Vallecanos y merengues se daban cita en el Estadio de Vallecas en la décimo segunda jornada de Liga. El inicio de partido era frenético, un inicio acorde al mismo devenir del encuentro. Reparto de golpes en un área y otra del que terminó saliendo beneficiado el conjunto madridista. Tres toques bastaron para desmontar el entramado defensivo de los de Jémez. Acostado en banda izquierda –su hábitat natural-, Cristiano cedió a Modriç en medio campo, el croata visualizó la cabalgada del luso y allí envió el esférico. Ronaldo, con espacios se encargó de tumbar a Gálvez con un túnel y posteriormente de batir a Rubén con un tiro ajustado.

Eficacia merengue demoledora

Al igual que ocurriese la jornada pasada en el Sadar, el Rayo volvía a recibir un gol muy tempranero en contra. Un tanto que descolocaba el planteamiento inicial desde túnel de vestuarios y que generaba un enorme desconcierto en el plantel vallecano. Sin embargo, los rayistas no le perdieron la cara al encuentro y siguieron ofreciendo su particular estilo de juego. Fieles a sus señas de identidad, llegaría el tanto anulado por fuera de juego al conjunto local.

Un centro de Lass al segundo palo era rematado por Iago Falqué en posición correcta pero que en última instancia tocó en Viera que no estaba habilitado. Una acción que a la postre desencadenó el 0-2. Cuando apenas se había sobrepasado la primera media hora de juego, Benzema se iba a elevar hasta el cielo de Vallecas para rematar un centro de Bale desde banda derecha y con pierna menos hábil.

Dominio sin frutos

Los minutos finales del primer acto se encontraron inmersos de sustituciones e interrupciones del juego. Tanto Adrián, primero, como Coentrao después, tuvieron que abandonar el terreno de juego por sendas lesiones. En su lugar salían Alberto Bueno y Marcelo. A pesar de que los datos de posesión favoreciesen al Rayo (57%) o que incluso hubiesen disparado 5 veces a puerta por 2 del Madrid y que además llevarán un total de 4 córners ejecutados por 0 del equipo madridista, el resultado mostraba todo lo contrario y continuaba siendo adversos para los locales.

Una vez más, la eficacia madridista y su pegada, se imponían al dominio del juego que tenía su rival. La dinamita merengue de tres cuartos de campo hacia adelante, profundizaba en las carencias defensivas que tenían los vallecanos en campo propio.

Bale, asistente de lujo

El galés se destapó otra jornada más como óptimo pasador desde el costado derecho. Un balón que parecía irse fuera del campo, se mantuvo en el rectángulo de juego por efecto, el ‘11’ madridista acudió a por él con plena confianza.

Después de zafarse de Arbilla con un sombrero, enfiló la portería rival y con pierna zurda habilitó a Cristiano Ronaldo para que hiciese su décimo tercer gol en el campeonato casero. Un tanto que parecía derrotar los ánimos de un Rayo que no le encontraba explicación a lo que le estaba sucediendo esta noche.

Viera y su visita a los once metros

En apenas tres minutos de locura sobre el verde de Vallecas, el punto fatídico se convirtió en el absoluto protagonista del inicio del segundo acto. El centrocampista canario, al igual que hiciese contra la Real Sociedad, se mostraba confiado para ejecutar las dos penas máximas, y no falló. El primero provocado por el propio Jonathan Viera con una genialidad dentro del área que resolvió tirándolo con temple y al medio. Y el segundo, después de que Marcelo atropellara a Alberto Bueno de manera clara.

Álvarez Izquierdo perdonaba la expulsión a Carvajal. Probablemente la toma de decisiones pitando dos penaltis minutos anteriores, agarrotaron el brazo del colegiado y decidieron no dejar al Real Madrid con 10 jugadores el resto del encuentro.

Desgaste sin premio

Los papeles se habían intercambiado, el conjunto rayista había recortado distancias, tenía a tiro empatar el encuentro ya que las fuerzas habían caído de su lado. Sin embargo, emergió la figura de Diego López. El lucense sacó una mano salvadora a tiro de Bueno que terminó por estrellarse en el palo. La apuesta de Jémez por sacar a Larrivey al terreno de juego en detrimento de Arbilla, jugando así con tres defensas, estaba resultando un guión soñado.

El equipo rayista mostraba un juego excelente, desacorde con su situación en la tabla. Igual de excelente que estaba siendo la aportación de Embarba desde su salida al terreno de juego. Descaro, desborde y valentía. Unos adjetivos que le sirven para disponer de la confianza necesaria de su técnico.

Rubén pararía hasta en dos ocasiones que Ronaldo subiese el cuarto al marcador y el tercero en su cuenta particular. El partido se consumía, las fuerzas flaqueaban y los calambres aparecían. El desgaste hacía mella en ambos bandos, sobre todo en el lado rayista, que con el corazón a flor de piel y empujados por su hinchada, pretendían sacar algo positivo de un encuentro que parecía perdido a raíz del 0-3.

Finalmente no se obró el milagro pero el espíritu del ‘matagigantes’ volvió a palparse entre el sentimiento franjirrojo. La grada, por su parte, así quiso reconocérselo a sus jugadores con una sonora ovación que consoló por instantes el estado de colista que sufre el equipo rayista, último con 9 puntos. Por su parte, los de Ancelotti saldan su visita a Vallecas con un triunfo muy sufrido pero en el que volvieron a demostrar la gran pegada en los metros finales y la eficacia de sus hombres de arriba.

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