El aficionado del Rayo Vallecano está acostumbrado, en su historia reciente, a darle la bienvenida a casi quince jugadores por verano, más otros pocos que suelen llegar al club en invierno para tratar de levantar el rumbo del equipo. Cesiones de jugadores en horas bajas, fichajes a coste cero, hombres que acaban contrato o apuestas arriesgadas que, muchas veces, no duran más de una temporada, tanto si salen bien como si fracasan.

Sin embargo, y aunque parezca extraño, este verano las cosas han cambiado por la Ciudad Deportiva. Tras el descenso del equipo a LaLiga 1|2|3, parecía evidente que muchos jugadores se bajarían del navío bucanero, pero el número de refuerzos está siendo considerablemente menor que en temporadas anteriores. Muchos jugadores continúan con contrato en vigor (Trashorras, Baena, Toño, Manucho, Amaya, Quini, Nacho, Rat, Joni Montiel, Embarba…), lo que ha provocado un menor número de incorporaciones al plantel de José Ramón Sandoval.

La defensa, fundamental para ascender

La zona más reforzada hasta ahora ha sido la defensa. La marcha de Diego Llorente, jugador más importante de la pasada campaña, ha obligado a la dirección deportiva a llenar su hueco con experiencia y jugadores contrastados. Es el caso de Pablo Íñiguez, jugador cedido por el Villarreal, y de Ernesto Galán, procedente del Mirandés.

El jugador procedente del Villarreal acumula, pese a tener solo 22 años, una amplia trayectoria tanto con el filial del Submarino (llegando a debutar con el primer equipo), como en Segunda División, gracias a la cesión de la temporada pasada en el Girona. Además, ha sido convocado asiduamente para las selecciones inferiores de España, además de galardonado en los Premios Draft del fútbol español. Es una garantía, y debe formar una pareja contundente junto a Zé Castro.

Por otra parte, Ernesto Galán suma veteranía a la línea defensiva, tras una dilatada trayectoria a sus 30 años. Será fundamental en el lateral derecho junto a Quini, pudiendo desempeñarse también como central. Ha pasado por varios conjuntos, llegando a disputar una campaña en Primera División (con el Espanyol) y varias en Segunda (Mirandés, Girona, Alavés, Xerez o Las Palmas).

Por ahora, solo cuatro refuerzos

Detrás de ambos, y con condiciones para pelear el puesto a Toño, aparece el último en llegar: Paulo Gazzaniga. El meta argentino, procedente del Southampton, viene con ganas de demostrar que tiene condiciones para disfrutar de minutos en Vallecas o en cualquier lugar. El duelo con Toño, y con los porteros del filial (Lucho, Javi…), es lo que necesita Sandoval como en todos los puestos: competencia para mejorar.

Por último, una joven promesa se ha unido al Rayo en un movimiento muy interesante por parte de la dirección deportiva. Se trata de Santi Comesaña, exjugador del Coruxo gallego, que llega al Rayo para complementar a Trashorras y Baena. El joven vigués, de 19 años, parecía un completo desconocido para el público, aunque se conoció que había equipos de LaLiga interesados en hacerse con sus servicios. Esta pretemporada ha demostrado su calidad y su poder anotador de cara a gol.

Los cedidos y la cantera siempre suman

Además de estas cuatro incorporaciones, cuatro jugadores regresan de sus respectivas cesiones para tratar de convencer al míster en lo que queda del mes de agosto. Estos hombres son Álex Moreno, que proviene del Elche y cuenta con opciones de quedarse; Lass Bangoura, que regresa del Stade de Reims y se podría beneficiar de la salida de Jémez, y dos que cuentan con pocas opciones de continuar como Johan Mojica (cedido dos temporadas al Valladolid) y Diego Aguirre (que jugó en el Oviedo el curso pasado).

La cantera siempre aporta jugadores al primer equipo, y este curso, con el Rayo en Segunda, parece más factible que nunca que el primer plantel esté plagado de hombres de la casa. A los Nacho, Embarba, Joni o Lass Bangoura podrían sumarse este año jugadores como Pablo Clavería, Sergio Akieme, Fran Beltrán o Lucho.