Se torcieron en los primeros minutos las ambiciones de Jémez de empezar a ganar ya. Sin embargo, la reacción de sus jugadores fue tan calmada como eficaz. Tras encajar el gol la debacle se cernía sobre Vallecas, pero Iraizoz no atrapó un centro tenso de Licá y Leo devolvió la ilusión. El partido corrió por los cauces de la intensidad y la lucha de medular hasta que, en el último minuto, Leo saltó y finalizó el trabajo que él mismo había empezado. Remontada, sonrisa y tres puntos.

(0-3: Muy mal / 4: Mal / 5: Regular / 6: Bien / 7: Bastante bien / 8: Muy bien / 9: Fantástico / 10: Excelente / S.C: Sin clasificar)

Jémez

7 | En un encuentro que seguramente no responda a su estilo de juego, Jémez supo maniobrar con pericia. El choque bronco y carrasposo de la medular eliminó al que venía siendo su jugador diferencial, Alberto Bueno, pero demostró la capacidad de los suyos para sacrificarse en sudor y esfuerzo. Hilo fino con una sustitución necesaria, la de Tito por Quini, y le salió muy bien. La segunda fue obligada, el cambio de cromos de la portería. Por último, quizá tardó unos minutos de más en introducir el músculo de Manucho, pero fue cauto esperando ver hacia donde se inclinaba la cita. En un capítulo a largo plazo, maneja muy bien su plantilla, dando cancha a Licá y depositando su confianza nuevamente en un Abdoulaye Ba que respondió con gran eficacia.

Cristian Álvarez 

5 | Actuación sobria del guardameta, que tuvo que ser sustituido durante el descanso por molestias en una pierna. El entretejido juego de mediocampo le ahorró intervenciones y, aunque encajó un gol, fue mero testigo en su consecución.

Insúa

7 | Muy acertado en defensa, obligó al equipo rival a doblar la vista hacia la otra banda. En ataque no se prodigó en exceso, pero en un encuentro cerrado como el que se vivió en Vallecas, cumplió su labor. El tanto rival nació en su flanco, pero nada se le puede reprochar, porque hubo de quitarse el sombrero frente al pase de Beñat.

Zé Castro 

7 | En los primeros minutos sufrió el poderío de Aduriz, pero cual alumno aventajado, aprendió rápido a aplacarlo. Tanto él como Abdoulaye Ba se distrajeron un segundo y fue suficiente para que el donostiarra les aguara una fiesta que, por lo demás, fue perfecta. Zé Castro incluso consiguió desatascar al equipo con balones a la espalda rival, cuando los centrocampistas estaban cegados de fango.

Abdoulaye Ba 

8 | Imperial. El central, tras quedarse en Madrid privado del viaje a Villarreal, volvió del exilio a la convocatoria y redimió su comienzo dubitativo de temporada. Antes de imponer su músculo, tuvo unos minutos de dudas, pero en cuanto completó dos acciones con acierto, la confianza le llevó en volandas por el campo. Junto a Zé Castro, un martirio para Aduriz. Además, le sobraron fuerzas para tapar las bandas y para salir de la cueva con criterio. Puede ser su partido de consolidación.

Quini 

4 | El eslabón débil de la defensa rayista. Después del gol visitante, que llegó por la otra banda, todas las miradas buscaron la tarjeta amarilla que pesaba sobre el dorsal 17. Un demonio menudo, que lleva por nombre Muniain, conjuró una y otra vez en su contra. El lateral, desbordado, fue reemplazado por Tito antes de llegar al descanso. La decisión se basó en el miedo a una expulsión y en la necesidad de cortar el interminable goteo de escapadas de Muniain.

Baena 

7 | En un partido trabajoso como el de ayer, se sumergió en su salsa. Beñat jugó veinte minutos, hasta que Baena se fijó en la melena del de Igorre y ya no soltó presa. Atacando al generador de juego rival, frenó sus motores y atascó la medular. En la salida no cometió ningún error de bulto, aunque normalmente esa labor recae en Trashorras.

Trashorras 

6 | En un partido trabajoso como el de ayer, puso la salsa. Aunque algo perdido entre tanto pie y tanta carga, el gallego fue el de siempre, apostando por la sutileza en el barrio. Limpiaba la pelota cuando llegaba a sus inmediaciones, tocando fácil y seguro. Le faltó algo de profundidad en sus intenciones, algo planas durante ciertos pasajes del partido.

Licá 

5 | Ayudó a sacudir los nervios iniciales que atenazaban a los suyos mediante dos apariciones casi casuales, pero que avisaron al rival que Vallecas no regala nada. Fue de más a menos, puesto que tras una primera mitad en la que conectó regularmente con el esférico, desapareció en la segunda, con la única excepción de un remate desde el punto de penalti que Iraizoz despejó.

Kakuta 

6 | Es un diamante en bruto. Recuerda en sensaciones a Lass, porque ambos son jugadores a los que se les intuye una capacidad innata para el quiebro y la velocidad necesaria para escapar del lugar del crimen, pero los dos carecen de la quietud de espíritu en la toma de decisiones. Muy precipitado, Kakuta perdió muchos balones, aunque en su favor hay que argüir que, paradójicamente, en la situación más tensa sí supo mantener la calma. Corría el minuto 90 y fue capaz de driblar dentro del área y levantar el balón hacia la carrera de Leo.

Bueno 

5 | Exigido por sí mismo debido a sus últimas actuaciones estelares, esta vez Bueno no pudo continuar su racha, ni de juego ni de goles. Entre las luchas de mediocampo que le quedaban muy atrás y los envíos en largo a Baptistao, Bueno se ahogaba entre dos aguas sin nadar en ninguna. Durante un tramo de segunda mitad, el esférico no se despegó del césped y en ese ruedo toreó el mediapunta con seguridad. El partido no se disputó en su terreno.

Leo Baptistao

7 | Se le echaba de menos en Vallecas. Aunque ya había jugado varios partidos, su cuenta personal todavía estaba por estrenar. Dos goles de delantero pícaro, de ratón de área. El primero oliendo la sangre y llegando rápido antes de que la presa se recuperara. En el segundo, a fuerza de fe, terminó con el pie lo que había iniciado con la cabeza. Además de los goles, alguna tímida arrancada de las de antaño. Mientras crece, debe seguir marcando.

Tito 

7 | Contradijo las rotaciones de Jémez. Quini lo estaba pasando mal frente al desparpajo de Muniain y el entrenador reconoció la necesidad de contar con Tito. El lateral hizo frente al diablillo de Pamplona, amarrando sus progresiones y adivinando sus intenciones. Desesperó al rival tanto que en la segunda mitad se le vio probar suerte por el otro flanco.

Toño 

6 | Salió en el descanso por la lesión de Cristian Álvarez y, aunque tuvo más trabajo que su compañero sustituido, lo solventó igual de bien. Especial esfuerzo conllevó un remate salvaje de Aduriz, al que Toño contestó con una palomita. La estirada fue tanto eficaz como una pose de fotografía.

Manucho 

5 | En el poco tiempo del que dispuso, hizo dos cosas: la buena, provocar ocasiones; la mala, fallarlas. Dos centros vio colgar el angoleño en el escaso cuarto de hora que pisó el césped. En el primero, se sorprendió a sí mismo cabeceando con espacios desde cerca del área pequeña. Quizá por lo inesperado de la acción, pero no pudo dirigir su remate a otro lugar que a las manos de Iraizoz. En la segunda jugada, sus intenciones tropezaron con las de su compañero Bueno. Uno por otro, la casa sin barrer.