Cuando corren malos tiempos, que mejor manera para esbozar una sonrisa que abrir el baúl de los recuerdos y evocar cualquier tiempo pasado que, en el caso del Racing, siempre fue mejor. Este sábado, el FC Barcelona B se mide a domicilio al Racing de Santander, en el partido correspondiente a la octava jornada de Segunda División y en un estadio en el que, aunque muchos de los filiales blaugranas no lo sepan por ni siquiera haber nacido, el mejor Barça de la historia sucumbió 5-0.

Probablemente, ninguno de los presentes aquel 11 de febrero de 1995 en El Sardinero auguraba semejante resultado. El FC Barcelona, dirigido por Johan Cruyff, había encandilado a Europa en los cinco años anteriores. Campeón de las últimas cuatro ligas, el conjunto blaugrana había conseguido en 1992 alzarse con la primera Copa de Europa de su historia, confirmando su excelente momento y aséntandose como el mejor equipo del mundo.

El Barça festeja sobre el césped de Wembley su primera Champions. Foto: Mundo Deportivo

El Barça venía de ganar cuatro ligas y una Champions

No obstante, la escuadra catalana comenzaba a sembrar ya algunas dudas a comienzos de la temporada en la que se produjo el acontecimiento a comentar hoy. Los de Johan Cruyff empezaron la campaña perdiendo en Gijón y permaneciendo fuera de puestos europeos durante las primeras jornadas. No obstante, el Dream Team supo rehacerse y asentarse en los puestos europeos durante el segundo cuarto de campeonato.

Tres días antes, el conjunto blaugrana había perdido 1-4 en Copa

Tres días antes de la histórica noche, el Barcelona sufrió un duro batacazo en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. El conjunto condal cayó por 1-4 ante el Atlético de Madrid, sellando prácticamente su eliminación copera. Esto le costó ser señalado por la afición y los medios de comunicación, que ejercieron una fuerte presión para los partidos posteriores. La victoria atlética fue, sin lugar a dudas, un preludio del final de uno de los equipos más gloriosos de la historia.

A pesar de las críticas y el evidente bajón de juego con respecto a temporadas pasadas, el Barça llegaba a la vigésimoprimera jornada en una digna tercera posición, con serias opciones de ganar la liga. Por su parte, el Racing de Santander ocupaba el antepenúltimo puesto, el cual, de haber acabado así, le hubiese obligado a disputar la ya extinta en Primera promoción por la permanencia. A pesar de ser un claro David contra Goliat, el cuadro de Vicente Miera tenía fe en vencer y salir del atolladero.

Esteban Torre hizo el primero al filo del descanso

Los cántabros se la jugaban, incluso más que su entrenador -al que una derrota le podría haber costado el puesto-, ante el peor rival posible. Tras una larga semana, llegó el día del partido. A las 21:00h, cuando Antonio Jesús López Nieto señaló el inicio del encuentro, ya no cabía un alma en el graderío de El Sardinero. Entrando ya en el partido en sí, quizá el punto de inflexión del mismo fue el psicológico gol anotado por Esteban Torre al filo del descanso.

Y es que, tras una primera parte igualada en la que el Barça pudo perfectamente adelantarse en el electrónico, fue el conjunto verdiblanco quien golpeó primero en el minuto 44. Tras una larga y trenzada jugada de los de Vicente Miera, Rádchenko metió un excelente pase entre líneas para Esteban Torre, quien no se puso nervioso a la hora de definir y anotó, no sin antes tocar en la madera, el primer gol de la noche. Con el 1-0 se llegó al intermedio.

El Racing salió enchufado en la segunda parte

Daba la sensación que, si el Barça continuaba jugando como lo había hecho durante los primeros cuarenta y cinco minutos, daría la vuelta al electrónico sin problemas. No obstante, la segunda parte fue otro cantar. El Racing, lejos de encerrarse atrás para defenser su escasa renta, salió más enchufado aún que al inicio del partido. Por su parte, el cuadro de Johan Cruyff parecía no haber salido del vestuario.

Setién y Merino sentenciaron en el segundo tiempo

Fruto de ese contraste de intensidad, llegó el segundo tanto del Racing a los cinco

minutos de la reanudación. Un preciso cambio de juego de 40 metros de Esteban Torre llegó a las botas de un Popov que, tras controlar a las mil maravillas, puso un maravilloso centro que Quique Setién no desaprovechó en el segundo palo para batir a un Busquets desesperado ante la pasividad defensiva de los suyos. Con el segundo tanto local, los blaugranas trataron de reaccionar.

Pero era ya demasiado tarde: el Racing era un auténtico vendaval. No obstante, la tercera diana verdiblanca no llegaría hasta mediada la segunda mitad. La jugada de este nuevo gol la inició Rádchenko, quien condujo el cuero unos cuantos metros hasta que se vio doblado por Esteban Torre. El autor del primer tanto de la noche recibió el esférico del atacante ruso, y no se lo pensó dos veces para poner un nuevo centro al segundo palo que fue empujado a gol por Jesús Merino.

Rádchenko, por partida doble, remató a un Barça en decadencia

Los 23.000 racinguistas que se dieron cita en los Campos de Sport estallaron de júbilo. Pero, como todos sabemos, ahí no acabó la cosa. Cinco minutos después, un error garrafal de Busquets en el despeje propició el cuarto tanto racinguista, materializado por un Rádchenko que solo la tuvo que empujar. Y todavía habría tiempo para un quinto gol. En el minuto 88, Rádchenko transformó un penalti en el que engañó por completo a Angoy, que había saltado al campo en sustitución de Busquets.

El Sardinero era una auténtica fiesta. Que el equipo saliese del descenso había pasado a un segundo plano. El humilde Racing había hecho cinco goles al mejor equipo del momento. Desde aquel día, la sufrida afición verdiblanca puede decir con orgullo que el final del Dream Team se forjó en Santander. Esa misma afición que hoy se lamenta por tener que jugar contra el filial del Barça, pero a la que no le cabe duda que El Sardinero volverá a vivir noches de gloria como la del 11 de febrero de 1995.