Sólo en nueve jornadas de 37 el Rayo Vallecano ha ocupado plaza de descenso. La mayoría entre diciembre y febrero. Sin embargo, aunque no es un número muy alto (el Granada, ya salvado, ha llegado a estar diecisiete fechas en descenso), el problema es llegar al final de la competición ocupando una de ellas. Justamente es lo que le ha pasado al equipo dirigido por Paco Jémez, que tras abandonar puesto de Segunda el 6 de febrero, ha vuelto a caer en ellos con una sola jornada para maniobrar.

La derrota en el Estadio de Anoeta ante la Real Sociedad por dos goles a uno, combinada con la victoria del Granada y el empate entre Getafe y Sporting, ha dejado malparada a la plantilla vallecana. No obstante, aún es posible lograr el objetivo de la permanencia si se dan varios resultados favorables al Rayo, pues los franjirrojos ya no dependen de sí mismos.

El próximo domingo 15 a las cinco de la tarde comenzará el final de la lucha por evitar el descenso a Segunda. En tres estadios se jugarán la vida tres equipos: Getafe, Sporting y Rayo Vallecano. El equipo azulón lo hará en el Benito Villamarín ante el Real Betis; los asturianos en casa ante el Villarreal; y el Rayo, ante su público, contra el Levante. Sólo el Getafe depende de sí mismo. Sporting y Rayo, por lo tanto, deberán estar pendientes de lo que ocurra en otros campos. Los tres rivales no se juegan nada en la última jornada.

¿Qué tiene que pasar para que el Rayo se salve?

Penúltimo, con un punto menos que Getafe y Sporting, sólo tiene dos caminos para permanecer en la categoría de oro. Si gana al Levante, tiene que esperar que Sporting y Getafe no lo hagan y pinchen (empaten o pierdan). Si sólo empata ante el equipo de Rubi tendrá que esperar que Getafe y Sporting pierdan. Si pierde será equipo de Segunda.

El Rayo Vallecano gana al Levante Permanece si Sporting y Getafe empatan y/o pierden
El Rayo Vallecano empata Permanece si Sporting y Getafe pierden
El Rayo Vallecano pierde Desciende a Segunda

Vallecas se prepara para una tarde de domingo de auriculares, nervios, emoción, sazonados con gritos y, pase lo que pase, seguramente lágrimas. El objetivo de lograr la quinta permanencia consecutiva no sólo pasa por Vallecas.