Se acaba ya el periodo de traspasos y los equipos que tienen tareas pendientes o que han sufrido bajas de última hora se apresuran a cerrar las plantillas antes de que se de el fatídico toque de queda. Entre ellos, Osasuna, que ha logrado cerrar dos incorporaciones en forma de cesión.

La primera de ellas es la llegada de Riviére, atacante francés ligado al Newcastle de Benítez, que no ha contado con demasiadas oportunidades en la Premier inglesa, habiendo disputado únicamente 31 partidos en las dos temporadas que ha permanecido en tierras británicas, en los que ha llegado a anotar cuatro goles y repartir dos asistencias.

Le cesión del francés, que acumula también varias temporadas de experiencia en la Ligue 1 tras militar en Saint Ettiene, Toulouse y Mónaco, busca redimirse de una lesión que lo mantuvo apartado de la titularidad y no le permitió de disfrutar de su octava temporada como futbolista profesional, y a sus veintiséis años, afronta ahora el reto de contribuir a la permanencia de Osasuna.

Otro que también afrontará este reto mediante una cesión es Didier Digard, centrocampista llegado desde tierras andaluzas, en concreto, del Real Betis. En un principio, se creía que iba a rescindir su contrato para más tarde comprometerse con la entidad navarra, no obstante, esta posibilidad acabó por descartarse y todo se resolvió mediante la vía más diplomática, acordándose el préstamo del mediocampista al club de El Sadar.

Didier llegó como agente libre al club verdiblanco la pasada temporada, pero una mala racha de lesiones lo dejó apartado del once inicial, al igual que a Riviere, y viene en busca de minutos para demostrar que tiene el nivel necesario para jugar en la élite. La ficha del jugador quedará repartida entre ambos conjuntos, y con ello, el Betis podrá contar con algo más de margen salarial para incorporar a ese central que buscan a contrarreloj.