Trabajo eficiente de los chicos de Jémez, que ejecutaron sus labores con gran profesionalidad. Sin excesos, sin brillo más allá de algún destello en pies de Kakuta, pero con tres puntos más, el Rayo viajará a Almería con tranquilidad, antes de encarar el tramo montañoso de Sevilla y Valencia. La solidez defensiva, la cual no siempre se deja ver por Vallecas, fue un pilar inamovible que sustentó a los hombres de arriba y les cedió la potestad para crear a voluntad. Gracias a un solitario gol de Bueno y, sobre todo, a la actuación soberbia de la pareja de centrales, escoltados por un Tito rindiendo a alto nivel, el Rayo pudo brindar una victoria, preludio de otras ayudas más significativas, a Carmen, la vecina de todos.

(0-3: Muy mal / 4: Mal / 5: Regular / 6: Bien / 7: Bastante bien / 8: Muy bien / 9: Fantástico / 10: Excelente / S.C: Sin clasificar)

Paco Jémez

8 | Muy acertado el técnico canario. Desde la alineación inicial a los cambios, pasando por la estrategia de todo el partido, el jefe del banquillo vallecano supo leer el fútbol. Quizá en los primeros minutos, la posición de Bueno era demasiado retrasada para sacar el balón jugado, lo que lastró al delantero. Sin embargo, ese orden caótico entre la punta de lanza, el enganche, las bandas intercambiables, fue un quebradero de cabeza continuo para la defensa rival. El cambio de Manucho fue algo precipitado, pero el ingreso de Quini adivinando la entrada de Orellana por la banda derecha ha sido antológico. Si además de tocar la tecla para descolocar al adversario, tus defensas te ofrecen la intensidad deseada, el partido de tu conjunto es redondo.

Cristian Álvarez

7 | El Celta puso varias veces en peligro el cero de su marcador, pero entre el portero y la madera evitaron el tanto. Con los reflejos automáticos que demostró en el Bernabéu, pero haciendo gala de una mayor concentración, el guardameta argentino blocó en el aire, repelió en el suelo, despejó a media altura y desvió con seguridad. Partido completamente inmaculado.

Abdoulaye Ba

8 | Hay combates aéreos de novelas bélicas narrados con menor pasión que los que sostuvo el central contra Larrivey en la mañana del domingo. Parecía un deporte particular entre ambos cada vez que abandonaban la superficie terrestre para colisionar en el aire. El senegalés, además de sujetar con firmeza al temible cabeceador, cortó varios avances gallegos muy al límite. Pudo incluso destacarse con uno o dos goles en sendas ocasiones a balón parado, pero no tuvo fortuna en ese ámbito. Le faltó la guinda al pastel.

Zé Castro

8 | Al estilo de Varane, el central rayista cumplimentó un encuentro limpio, de juego panorámico y cortes providenciales. El luso, con la cinta del pelo intacta y su cara de adolescente, fue pez en el agua en cada acción, eligiendo siempre la senda más favorable. La segunda parte del principio de la Navaja de Ockham reza: "La explicación más sencilla suele ser la correcta". Este fue el pensamiento que suscitó cada jugada en la que intervenía Zé Castro: sencillez y corrección.

Tito

7 | Fiel escolta de una pareja de centrales casi infranqueables. Cuando el núcleo de la zaga mostraba un breve resquicio humano por donde goteaban camisetas celestes, el lateral acudía al rescate. Un perfecto ejercicio de solidaridad en la defensa rayista. Tito se enfrentó a Nolito y le secó, dejando al recientemente internacional desesperado ante la impermeabilidad del muro rival.

Nacho

5 | El eslabón débil de la zaga. Si Berizzo hubiera apostado por Orellana, el flanco izquierdo del Rayo hubiera sido una presa tierna para el chileno. Sin embargo, la falta de ritmo de Augusto facilitó la empresa del lateral zurdo, que, incluso así, pasó algún apuro pasajero. Tampoco en la faceta atacante se orientó bien, puesto que las pérdidas de posesión y de posición fueron una constante en su juego. Paco Jémez intuyó el peligro y sustituyó a Nacho por Quini, recién comenzada la segunda mitad.

Baena

7 | Un amigo para los centrales. El barrendero de Vallecas, el encargado de dejar limpio el balcón del área y evitar así los disparos francos. En la salida de balón, es consciente de sus limitaciones y suele confiar en Trashorras, lo que es un gran punto a su favor. Se centra en su función y la cumple con precisión. ¿Para qué más? Si el reloj del Rayo falla, no será por la pieza medular de Baena.

Trashorras

6 | Un poco intermitente, al mediocentro le llegó su hora con demasiados kilómetros en las piernas. Cuando el Celta inclinaba el campo en la segunda parte en busca del empate, sus compañeros recurrían a él. No fue capaz de ejercer un dominio aplastante, aunque sí consigue arañar siempre unos segundos con su calma, impregando al partido con su ritmo cadente. Le faltó energía, pero a falta de físico, buena es la calidad.

Kakuta

7 | Una perla negra. Encuentro tras encuentro, el francés deja tras su paso una fragancia a genialidad. Oculto en las sombras de una jugada, cuando brilla tan pronto da una asistencia a Bueno que burla con un túnel a Nolito, quien todavía no se explica cómo ha hecho ese truco. Una rapidez de pies endiablada, regatea como si un vaquero estuviera disparando a sus botas. En la banda izquierda se eclipsa, pero cuando Jémez se percató, liberó al monstruo en la derecha.

Licá

5 | Sufre y ofrece brega, pero ante el Celta no estuvo a la altura de sus posibilidades. Entró escasamente en contacto con el balón y fue utilizado más como señuelo para despistar que como el jugador determinante, en ese constante caos ofensivo local. Dejó su lugar a Aquino, después de la entrega realizada.

Bueno

7 | El primer cuarto de hora lo pasó ahogado entre las aguas de un Baptistao aislado y un medio del campo muy retrasado. Al no ser un delantero de largo recorrido, si conseguía sacar el balón, no llegaba al remate y si esperaba en punta, el cuero no le llegaba, lo que le obligaba a retroceder hasta un círculo vicioso. En el minuto 20, gracias a la paciencia, esperó en el área un centro y aprovechó el regalo de Kakuta.

Leo Baptistao

7 | Levantó en varias ocasiones al público de sus asientos con sus acostumbradas galopadas, a las que imprime un sello personal, haciendo que parezca que ha olvidado el balón atrás y recuperándolo después con su pierna kilométrica. En la primera mitad, el gol se le metió entre ceja y ceja, pero en la segunda se dedicó a ayudar al equipo, corriendo como un animal de campo. Extenuado, dormirá bien esta noche entre la victoria y la paliza física a la que se ha sometido por voluntad propia.

Manucho

5 | No parece terminar de desentrañar los momentos que tiene un partido de fútbol. Muy apresurado cuando no debe, combinado después con unos minutos de jugadas correctas, para terminar el aleatorio cóctel con demoras innecesarias en contraataques que necesitaban aceleración. Le salva su portentoso físico y su empeñado esfuerzo, pero le quedan por aprender libros de inteligencia posicional.

Quini

6 | Salió para taponar la banda que Nacho abría de vez en cuando y mejoró las prestaciones de su compañero. Tuvo que medirse en duelo ante Orellana, y aunque el chileno provocó algún susto en Vallecas, en términos generales el lateral suplente le ha frenado bien.

Aquino

5 | Salió en sustitución de Licá, pero este no mejoró lo presente. Por el contrario, apenas pudo subirse a un partido que coleaba como un toro de rodeo y al que nunca fue capaz de cogerle el pulso. En frío, el mexicano pasó desapercibido.