El Racing de Santander se dejó empatar un partido que en el descanso tenía totalmente encarrilado en el marcador. El Leganés dominó el encuentro pero el Racing logró ponerse por delante. Tras el descanso, el conjunto local empató por medio de Diamanka y el resto del encuentro fue un asedio constante a la portería de Mario. Cuando el partido agonizaba, una acción desafortunada de Andreu dejaba con uno menos a los verdiblancos, algo que dio alas a los locales que lograron empatar en el último suspiro. Aun así, consiguió su primer punto de la temporada. 

Poco fútbol pero rentabilidad ofensiva

El Racing de Santander, con la vuelta de Koné al once inicial, salió a conseguir algo positivo en Madrid, pero se encontró con una situación muy adversa. Y es que el Leganés, con un buen juego combinativo, encerraba al conjunto cántabro en su área. Con una defensa muy blanda, el ataque pepinero creaba numerosas ocasiones de peligro que, bien el desacierto o bien Mario, impedían que se transformaran en gol. El Leganés atacaba constantemente pues el centro del campo era totalmente blanquiazul. Las bandas apretaban y los laterales verdiblancos sufrían en exceso. El nerviosismo y el mal juego visitante quedó patente en un error de Samuel, impropio de un jugador profesional, que dejaba el cuero en bandeja a Borja Lázaro para el uno contra uno pero Mario, con una sensacional parada, repelía el disparo. A pesar de esto, fue el Racing quien se iba a adelantar en el marcador.

Nadie lo esperaba, pues los verdiblancos estaban siendo dominados totalmente por el juego local. No salía nada y el conjunto cántabro estaba encerrado sin apenas salir de su campo. Pero a la media hora de juego, el Racing salió de su letargo y mejoró su juego. Avisó con una volea de Álvaro García, que la pegó alto según le vino. Minutos depués, una gran jugada de Koné por la izquierda acababa en un buen pase atrás que Francis no acertaba a rematar. Quien sí lo hizo fue Concha, que recogió el cuero, dentro del área, y remató a bocajarro para hacer el primero del partido. Alegría absoluta entre aficionados y jugadores que no podían creer como, con tan poco fútbol, iban por delante en el luminoso.

Sacaba de centro el Leganés, enrabietado, pero Koné y Granero estaban listos para robar y montar la contra. A unos siete metros de la frontal y con el portero algo adelantado, Koné intentó lo imposible y buscó la escuadra de la portería de Queco Piña. El esférico se coló por la cruceta, imparable para un guardameta mal colocado. El segundo verdiblanco. No se podía sacar mayor rentabilidad a un juego tan pobre como el mostrado hoy por el Racing.

El Leganés asedia

Esos dos goles fueron demasiada sangría para un Leganés que dominó el juego en la primera parte, pero no en el marcador. Por eso, tras el descanso, el equipo local empezó a achuchar a los santanderinos con la entrada de Diamanka, que aportó mayor empaque y potencia a la medular, y de Carlos Álvarez, con el gol en la sangre. Esa circunstancia tuvo su premio con el 1-2 al poco de la reanudación. Gran jugada por la banda de Peña, que puso el balón atrás para que Diamanka, con un gran remate, potente y colocado, batiera a Mario Fernández, que poco pudo hacer ante un cuero que se fue a la escuadra contraria.

Tras recortar distancias, los locales no pararon de atacar la portería visitante pero tampoco concretaban en grandes ocasiones de gol. La mejor, un remate a la salida de una falta que Mario desviaba a córner. No obstante, la acción quedó anulada por fuera de juego. Más allá de remates altos o fáciles para un seguro Mario, el Leganés se dejaba ir en los últimos minutos con un Racing empeñado en aguantar el resultado. Cuando el partido parecía que iba terminar con 1-2, llegó la acción definitiva. Posesión para el Leganés y Andreu se vio incluido en una pequeña tangana que acabó con el catalán expulsado por agresión. Una roja muy rigurosa pues el racinguista apenas roza al jugador local que tiró de escuela para favorecer a los suyos.

¿Expulsión decisiva?

Esto cambió el partido ya que los locales, que parecía resignados tras todo el partido atacando, se vinieron arriba. Vieron la posibilidad de empatar en el último minuto y así lo hicieron. Balón al área y el remate de Eizmendi se iba al palo. En el rechace, y tras algún que otro rebote en el área chica, Álvaro García remataba a la red con Mario prácticamente batido. Alegría desmesurada en Butarque y decepción máxima entre jugadores y aficionados verdiblancos. Quizás el resultado era injusto, por juego y ocasiones, pero perder tres puntos en el último minuto hace mucho daño. El Leganés tuvo otra ocasión para llevarse los tres puntos pero el encuentro acabó así. Un punto que no deja contentos ni a unos ni a otros pues de poco sirve. Los otros pierden la posibilidad de dejar muy tocado a un rival directo, a pesar de haber sido muy superiores, y los otros que ven como se les escapan dos puntos en el último minuto.

El Racing está jugando con fuego. Cuando juega bien, no gana. Y cuando tiene el partido ganado se deja remontar, cosa que ya sucedía la semana pasada frente a la UD Las Palmas. El conjunto cántabro se coloca en la vigesimoprimera posición con un punto mientras que el Leganés se mantiene en la zona media de la tabla.

Puntuaciones del Racing ante el Leganés