La derrota ante el Leganés del pasado sábado supuso un paso atrás en las expectativas racinguistas. Y es que una vez superados tres compromisos muy duros ante Girona, Valladolid y Las Palmas, el conjunto cántabro veía en el partido ante los madrileños, en casa, como el inicio de una andadura hacia la permanencia. Era el primer encuentro asequible tras los duros partidos mencionados pero el Racing cayó, y en el minuto 94, una forma cruel de perder ante los tuyos en un encuentro tan importante.

Mala suerte, errores, lesiones...

La suerte, los fallos propios, los errores individuales, los arbitrajes polémicos…Mucho se ha dicho y se puede decir en relación a la forma en la que el Racing ha perdido varios partidos: goles en propia desafortunados, expulsiones rigurosas, errores individuales en los minutos finales, despistes… un compendio de circustancias que han impedido que el Racing esté en una posición, quizás mucho más merecida, fuera de los puestos de peligro.

Pero ya está, lo pasado, pasado está. Toca mirar al frente y en ese frente se ven esperanzas. Una vez lo económico parece haber dado un salto hacia adelante, con la implicación de los exjugadores y de empresas de gran relevancia en la región, lo deportivo debe ser lo único en lo que se piense. Y el inicio de segunda vuelta plantea muchas esperanzas aunque también muchos inconvenientes.

Koné se perderá lo que resta de temporada

Para empezar con lo malo, las lesiones están sacudiendo al vestuario. Primero fue Francis, en su mejor nivel desde que viste de verdiblanco, y que ya ha superado tres de los seis meses que tiene previstos de baja. Luego se sumó Álvaro García, ya recuperado por fin, y ahora Mamadou Koné. Quizás es la peor noticia que el inicio 2015 le podía traer al Racing, en lo deportivo. El marfileño se perderá lo que resta de temporada siendo esta una baja fundamental. Es el único racinguista capaz de marcar grandes diferencias en la categoría en esa zona de ataque, junto con Concha quizás. Ha demostrado que ha mejorado de cara a gol, que además pelea y lucha cada balón y es una auténtica pesadilla para las defensas rivales. Una baja vital y que puede marcar el devenir del Racing. Para colmo, el otro jugador desequilibrante del equipo, David Concha, arrastra problemas fisicos que le han impedido actuar en varios partidos.

Un paso hacia adelante

Pero si el Racing quiere salvarse tiene que apelar al sentimiento, a la épica, a la positividad. Y el inicio de la segunda vuelta trae muchas esperanzas. Esperanzas individuales y colectivas.

La primera de ellas es el cambio en la forma de jugar y plantear los partidos. Se ha visto a un Racing más incisivo, más ambicioso, con mayor presión y presencia en campo rival. Ese parece el juego más propicio para un equipo del estilo del Racing, con poca calidad pero mucha velocidad, brega y entrega. Un equipo que debe salir a morder, a pelear cada balón como si fuera el último. Robo y contra rápida. Eso que intentaba Paco Fernández en la primera vuelta con el equipo mucho más lejos del campo rival, cosa que hacía inútil el estilo por la gran distancia entre líneas. Ahora, con este paso hacia delante, los robos se producen más cerca del área contraria y, por tanto, el Racing genera más peligro.

La segunda de ellas es la mayor posesión y circulación de la bola. Con Javi Soria como aportador de equilibrio, Fede y Borja Granero, sobre todo este último, se han erigido como los protagonistas de la organización racinguista. Ante el Leganés, el trivote aportó mucha más circulación y además rápida de balón. Escoltado por los mencionados Soria y Fede, Granero distribuía y metía pases en profundidad, haciendo gala de una calidad inmensa y quizás desaprovechada hasta el momento. Combinó con Fede, con Quique, con Álvaro, con Iñaki… Un timón, ayudado por sus guardaespaldas, que parece aportar muchas cosas a este equipo. Miguélez está lejos de su mejor nivel en esa faceta, quizá sea el momento de Granero.

Asentamiento de las líneas

Por último, con el paso de la temporada se nota el trabajo y el conocimiento entre los jugadores. Las líneas están cada día más asentadas y los jugadores se entienden a la perfección. Las ayudas son mejores y la circulación de balón más fiable. En defensa, Juanpe y Orfila se han vuelto a asentar en el centro de la zaga y con un gran nivel, gracias, también, al buen momento vivido en los laterales. Borja San Emeterio está al mejor nivel desde que debutó y en la izquierda, con un Saúl recuperando el tono y un Iñaki que siempre cumple a las mil maravillas, parece solucionado el problema de las bandas.

Granero está mostrando su mejor nivel desde que llegó

En la medular, lo comentado antes. Gran nivel de Soria, Fede y Granero lo que provoca un mayor número de robos con la brega y la capacidad de presión de estos tres hombres, lejos de la estaticidad de Miguélez o Andreu. En las bandas, el nivel siempre ha sido bueno aunque, con la recuperación de Concha, pueden llegar a su mejor nivel. El canterano y Álvaro García, o Iñaki con Saúl como lateral, apuntan a titulares en derecha e izquierda, aunque tanto Mariano como Quique González han cumplido en esa posición. También están en el mejor momento del año Rubén Durán e Iván Moreno, cada vez más asentados en el equipo.

Y arriba, hay vida después de Koné. Con un Mariano que cada día demuestra un nivel mayor, no solo de presión y pelea sino de calidad, de visión y de gol, y con un flamante Quique González que ha enamorado a la parroquia verdiblanca con su calidad, explosividad y su, previsible, gol.

Por tanto, a pesar de los varapalos, de la derrotas y del peligro del descenso, hay vida, mucha vida en Santander. A pesar de los factores contrarios, el equipo sigue unido, la afición sigue apoyando y las esperanzas de salvarse siguen ahí, no intactas pero sí disponibles.

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Sobre el autor
Adrián González Blanco
Comunicación audiovisual. Coordinador y redactor de la sección del Racing, Rallys y Ciclismo y redactor en Betis VAVEL.