Pocas veces en la historia del fútbol, un ascenso ha sido tan merecido. Merecido por el esfuerzo de una plantilla y un cuerpo técnico comprometido con un club centenario. Merecido por una afición capaz de soportar las risas de un Consejo de Administración corrupto, de una afición ejemplar que siempre estuvo con su equipo. Y por último, merecido porque un histórico no puede desaparecer y ese era el destino del Racing en caso de no haber ascendido. Con motivo del encuentro ante el Llagostera, el próximo sábado, es inevitable acordarse de aquel domingo en Santander, probablemente el día más feliz de los racinguistas en los últimos años. El Llagostera fue un rival fuerte pero el Racing logró la gesta y subió a Segunda.

Celebración del ascenso | Fuente: El Diario Montañés.

El domingo 18 de mayo se jugó la ida, el final de un sueño para los racinguistas, lanzados desde la marcha de los corruptos, desde el primer puesto de su grupo. Al otro lado, un equipo modesto, con menos historia, pero con un campo que suponía una encerrona para cualquier visitante, fuera cual fuera su entidad. Un campo, además, agresivo, entendiendo bien la expresión. Un campo hostil y nunca mejor dicho.

Poco fútbol en Llagostera

El recibimiento en Llagostera fue así, hostil, deportivamente y siempre desde el respeto físico. Más allá de algún incidente aislado, el partido comenzó sin contratiempos. El equipo local apretó con su estrategia, a balón parado, aguantando y asustando a la contra, sobre todo en la segunda parte. Cómo podrán olvidar los racinguistas aquel larguero en un córner en la primera mitad o las grandes intervenciones de Mario en la segunda mitad.

Partido duro en Llagostera | Fuente:

Por su parte, el Racing dominó la primera mitad, con muchas llegadas desde segunda línea aprovechando los huecos abiertos por los dos puntas. Aun así, no había fútbol. El partido estaba trabado, aunque los sustos dejaron a aficionados de uno y otro equipo con el corazón en un puño. La eliminatoria tenía visos de resolverse en pocos goles, probablemente a uno. Igualdad en juego, en ocasiones y en resultado. 'Cerocerismo' y todo se resolvería en la vuelta.

La afición lleva en volandas a su equipo

En la vuelta, el Racing comenzó ganando la eliminatoria durante toda la semana. Cantabria y el racinguismo se volcaron con el equipo, como durante toda la temporada. Se esperaba una tarde de esas gloriosas, de aquellas que recuerdan mayores y pequeños, de permanenciasy logros europeos. Los balcones volvieron a engalanarse de verde y blanco y la marea racinguista acudió a El Sardinero para animar a su equipo, para llevarle en volandas al ascensor, directo a la Segunda División.

La afición verdiblanca apoyó a su equipo desde los prolegómenos | Fuente: @adrigonzalezbl.

La marea verdiblanca recibió al Racing aquel domingo de mayo, un día soleado y precioso en la Cantabria primaveral. Miles de almas recibieron a pleno grito, a pleno cántico a su equipo. Miles de bufandas al viento, miles de voces al aire y miles de ilusiones merodeando por los Campos de Sport. Tras la llegada algo accidentada del autobús del Llagostera y el apoteósico recibimiento al autobús racinguista, los equipos se concentraban en los vestuarios.

Ambiente de gala en el interior de El Sardinero. Lleno lejanamente recordado. La Fuente de Cacho volvió a sonar con fuerza, con afinidad, con corazón. El Racing empezó enchufado, pero el punto de mira estaba desviado. El Llagostera simplemente esperaba agazapado, cortando el ritmo del partido a base de faltas y buscando salir a la contra de su escondite. El Racing, a tumba abierta. Ataque, ocasiones y fútbol rápido. Las llegadas eran continuas, al igual que las patadas y entradas de los visitantes. El Racing apretó durante todo el partido y las llegadas del Llagostera fueron con contagotas y muy tímidas.

Dominio racinguista, sin premio

El gran dominio racinguista no se traducía en goles. Ocasiones buenísimas, como aquella de Javi Soria, a la salida del córner, con un cabezazo que sacó heróicamente Moragón bajo palos. O ese doble remate de Koné, que acabó enviando fuera Miguélez de forma incomprensible. Sea como fuere, llegó el minuto 87, en los últimos minutos de una eliminatoria que se iba a la agonía de la prórroga. Precisamente en los últimos minutos, esos que tanto están 'matando' al conjunto cántabro en Segunda, pero aquellos que le dieron la gloria hace unos meses. Un balón de Rubén Durán desde el córner, templadito al primer palo, para que Sellarès peinara la bola a su propia portería.

Los jugadores celebran el gol del ascenso | Fuente: El Diario Montañés.

La historia se repetía. 23 años después un gol, otro gol en propio provocaba el segundo ascenso del Racing a Segunda en su historia moderna. Por suerte, el conjunto cántabro apenas ha probado las mieles de la Segunda B en estos años. Pero sin irnos del tema, el Racing, en sus dos único encuentros ante el Llagostera, guarda un grandísimo recuerdo. Un recuerdo de gloria, de supervivencia, de emoción.

Este sábado quiere rememorar esos partidos. Casi perfectos en defensa e intensos en ataque. La efecitividad debe mejorar, no solo con respecto a aquellos partidos sino con respecto a este inicio de campaña e intentar evitar los errores defensivos. Esas serán las claves ante un Llagostera con pocas armas, pero muy eficaces. Cualquier error verdiblanco será aprovechado por el equipo gerundense, más en casa, en el campo del Palamós. Por tanto, se reedita aquel duelo que llevó al Racing a la gloria, en donde está ahora, en Segunda División.