Se puede tildar el juego de Osasuna de poco vistoso, aburrido, soso o, por el contrario, de efectivo, práctico, ajustado a la categoría donde compite. Al fin y al cabo son válidas todas las opiniones, como quien ve la botella medio llena o medio vacía. Lo que no permite discusión son los datos y, estos, avalan a Enrique Martín Monreal desde que aceptara el cargo de capitán de la nave rojilla a falta de seis jornadas para el final de la temporada 2014/2015. 20 partidos, 10 victorias, 5 empates y 5 derrotas con 27 goles a favor y 18 goles en contra. Se encontró un equipo hundido en lo deportivo y también en lo psicológico, pero no había tiempo para los lamentos. “Esto es una miniliga y hay que quedar primeros”, esta fue la motivadora carta de presentación del técnico de Campanas.

Enrique Martín Monreal deja imágenes curiosas como esta en cada jornada de liga. Carácter.

Cinco meses y medio después de la salvación en Sabadell, Osasuna es el flamante líder

No sé si el equipo quedo en esa ficticia posición o si ocupó plaza de Champions, lo cierto es que Osasuna salvó la categoría y la institución en el último segundo del partido de Sabadell con un cabezazo de Javier Flaño. Cinco meses y medio después su equipo, lleno de “niños”, es el flamante líder de la Segunda División con 26 puntos, dos más que el Córdoba, tres más que el Alavés y cuatro más que el trío formado por Ponferradina-Oviedo-Nástic. Aquellos que quedaron escaldados el curso pasado y prefieren mirar a la zona caliente de la clasificación, se sorprenderán al saber que los rojillos tienen 11 puntos de colchón sobre el descenso.

Del oscuro sótano...

Tras la debacle en Girona, donde el Osasuna de José Manuel Mateo perdió 3-0 dando una pobre imagen, la directiva tomó la decisión de anunciar su destitución. Era el segundo entrenador cesado en una plantilla recién descendida de la liga de las estrellas y que, por el mes de abril, todavía no había tomado el pulso a la competición. Entonces llegó el turno de Enrique Martín Monreal que debía rememorar su actuación pasada y volver a salvar al equipo de un descenso cantado. Esta vez, bajar a Segunda División B suponía casi la desaparición de un equipo inmerso en escándalos de amaños que todavía persisten a orillas del río El Sadar.

Victoria ante el Mirandés, empate en Valladolid y derrota ante la UD Las Palmas en el estreno de Martín Monreal

Desde el primer momento se vio la mano del técnico de Campanas tanto en los entrenamientos como en los partidos. Tal fue su implicación que a escasos días de su primera sesión en Tajonar, fue ingresado por un problema cardiovascular. Allí, en la Clínica San Miguel, vio por televisión el primer triunfo de los suyos ante el Mirandés (2-0). El siguiente choque era en Valladolid, ante uno de los cocos de la categoría que peleaba por conseguir el ascenso y estar tan solo una temporada en Segunda. Osasuna consiguió un buen punto antes de recibir en El Sadar a otro de los equipos punteros: la Unión Deportiva Las Palmas. En la jornada intersemanal, los rojillos no pudieron contra el cuadro insular que venció 1-2.

Osasuna desplazó a más de 3.000 aficionados en la agónica salvación de Sabadell.

En la antepenúltima jornada esperaba un Leganés en el estadio de Butarque y ya sin nada por lo que pelear. A priori, un partido donde Osasuna debía dar un golpe sobre la mesa y regresar a Pamplona con tres puntos de oro. No fueron tres, sino uno, a pesar de que los navarros fueron todo el choque por delante. Este resultado se convirtió en el primer “match ball” en contra: una derrota ante el Recreativo de Huelva y la victoria del Racing de Santander mandaba a los rojillos directamente Segunda División B. Los astros se alinearon para que, finalmente, pasara lo contrario y El Sadar vibró con el 2-0 ante los andaluces. Un resultado que supo a gloria tras conocer la estrepitosa derrota cántabra ante la Ponferradina. Toda la temporada remando con el viento en contra y un mísero empate en la Nova Creu Alta ante un Sabadell ya descendido certificaría la permanencia y la supervivencia de Osasuna. El partido, cómo no, fue el fiel reflejo del año pero la suerte cayó del lado navarro en el tiempo de descuento (2-2).

... al soleado ático

Tras la agónica salvación el club quiso, a regañadientes, darle la oportunidad a Enrique Martín Monreal de coger las riendas del equipo desde la pretemporada. El técnico tenía la ilusión de quitarse esa etiqueta de “salvador” y demostrar al mundo que se había reciclado y era muy válido para ser entrenador desde la primera jornada. De momento, el reto se lo ha tomado muy en serio y, tras 14 jornadas, Osasuna es líder en solitario tras ocho victorias, dos empates y cuatro derrotas. El Sadar vuelve a ser un feudo casi inexpugnable donde tan solo el Córdoba logró llevarse un punto y, el Girona, los tres. El resto de escuadras que han viajado a Pamplona se han ido de vacío ya sea por la mínima o goleados como el Lugo.

Osasuna mejora lejos de El Sadar y rentabiliza sus goles

Otro de los motivos por los que Osasuna es primero reside en las buenas prestaciones que ofrece lejos del cobijo de su estadio. Si la pasada temporada, en 42 jornadas, logró dos victorias como visitante (UD Las Palmas y Barça B) en este curso ya ha conquistado feudos como Palamós, La Romareda o el José Zorrilla de Valladolid. Los sabios del lugar también dicen que el entramado defensivo que ha construido el técnico de Campanas es otra de las claves. En 14 encuentros, los rojillos han encajado 12 tantos y han dejado la portería a cero en la mitad de los compromisos (7).

20 partidos con Osasuna donde los rojillos han conseguido 10 victorias, 5 empates y 5 derrotas.

En la parcela ofensiva, tampoco es que se haya abierto el tarro de los goles pero los 18 que ha anotado los ha rentabilizado al máximo. De hecho, a excepción de contra Córdoba, Alavés o Girona, los navarros han anotado en el resto de choques. Esto también se traslada a los partidos lejos de El Sadar donde solo tuvieron la pólvora mojada en Mendizorroza. Se ha disputado un tercio de campeonato y esta categoría es la reina de las sorpresas, pero Enrique Martín Monreal sabe cuál es el camino idóneo y, de momento, está trasladando el mensaje a su plantilla.