Piti volvió a hacer ayer lo que más le gusta. No sólo volvió a un terreno de juego, cosa que hacia algún tiempo que no ocurría, sino que encima lo hizo con la camiseta y el equipo que, según él mismo, le ha marcado su trayectoria deportiva. Después de dos años y medio en Granada, el pasado sábado el Rayo Vallecano anunció el retorno del hijo pródigo, que a sus 34 años de edad se embarca en una nueva aventura en Vallecas, firmando para lo que queda de temporada y la siguiente.

Su primer entrenamiento fue el domingo, y prácticamente fue llegar y viajar junto al resto de sus compañeros a Coruña. Allí en Riazor, en el minuto 71 del encuentro entre los vallecanos y el Deportivo de la Coruña, se produjo el reencuentro: Paco Jémez decidió dar entrada a Piti por Pablo Hernández, dándole algo más de veinte minutos para ir cogiendo ritmo de cara a los próximos partidos.

Sus primeros destellos no se hicieron esperar, especialmente en una jugada en la que dribló a tres rivales en un palmo de terreno, asistiendo posteriormente a Bebé en una jugada que terminó sin peligro para la meta deportivista. Además, se mostró participativo tanto por la banda derecha como por la izquierda, aunque no generó ninguna ocasión de peligro ni chutó a portería.

Sin embargo, su reestreno no pudo ir acompañado de una victoria rayista, aunque las sensaciones suyas y del equipo fueron positivas, ya que el Rayo Vallecano acumula tres choques consecutivos sin conocer la derrota, sumando dos empates y una victoria en otros tantos duelos ligueros. El próximo sábado, frente a Las Palmas, Piti podría volver a jugar frente a su afición en el Estadio de Vallecas, en un partido que se antoja transcendental para ambos conjuntos, aunque solo restará por ver si lo hace desde el banquillo o por el contrario estrena titularidad en esta nueva etapa de su carrera deportiva.