban comandados por Nino que hacía de recuperador, pasador y llegador. Sin hacer mucho ruido, el Girona se aproximaba al área navarra y, en una de ellas, Kiko Olivas casi adelanta al cuadro catalán con una cabezazo que se marchó desviado. En el ecuador de la primera mitad llegó la jugada que marcó el devenir del encuentro. Una pérdida de Adrián Cruz la aprovechó Alcaraz para mandar un zapatazo al fondo de las mallas ante un Nauzet algo adelantado. Por primera vez en Pamplona y, casi, en la temporada Osasuna se encontraba con algo desconocido: ir por detrás en el marcador.

Ante la espesura del juego y la poca claridad en ataque, los rojillos se encomendaban a la estrategia para buscar el empate antes del descanso. Pero no era la tarde y eso que Roberto Torres se hinchó a poner buenos centros desde la banda o córner, pero sin rematador. Los centímetros que había puesto Pablo Machín en su defensa cortaban todo lo que pasaba por el cielo de Pamplona. En los minutos finales aún tuvo el de Arre una ocasión magnífica, pero su lanzamiento de falta fue atajado por Isaac Becerra.

Olavide da vida

A Martín Monreal no le tembló la mano en el vestuario y retiró a un desacertado Adrián Cruz para dar entrada a Miguel Olavide. Con él, Osasuna ganó en posesión, visión de juego y otras muchas facetas que salen de las botas de una de las perlas de Tajonar. Los rojillos empezaban a generar ocasiones de peligro, pero fallaba la finalización. En una jugada de pizarra, Javier Flaño a punto estuvo de poner el empate a uno tras un córner botado raso al primer palo donde llegaba el lateral de Noáin.

Osasuna con Miguel Olavide mejoró sus prestaciones en la segunda mitad.

Martín se la jugó con los cambios en busca de un empate que nunca llegó

Martín Monreal quería dar con la tecla y en el tramo final dio entrada a Pucko y Berenguer por Javi Martínez y Tano. Osasuna se volcaba al ataque donde, de forma sorprendente, Oier era el delantero centro que acompañaba a Nino. La búsqueda del empate propició que el Girona casi sentencie el encuentro en varias ocasiones, pero había que arriesgar si se quería conseguir un punto. A cinco minutos del final, Álex Berenguer tuvo el premio en su cabeza pero el remate cayó manso en las manos de Isaac Becerra. Ya en el descuento hasta el guardameta Nauzet puso el morbo al subir a rematar un córner, pero sin fortuna.

Tras esta derrota, la primera de la temporada en El Sadar, Osasuna baja a la segunda posición con dos puntos menos que el Córdoba. Por detrás, el Zaragoza en plena escalada con 19 puntos. Para los de corazón caliente, los rojillos están en puestos de ascenso directo a Primera División. Para los de corazón frío, los rojillos están a diez puntos del descenso tras once jornadas disputadas.

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Sobre el autor
Borja Bernarte
Periodista (deportivo) en potencia. Cantera de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Deportes en Diario de Navarra.