Dos pequeños bergantines llegaban a la vuelta de la Copa de Rey tras firmar tablas en Vallecas la pasada semana. El Ciutat de Valencia, con un ambiente a medio gas demasiado habitual en esta competición, albergó un partido entre dos pequeños que aunque tienen otras prioridades pelearon por el sueño de jugar los cuartos de final.

El Rayo ha mejorado. Mucho, de hecho. El conjunto de Paco Jémez ya no concede tantos espacios y muestra un equilibrio mayor que impide los naufragios y si la nave se hunde, lo hace con opciones hasta el final. Con esta premisa, los franjirrojos estuvieron vivos hasta el final, aunque poco peleones. El Levante tampoco tenía intención de que los vallecanos se llevasen la eliminatoria en su propio campo y lo conseguiría con orden y buen hacer tanto en ataque como en defensa.

Partido abierto con ocasiones para ambos conjuntos

La batalla naval comenzó con un cañonazo al palo de Saúl Niguez. Tan solo habían pasado diez minutos y el Rayo se desperezaba en la zona ofensiva. La igualdad en el juego era máxima, con un Rayo con menos ganas de tener la pelota de lo habitual y un Levante al más puro estilo Caparrós: un equipo aguerrido, rocoso y con gran capacidad para aprovechar errores.

La respuesta granota no se hizo esperar; David Barral penetró en el área vallecana y reclamó penalti, pero solo recibió una tarjeta amarilla por la insistencia en la protesta. El Rayo lanzó otro proyectil a través de Gálvez, pero se marchó por poco para después permitir que Ángel dispusiese de dos ocasiones que se toparon con el palo y con Cobeño, que mejoró su imagen respecto a otros partidos en los que estuvo desacertado.

El reloj seguía su curso y el Levante comenzaba a ganarle terreno al Rayo a medida que las manijas se movían. El cuadro franjirrojo, que comenzó teniendo cierto dominio, cedía el balón a un Levante que quería marcar un gol prioritario para la supervivencia granota en Copa del Rey. 

Iago Falqué o Embarba gozaron de la ocasión para adelantarse en el marcador, pero la pólvora del barco rayista, como ha ido sucediendo durante la temporada, estaba empapada. Sin embargo, el navío levantinista cuenta con un factor clave del que carece el Rayo Vallecano: un delantero centro goleador.

David Barral, en el minuto 43, marcó el gol que supuso el billete para los cuartos de final frente a Getafe o Barcelona. Un gran pase en profundidad para Ángel acabó con una asistencia matadora del andaluz para el nueve granota, que definió con calidad. Un cañonazo que hundió un fuerte barco rayista del que no se supo en la segunda mitad.

Gol doloroso, ya que apenas quedaban dos minutos para el descanso y el Rayo había estado haciendo todo bastante bien hasta el momento.

El Levante mereció más el segundo que el Rayo el empate

La segunda parte fue dominada en gran parte por el conjunto local. El conjunto rayista dio la sensación de que bajaba un poco los brazos y se dejaba llevar por la marea mientras el Levante quería marcar el segundo. El Rayo estaba a tan solo un gol de pasar de ronda y  el conjunto de Caparrós quería amarrar la eliminatoria.

Pinto hacía daño mediante jugadas de balón parado que Ángel y Barral, los mejores jugadores del partido por parte granota, no acertaban a rematar con contundencia. El segundo gol no llegaba, pero el Rayo tampoco daba muestras de ser capaz de marcar el empate. Pese a ello, la desconfianza granota hizo que el segundo gol siguiese paseando por la mente de los jugadores locales.

Cobeño, con varias acciones, también mantuvo vivas las esperanzas rayistas, aunque con algún fallo que casi acaba en tragedia. Paco Jémez no quería marcharse a casa eliminado y se lanzó al ataque; introdujo a Alberto Bueno por Galeano para comenzar a jugar con tres jugadores en linea defensiva.

A partir de este momento, el Rayo apenas salió al ataque gracias a una gran presión ofensiva. Cuando lo consiguió, el Levante lanzó contraataques bastante feroces que acabaron sin el premio del gol. El partido moría así como el fútbol que desplegaban ambos equipos, muy lejos del nivel ofrecido en algunas fases del partido. 

El colegiado añadió chispa al choque añadiendo cinco minutos que pudieron servir para que el Rayo intentase la épica pero no se le veía con muchas ganas de seguir vivo en la competición copera. El Levante durante la segunda parte, pese a no necesitar el gol para clasificarse, fue más al ataque que los visitantes, que necesitaban remontar.

Tras 180 minutos, un solitario gol de Barral decidió una eliminatoria con luces y sombras a nivel de entretenimiento. Ahora el Levante se jugará el pase a semifinales frente al ganador de la eliminatoria entre Barcelona y Getafe. El Rayo por su parte deberá centrarse en salir de los puestos de descenso y para ello, una victoria en el Martínez Valero supondría la confirmación final de las buenas sensaciones rayistas junto a tres puntos clave para la supervivencia del club en Primera División.