Hasta el encuentro ante el Zaragoza, correspondiente a la novena jornada de la Liga Adelante, el Racing acumulaba tres jornadas completas sin recibir un gol. En concreto, 273 minutos sin encajar, desde que Álvaro García anotase el empate para el Leganés, en la quinta jornada. Desde entonces, y con Mario de portero, la defensa se había mostrado inexpugnable y, las pocas veces que los ataques rivales podían con la zaga verdiblanca, ahí estaba Mario para salvar los muebles al equipo. Pero Mario ya no está y la defensa, ante el Zaragoza, volvió a sufrir. Por tanto, la combinación entre un portero con menos ritmo como Raúl y de una defensa más insegura, dio como resultado el fin de la racha racinguista.

Tras 277 minutos, la combinación entre Eldin Hazdic y Borja Bastón, acabó con el golazo del delantero madrileño. La defensa falló, no estuvo atenta al pase en largo, y Raúl quizás estaba algo adelantado. Aun así, no se le puede achacar el fallo, fue un golazo en toda regla. Pero, ¿qué cosas cambiaron con respecto a las últimas jornadas? No solo influyó el cambio de portero sino que la zaga, como antes se exponía, estuvo más nerviosa y concediendo más errores que en jornadas atrás. Bien es cierto que el nivel no fue malo durante todo el partido pero hubo momentos y acciones de error que le costaron caro al Racing.

La banda derecha del Racing fue un carril para Eldin y Cabrera. Francis no estuvo entonado de nuevo, lento, poco agresivo, acelerado. En el uno contra uno es un juguete fácil para los extremos de calidad y tampoco supo medir las distancias, como sí hizo en jornadas atrás. A parte, Concha no es un prodigio a la hora de defender y, aunque el canterano lo intente, le falta la madurez y la agresividad defensiva que solo los años y los partidos otorgan. Además, se unió un Orfila que anduvo perdido, ineficaz, lento y errático, que suele ser un apoyo fundamental de Francis.

Precisamente en el centro de la zaga, Borja Bastón y Willian José fueron una auténtica pesadilla para los centrales verdiblancos, en especial para Orfila. El asturiano no estuvo entonado, perdido, lento y con errores de bulto, como el que cometió en el segundo gol zaragocista, entregando la bola al rival y permitiendo una contra en el minuto 92. Así pues, Pedro Orfila no estuvo al nivel que acostumbra, no excelso pero sí serio, sin concesiones.

Juanpe tampoco estuvo al nivel que acostumbra. Bien es cierto que no hizo un partido malo pero tampoco rayó el gran nivel que suele mostrar. Desacertado a la hora de jugar el balón y nervioso y lento en defensa, no tan contundente como suele serlo y perdido, como su compañero.

El único que salvó los muebles dentro de la defensa fue Saúl. El cántabro ha mejorado mucho con respecto al inicio de la temporada y, con la ayuda de Iñaki, hacen de la banda izquierda un cerrojo. Además salió al ataque con soltura, con velocidad, con desparpajo, pero siempre dejando bien guardada la puerta de atrás. Gran partido del santanderino que pudo ser el mejor jugador del equipo ante el Zaragoza.

Los pivotes, Javi Soria y Fede San Emeterio tampoco ayudaron, especialmente en los goles, ha tapar el hueco que había entre los dos centrales. El fútbol de los últimos años, acostumbrado a un solo punta, sorprende con este tipo de estrategias, con dos delanteros compenetrados a la perfección y cuyos movimientos sin balón son incluso mejores para su equipo que los goles. Eso les pasó factura a los pivotes verdiblancos que estuvieron flojos en esa faceta.

Además, como antes decía, el sistema del Zaragoza, inhabitual en los últimos tiempos usando dos delanteros puros, descolocó al Racing. Los delanteros del conjunto blaquillo supieron jugar con y sin balón, arrastrando a los zagueros a su terreno y dejando espacios para que los hombres de segunda línea pudieran aprovecharlo. Los dos goles zaragocistas vinieron por ahí. El hueco entre los centrales era aprovechado por el conjunto local para colarse y llegar con facilidad.

El 1-0, de Borja Bastón, llega tras una jugada perfectamente organizada por el cuadro blanquillo y que superó a la zaga verdiblanca. Eldin superó a Soria y enfrentó la última línea defensiva verdiblanca para sortearla por el centro. Un pase picado hacia el desmarque de Borja Bastón, que vio el espacio entre los centrales para colarse y anotar de vaselina. El hueco se forma porque Orfila sale con su marca, con Willian, picando el anzuelo que le lanzó brasileño que se fue hacia la banda, haciendo un movimiento de arrastre que dejó espacio por el centro. Juanpe tuvo que salir a la presión de Eldin pero el bosnio lo solventó con un gran recurso. Saúl y Francis llegaron tarde y Borja Bastón pudo hacer su remate sin demasiada oposición. Golazo pero bien fabricado por el ataque maño, perfectamente organizado por una serie de movimientos armoniosos y bien ejecutados.

El 2-0, obra de Jaime Romero, es la culminación de una jugada de robo, combinación y definición. El robo, más que robo, error de Orfila que le entregó el balón directamente a Tierno. El canterano maño cedió a Jaime que inició el baile. Los delanteros abiertos obligaron a los centrales a irse con ellos. El repliegue de los laterales y de los pivotes no fue rápido y permitió la pared entre Jaime y Borja Bastón. El delantero madrileño se abrió hasta el pico del área, arrastrando a Orfila, recibió y tocó rápido dejando un espacio en el centro de la zaga verdiblanca ya que Juanpe estaba cubriendo a Willian José, al otro lado de la frontal. Por tanto, el hueco permitió la entrada de Jaime como 'Pedro por su casa' para después definir con clase y soltura.