El preludio del encuentro entre Racing y Ponferradina fue una auténtica fiesta. Una afición volcada con su equipo para conseguir juntos la victoria que les dejase un año más en Segunda División. Más de 17.000 gargantas en las gradas con un único objetivo; ganar, ganar y ganar. Pero el fútbol no siempre devuelve todo lo que recibe, un año más volvió a ser muy injusto con el Racing de Santander.

Una derrota dura de asimilar, que manda al equipo casi a Segunda B después de otro año convulso en lo extradeportivo. Ahora que la calma volvía a los despachos que parecía que el equipo se valía de si mismo para dar una alegría a su afición tampoco pudo ser.

El Racing hizo méritos y ocasiones suficientes, disfrutó de media docena claras pero dieron con Moldavan o se fueron poco. Fueron varias las veces que el balón se paseó por delante de la portería sin intención de entrar y eso era la señal de que ayer por la tarde El Sardinero no viviría otra de sus tardes de gloria.

Igualdad y nervios

Había mucho en juego y por eso El Sardinero se vestía de gala, con más 17.000 personas en las gradas esperando ver a su heroico Racing. Durante los primeros 15 minutos ambos equipos tanteaban el encuentro, mucha igualdad en el juego y en las ocasiones. Ambos se acercaban con peligro al portería rival sin materializar pero si dando algún que otro susto.

En estos primeros 45 minutos de muchos nervios el Racing tuvo cuatro ocasiones muy claras para ponerse por delante en el marcador. Iván Moreno con un disparó por encima del travesaño pasados los cinco minutos de juegos. Después a la media hora, sería Iñaki el que intentaría batir a Moldovan después de un lanzamiento de falta al interior del área que el riojano remató pero estaba en fuera de juego. La Ponferradina defendía y el Racing intentaba jugar, pero estaba claro que no iba a ser su partido.

El equipo seguía sin jugar bien pero tenían las oportunidades. En el minuto 37, Andreu asistió a Miguélez que disparó un tiro escorado a la izquierda que se fue fuera por poco. Y antes del descanso, Quique González combinó con Mamadou pero el senegalés no acertó a rematar en el segundo palo. Con muchas oportunidades perdidas y con el cero a cero en el marcador el colegiado pitó el final de la primera parte.

A la contra y a por todas

Quedaban 45 minutos para conseguir la victoria, las noticias desde Pamplona no eran buenas, Osasuna ganaba y los verdiblancos necesitaban marcar. Los segunda parte comenzó intensa por parte de los locales, sabían que tenían que ganar pero el balón no quería entrar. La afición una vez más no dejaba de dar aliento a los suyos, juntos podían conseguirlo ya lo han demostrado en más de una ocasión.

Pero cuando el fútbol quiere ser injusto lo es y en el minuto 67 cuando el equipo menos se lo esperaba, Alberto marcaba el tanto de la Ponferradina que ponía entre las cuerdas al Racing de Santander. Silencio e impotencia respiraba El Sardinero durante unos escasos segundos, porque después volvieron a recomponerse y a soñar con el empate.

En el 70, Rubén Durán lo intento, una contra que fue culminado por Álvaro García desde el borde del área y se fue fuera por poco. Y minutos más tarde otra vez Durán finalizó una contra con un tiro que tras una pared con Mamadou, fue despejado con muchos apuros por Moldovan. Se cantaba el tanto en el estadio. La garra, el compromiso y la entrega no estaban valiendo para que los verdiblancos consiguieran el empate.

Durante los últimos 15 minutos el asedio a la portería rival fue constante, pero el balón no quería entrar y no entró. El árbitro pitó el final del partido y la desolación de los jugadores fue absoluta, pero la afición no paró. Las lágrimas de miembros del equipo como Orfila, Saúl o Quique mostraban la impotencia de todo un equipo por no devolver a su afición todo lo que reciben de ella. Al final, la esperanza es lo último que se pierde y la afición cree en los milagros.

"¡Sí se puede! ¡Sí se puede!" gritaba el Sardinero veinte minutos después del encuentro. Porque tienen que creer en los milagros queda una jornada en la que no estarán solos. Su hinchada no les dejará, porque "aunque llueva o sople sur" estarán con ellos hasta el final.

Afición durante el tifosi antes del encuentro . Fuente: www.lfp.es
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Sobre el autor
María  Edesa
4º de Periodismo en el Universidad de Valladolid, amante del deporte y aficionada de Racing de Santander