El Estadio de Vallecas celebraba durante el día de ayer su primer partido en casa como equipo con la permanencia asegurada. Tras muchas jornadas de sufrimiento y en descenso - diecinueve nada menos-, en el feudo vallecano se coló otra fiesta: la de los seguidores del Athletic festejando la cuarta plaza.

Más de cuatro mil seguidores invadieron el Estadio de Vallecas para distribuirse por las zonas visitantes y entre el público rayista. Los tres goles del Athletic se celebraron como si fuera local, algo casi insólito en el fútbol español.

En esta ocasión, desde la dirección administrativa del Rayo se prefirió hacer caja con el partido antes que llenar el estadio de la gente que ha estado yendo al estadio domingo tras domingo aprovechando la promoción de #JuntosPodemos.

Cierto es que los ingresos tuvieron que ser extraordinarios, pero no es gratificante ver que cuando el hagshtag se convierte en #JuntosSePudo se le de una patada a aquellos que fueron a dejarse la voz por su equipo. No debe ser bonito para un hincha del Rayo el ver como su estadio ya no parecía suyo sino del Athletic.

Además, es una humillación absoluta para los jugadores. El día grande del Rayo, una jornada con la que llevaban soñando todos los rayistas desde que empezó la temporada, acabó con el equipo visitante haciendo corro y vitoreado por una afición que ocupaba medio estadio mientras faltaban muchos jugadores números doce de esta permanencia.

El único motivo por el cual es comprensible esta acción desde el Rayo es que se busque recaudar (además el Rayo llevó el patrocinio Huawei) para hacer un esfuerzo por algún jugador de cara al año que viene como Falque o Rochina, que tienen opción de compra.