El de ayer fue un partido raro desde el principio. El Espanyol no tuvo problemas en regalar el balón y dejar la iniciativa a un Rayo, que se encuentra cómodo por la posesión. Pero un gol en el minuto 2 rompe los esquemas de cualquier entrenador, incluso para el que va venciendo. Aún así, el Espanyol mantuvo (o incluso intensificó) su juego defensivo y se conformó con salir a la contra. El Rayo, por su parte, tuvo la suficiente paciencia para llevar a cabo su juego y consiguió remontar gracias a dos buenas jugadas. Pero el partido acaba cuando pita el árbitro, y los periquitos aprovecharon la relajación de los de Jémez para llevarse un empate del encuentro.

Desde el principio, comprobamos los problemas que podía ocasionar Sergio García con su moviilidad a la defensa del Rayo Vallecano. En el minuto 2, el delantero periquito hizo un desmarque a la banda que le dejó sin marca defensiva, lo cual aprovechó para darse la vuelta y asistir la entrada de los mediapuntas.

Imagen: Canal Plus Liga

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Tras el gol, el Espanyol cerró aún más las líneas y regalaron las bandas, aunque el Rayo no supo aprovecharlo. Entrar por el centro era casi misión imposible. Alberto Bueno no encontraba sitio entre defensa y mediocampo y se incrustaba junto a Larrivey, lo que hacía muy difícil la labor de ambos. Por suerte para los de Jémez, el Rayo tuvo paciencia y siguió intentando llevar a cabo su juego.

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Como ya comentamos, la labor de Saúl y Trashorras en el centro del campo del Rayo Vallecano sería clave. Esta gran anticipación de Saúl en un golpeo largo del Espanyol permitió sorprender a los locales, que no tenían preparado su entramado defensivo. La recepción de Bueno es clave para montar el ataque rápidamente.

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Después de la anticipación de Saúl, Bueno consigue regatear al defensa del Espanyol. El mediapunta se encuentra en situación favorable para realizar varias acciones. Larrivey comienza el desmarque al segundo palo que libera la zona central del área, que ocupa Falqué, llegando sin marca y haciendo el empate.

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La segunda parte acabó con un Rayo dominador y un Espanyol cómodo con su juego de contraataque. Los locales querían seguir aprovechando su movilidad arriba para adelantarse, mientras que el Rayo tenía el balón pero no la claridad suficiente para crear peligro. Bueno retrasaba su posición y, cuando recibía, se encontraba muy lejos de la zona de peligro.


La segunda parte comenzaría como la primera, pero al revés. El Rayo consiguió un gol rápido que marcaría el resto del partido. Una gran dejada de Larrivey (que realizó un gran trabajo como hombre – boya) permitó a Bueno recibir un balón favorable. Además, el delantero del Rayo iniciaría el movimiento con el que después remataría a gol. El mediapunta rayista asistiría al centro del campo que, tras un buen balón colgado, haría que Larrivey marcara el segundo para el Rayo Vallecano. Por supuesto, la salida de Casilla es determinante para permitir el gol del delantero visitante.

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Después del segundo gol del Rayo, el Espanyol lanzó más jugadores al ataque, lo que provocó muchos espacios en su defensa. El Rayo tenía el balón y llegaba con claridad, pero no conseguía marcar el tercero.

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El Espanyol se encontraría con este córner a poco minutos del final. Los locales acumulan jugadores en primer palo y área pequeña, lo que complica la salida de Rubén. Un posible error en la marca de Córdoba (número 24) permitiría al delantero local ir al remate. Posteriormente, el portero del Rayo pediría falta, pero el árbitro no sancionó la acción.

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El partido se desarrolló según lo previsto. El Espanyol estuvo cómodo jugando al contraataque y el Rayo tenía el balón, pero no encontraba huecos. Los goles llegaron en momento clave del partido (al principio y al final de cada mitad), con jugadas características de ambos conjuntos. Los de Jémez perdieron la oportunidad de ganar después de su segundo gol, cuando el Espanyol dejó espacios en su defensa y permitió a los jugadores rivales recibir con mucho espacio. La laboriosidad y compromiso de los jugadores del Espanyol hicieron que el partido acabara en empate, lo cual no es un resultado injusto, ni mucho menos.