La Ponferradina certificó en el día de ayer la peor de las pesadillas posibles, la que nadie quería ver, las sombras negras que cualquier aficionado no quería ni imaginar y que le quitaba el sueño, y que desde en enero se cernieron sobre este equipo, terminó por hacerse realidad y sumir en un profundo golpe a una afición y un club que aun no dan crédito a lo ocurrido. La Ponferradina es de nuevo equipo de Segunda División B. Como un estertor de muerte, el descenso sobrevoló a la Ponferradina durante prácticamente toda la segunda vuelta. La nefasta racha de resultados que comenzó el 12 de diciembre tras caer derrotados por 3-1 con el Lugo, sumió a la Ponferradina en una desastrosa racha de 11 partidos sin ganar que hizo que los bercianos pasaran de acariciar el ascenso directo ocupando la 4º posición, a verse muy cerca del descenso.

Una segunda vuelta de descenso

Además de una traumática eliminación en Copa del Rey ante el Eibar, al que tras viajar con un contundente 3-0 a favor y la eliminatoria prácticamente encarrilada, se terminó por perder de manera increíble en el partido de vuelta por 4-0 y acabar quedando eliminados. Lo que parecía un cuento infantil con un nudo de tensión y miedo pasajero, se acabo tornando en la peor pesadilla posible, de una casi inmaculada racha de dos meses sin perder, a más de tres sin ganar, de soñar con el cielo de Primera división, a terminar hundiéndose en el infierno de la Segunda B. La suerte, que durante estos cuatro años pareció acompañar a los bercianos durante la mayor parte de su travesía, abandono a una Deportiva, que sin rumbo, sin goles, y con resultados paupérrimos lejos de el Toralín, poco a poco se fue hundiendo para acabar muriendo, tragado por una categoría que le dio todo, y ahora ve como se aleja en la mejor de las suertes durante al menos un año.

El partido de ayer tuvo tintes de lo que fueron estos largos cinco meses de travesía por el oasis de la segunda, victorias agónicas, puntos sufridos, y vaivenes que mantenían al equipo en la pomada, pero sin encontrar ni un fútbol, ni unos resultados que hicieran presagiar un golpe de timón que terminara con el sufrimiento. Poco a poco la Ponferradina se vio cada vez más cerca de las posiciones de descenso, para acabar cayendo a falta de mes y medio. El equipo supo salir, y hace apenas semana y media, un gol de Aguza en el 94, parecía iluminar el camino de la salvación. El gol de Raillo en Tenerife dejaba las espaldas en alto, 90 minutos y en casa para logar una victoria que dejara al equipo en segunda.

Pero el rival invitado a la fiesta no era ni el más bonito, ni el más tranquilo, el Girona que al revés de los bercianos, tras una primera vuelta desastrosa, se rearmo de una manera impresionante para acabar colándose en posiciones de Play Off y luchar por el ascenso. Los gerundenses llegaron al Toralín obligados como su rival al menos para puntuar para poder soñar con la primera división, por su parte los locales solo les valía la victoria para depender de ellos, cualquier otro resultado les obligaba a tirar de transistores y esperar el milagro desde Valladolid y Córdoba, un milagro que nunca se espero, ni tampoco llegó. La Deportiva acabo por sufrir una derrota que le condeno de nuevo al limbo de la segunda B.

El Toralín fue una caldera, pero acabo llorando un amargo descenso

Lo que respecta al partido, la Deportiva salió al campo conocedora de lo que se jugaba y lo que tenía a favor. Las más de 8000 almas que llenaron el Toralín convirtieron el feudo berciano en una caldera como las de antes, durante 90 minutos la afición no dejo de creer y animar a su equipo. Los dos equipos salieron espoleados por el ambiente pero guardando atrás sus armas sabiendo que el más mínimo fallo podría suponer la condena definitiva. Las ocasiones empezaron sucediéndose y en el minuto tres a la salida de un córner un nuevo fallo de Santamaría provoco un disparo de Cristian Herrera que Camille tuvo que sacar sobre la línea. La Deportiva no se amilanó y aviso a continuación tras otro córner con una doble ocasión, primera un remate de Andy que se estrelló en el larguero y posteriormente, el rebote tras ser peinado por el propio Andy, termino siendo rematado por Djordjevic obligando a Isaac Becerrá a sacar la mano y despejar a córner.

A partir de ahí el partido se calmó y durante la primera parte las ocasiones brillaron por su ausencia, tanto bercianos como gerundenses dieron por bueno el empate al descanso, a pesar de que este empate si le servía al Girona pero no a la Deportiva que veía como Mallorca y Almería hacían sus deberes. Tras el descanso comenzaron los problemas para los blanquiazules, que ya en el minuto 55 tenían que hacer el primer cambio obligado por lesión de Basha, entrando Jony en su lugar. El partido empezó a romperse, con los dos equipos empezando a acuciar los nervios, especialmente los locales que necesitaban un gol para salvarse. El Girona cada vez más cómodo aguantaba las escasas embestidas del rival y aunque sin crear excesivo peligro, si controlaba el balón con facilidad. 

Adios a Segunda A

Los minutos pasaban y la losa del descenso empezaba a ser cada vez más grande sobre la cabeza de una Deportiva que quemaba las naves sacando a Hume por Luka y a Caiado por Andy. Acorán intentaba por banda desequilibrar a un Girona que llegó bien plantado a Toralín y supo contrarrestar en todo momento las escasas armas bercianas. El partido moría, y con las fuerzas mermadas y los resultados contrarios que no ayudaban, la Ponferradina empezaba a ser consciente de la realidad, y poco a poco empezó perder la esperanza y a ver escapar la luz. Una luz que terminó por desaparecer y sumir al moribundo, en un triste final. Tras un balón robado a Camille en campo contrario, Mata iba a avanzar solo en banda para poner un centro raso perfecto para que Cristian Herrera se plantara solo ante Santamaría y batiera al guardameta local. Corría el minuto 86 y la Deportiva decía adiós a la segunda.

Los minutos que terminaron sirvieron para que el Toralín con lágrimas en los ojos pudiera despedir a sus jugadores con algún aplauso, y despedirse de la categoría tras cuatro años de alegrías. La Deportiva finaliza un nuevo ciclo en segunda, más largo que los anteriores y con mejores resultados, pero que acaban por devolver a los bercianos al infierno de la B, el año que viene la Deportiva volverá a la categoría de bronce como uno de los cocos con el único objetivo de volver cuanto antes a 2ºA. Pero tras el duro golpe, especialmente para la afición, estas semanas serán un peregrinar sin rumbo ni consciencia. Pero como tantas veces este equipo buscará levantarse, y solo lo hará, si tiene a su lado a la afición, esa que en las buenas siempre está, pero en las malas nunca ha dejado sola a su equipo. Un año en el infierno del que solo saldrán si ambos van de la mano.