A diferencia del encuentro de hace dos semanas contra el Málaga, esta vez no se pudo. La inoperancia ofensiva del equipo vallecano, la falta de ideas y creatividad en el centro del campo y la presión de tener que sacar un resultado positivo para no perder el tren de la salvación, condenaron al Rayo a la derrota ante un Sevilla que apeló al oficio al laboratorio de Unai Emery para hacerse con el triunfo final.

El inicio fue timorato de ambos conjuntos, ninguno de los equipos sobre el verde Vallecas pretendía ser protagonista del partido ni aspiraba a ser dominador del cuero. Ni los lemas en el estreno del nuevo mural en la zona del 'fondo norte' del Estadio animaron a la escuadra franjirroja a su fluidez en la elaboración de jugadas. La presencia ofensiva de la escuadra sevillista se limitaba a acciones a balón parado, todas ellas botadas por Rakitic. En el bando local, no encontraban las señas de identidad y su estilo característico. El despliegue rayista en ataque era paupérrimo, tan solo acciones esporádicas con salidas de pelota jugada desde atrás, salvaban la discontinuidad en el ritmo de juego.

Carriço avisó

Ante lo visto en la primera media hora de juego, sonó “A las armas” en el fondo sur del feudo vallecano con el propósito de alentar a su equipo para la ocasión. La manjia no era tomada por Trashorras en el centro del campo vallecano, mientras tanto, los de Emery continuaban bien rezagados y replegados atrás a la espera de armar el contraataque o de aprovecharse de un desacierto franjirrojo.

Sabedores de la importancia de los tres puntos, el respeto sobre el terreno de juego no se perdía a pesar de que el Sevilla perforó la red rayista aunque sin éxito final. Delgado Ferreiro anuló la jugada por posición incorrecta de Carriço en la dejada de cabeza de Fazio. Vallecas respiraba después de la decisión. Sin duda alguna, el peligro hispalense llegó en acciones con la pelota parada. El Rayo una y otra vez se topaba con el muro, planteaba la guerra por su cuenta y las acciones individuales se quedaban cortas para hacer daño al conjunto de Nervión. 

El planteamiento debería cambiar en el segundo acto, si de verdad querría llevarse el triunfo y aferrarse a la salvación. La primera mitad terminaba de manera insulsa, con un juego alejado de lo creativo por parte de los dos planteles y poco vistoso para el aficionado al fútbol.

Coke y Rakitic no perdonaron

Rubén salvaba los muebles a disparo de Rakitic y a continuación Viera ejecutaba el primer remate del Rayo a portería en todo el partido, después de una bonita combinación Iago Falqué. Cincuenta y cinco minutos había tenido que esperar el conjuto vallecano para aproximarse con peligro a la portería de Beto. Jémez movió el banquillo y curiosamente llegó el primer tanto para el Sevilla. A la enésima jugada a balón parado botada por el capitán croata, un exfranjirrojo como Coke, libre de marca remató a placer el centro una falta escorada.

Un equipo, el vallecano, falto de ideas y que no daba con la tecla para hacer daño, le tocaba una vez más en la temporada remar a contracorriente. A falta de menos de veinte minutos para el final del encuentro, el entrenador rayista quemaba todas sus naves y agotaba los tres cambios. Las fichas que introdujo sobre el tapete fueron Larrivey, Adrián y Longo, respectivamente. La defensa de tres volvía a hacer acto de presencia.

La inoperancia ofensiva del Rayo en ataque continuaba estando presente en el segundo tiempo

El único peligro que mostraba el cuadro vallecano, venía cuando Trashorras realizaba cambios de orientación de juego a una u otra banda y se colgaban los balones al área. En una de esas acometidas, el delantero argentino a punto estuvo de encontrar puerta.

En una acción que Delgado Ferreiro entendió como pérdida de tiempo por parte de Iborra a la hora de retirarse del terreno de juego y tras previamente haberle advertido de que saliera por la zona lateral de rectángulo; todo ello además cuando Unai Emery ya tenía preparada la tercera sustitución, el colegiado mostró la segunda amarilla al futbolista del Sevilla ante el clamor de la hinchada local.  

Con uno menos, el conjunto de Nervión sufrió el asedio local, con un Rayo a la carga y totalmente volcado arriba, el partidio vivió así sus últimos minutos. De nada sirvió que Rubén apelara a la heroica para rematar la última jugada del encuentro ya que Delgado Ferreiro señaló el pitido final cuando se cumplieron los cuatro minutos de descuento.

De esta manera, los de Jémez pierden una ocasión de oro para engancharse a sus rivales más directos ya que los resultados -plagados de empates- dados en la jornada habían favorecido totalmente y por su parte, el Sevilla hace los deberes en Vallecas reaviva sus opciones europeas de cara a la temporada que viene. 

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