Paco Jémez ya tiene una de sus peticiones personales. Descontento con la llegada del chino Chengdong Zhang, quien parece responder más a una operación de márketing que deportiva, el club rayista se reforzó en el cierre del mercado con un gran revulsivo que vuelve a la Liga BBVA: Pablo Hernández

Formado en las categorías inferiores del Valencia, este extremo diestro de 30 años vuelve al país que le vio crecer futbolísticamente tras dos breves pasos por el Swansea City galés (2012-14), el Al-Nasr de Dubái o el Al-Arabi catarí, club que lo ha prestado para la próxima campaña al conjunto de Vallecas. 

Un pulmón infatigable

Si Patrick Ebert es un jugador de banda derecha más técnico que físico, Pablo Hernández responde al perfil de corredor infatigable. Similar a Jesús Navas, destaca por una gran profundidad por el costado. Aunque en alguna ocasión ha llegado por la izquierda o por el centro, su posición natural es la derecha, costado que le permite centrar con su pierna natural. 

Habituado a buscar el desborde por velocidad, en Valencia se curtió como un extremo incisivo y con llegada, capaz de combinar con triangulaciones, ir al espacio con buenos desmarques o terminar resolviendo las jugadas con centros al área. Unas cualidades que acentuó en el Swansea City, donde encontró en Michael Laudrup un gran valedor. El danés le conocía de su época en el Getafe, donde jugó cedido el curso 2007-08, etapa donde empezó a despuntar en el fútbol español. 

En la Premier League jugó 57 encuentros repartidos entre dos temporadas, en las que firmó cinco goles y 15 asistencias, datos que clarifican acerca de las principales cualidades de este jugador, quien persigue más un pase de gol que el resolver la jugada. La llegada de un rematador nato com Javi Guerra puede convertirlo en un socio perfecto para un hombre al que, si el físico y las lesiones respectan, puede repetir una genial conexión como ya hizo en Mestalla con David Villa, a quien ayudó a fabricar un gran número de goles. 

Ágil y dinámico

Correcalles difícil de controlar, la principal duda que se cierne sobre Pablo Hernández será su estado físico. Si rencuentra el momento de forma que tuvo en Gales o Valencia, de bien seguro que el Rayo logrará un puñal por ese costado. Pese a su veteranía, su poco peso (64 kg) y altura (1,73m) le definen como un hombre rápido capacitado para subir y bajar de forma constante por el costado. 

Pese a ser un hombre de ataque, tiene en la falta de precisión en el disparo uno de sus principales puntos flacos. No es un mal tirador, pero le falta acierto, una sensación que corrobora el modesto 29% de acierto de cara a los tiros a puerta que firmó en su último curso en Swansea. Mejora notablemente a la hora de realizar asistencias, donde suma un 80% de precisión en los pases. Su trabajo defensivo aportará un plus a un equipo ya trabajador de por sí como el Rayo, un conjunto solidario que le puede venir como anillo al dedo.