Cuando Andrés Fernández intervino por por vez primera, en el marcador del Estadio de Vallecas ya figuraba un dos a cero para los locales. Javi Guerra no hace prisioneros. El delantero de Vélez vive en una racha en la que todo lo que toca, acaba en celebración. Dos remates, de punta astuto, en los primeros diez minutos acabaron en fiesta para Vallecas. Bendita racha para Jémez y el Rayo Vallecano que sumó su segunda victoria consecutiva como local.

Llegó el primero cuando solo El-Arabi había podido presentar sus credenciales. Tras un saque de banda, el marroquí se revolvió para hacerse hueco y disparó por vez primera en el partido. Salió alto por encima de la portería defendida por Toño, cuyo también espectacular estado de forma se quebraría con su lesión en la segunda parte. Sería la última aparición con peligro del marroquí en toda la primera parte, mal acompañado para generar ocasiones de peligro.

Entonces llegó el espectáculo rematador de Javi Guerra que anotó dos goles bien parecidos. Al primer toque, con el balón por el aire y lanzando su cuerpo hacia delante para impactar con el pie. Primero lo consiguió aprovechando un disparo en semifallo de Pablo Hernández tras un mal toque de cabeza de Biraghi. Después, tras un centro de Bebé desde la banda derecha, ligeramente desviado por -otra vez- Biraghi y al que el malagueño se anticipó entre los centrales nazaríes. 8 goles en 9 partidos. Sobran los adjetivos.

Sin embargo, no todo iba a ser del color de la camiseta de Andrés Fernández. Zé Castro, en seis minutos, vería dos amarillas impropias para su veteranía. La primera por molestar al guardameta del Granada en un intento de saque. La segunda por una falta en el centro del campo a Javi Márquez en la que el central llegó tarde e impactó con la bota muy arriba al mediapunta del Granada. Sin mucho que protestar, el de Coimbra abandonó el terreno de juego ante la mirada furiosa y perdida de Jémez que tardó diez minutos en dar entrada al Chechu Dorado por Bebé. El Rayo, entonces, se colocó en 4-4-1 con Pablo Hernández y Embarba en las bandas.

El Granada tuvo la posesión, pero no terminó de dominar

Tantos sucesos en los primeros veinte minutos habían dejado en un segundo plano los planteamientos de Paco Jémez y José Ramón Sandoval. El grancanario dio la titularidad a Pablo Hernández como mediapunta, siendo escolcado por Bebé y Embarba en las bandas. Empezaron en su costado habitual, pero tras el 1-0 (3'), Bebé pasó al costado derecho y solo volvería al izquierdo cuando la inferioridad numérica se hizo presente. Sandoval, que volvía a Vallecas, inició con Piti en la banda derecha, Ibáñez en la izquierda y Márquez de enganche entre El-Arabi y el doble pivote Rubén Pérez y Khrin.

Entre la expulsión y el marcador, el Rayo reforzó más su idea de donar la pelota al Granada quien tenía muchos problemas a la hora de generar juego. Los andaluces llegaban sin obstrucciones al centro del campo, pero desde ahí no conseguían encontrar por dentro a Márquez, El-Arabi o Piti, ni tampoco Ibáñez y los laterales eran capaces de agitar y desbordar por banda. La ocasión de Piti en el 22', apenas tres minutos después de la segunda tarjeta a Zé Castro, fue un espejismo. Si bien es cierto que tal oasis pudo ser bien real puesto que el centro desde la banda derecha, lo remató Piti en posición franca aprovechando que Tito había cerrado mal el segundo palo.

De ahí hasta el descanso, la nada. Tras el refrigerio, Sandoval dio entrada a Thievy y el ex-rayista Rochina por Márquez e Ibáñez. Sirvió para que el equipo nazarí mejorase su dominio del esférico en el segundo acto. E incluso los granadinos que se desplazaron al Estadio de Vallecas se ilusionaron con el temprano gol (53') de Babin en un saque de esquina botado por otro ex-rayista como Piti y mal defendido en zona por el Rayo.

No obstante, el dominio del esférico no se convirtió en productividad ofensiva y la línea defensiva del Rayo, con Diego Llorente como adalid, cortó cualquier acercamiento sin posibilitar disparo alguno, a excepción del zambombazo de Edgar Méndez en el tiempo de descuento y que no cogió la rosca necesaria.

Solo la lesión de Toño, tras apoyar mal en un salto, enturbió la victoria del Rayo que aguantó con un hombre menos ante un Granada que no se zafa de los resultados negativos: solo una victoria en Liga (30 de agosto), lo que le condena a los puestos de descenso. El Granada recibirá al Athletic después del parón, mientras que el Rayo, en mitad de tabla con 13 puntos, se desplazará a la vecina Getafe.