El partido mostraba su cara nada más comenzar. Pocos fueron los minutos de tanteo en los que se vieron tímidas ocasiones a balón parado. Estas dieron paso a un dominio grana más que evidente y poco a poco el Real Jaén iba cerrando filas en torno a la portería de René. Era el guardameta jaenero el que mantenía a los suyos en el partido y alejaba las cada vez más atrevidas ocasiones locales.

Se marchaba Montero lesionado observado por un público repleto de bostezos. El partido se enfrascaba entre múltiples faltas y pérdidas. El juego vistoso parecía olvidado y el balón pasaba más tiempo por el aire que rozando el césped. Ni los disparos lejanos encontraban una portería bajo la que René no dejaba lugar al peligro. Y para Casto no hay mención porque simplemente no apareció. Wellington se jugaba la titularidad y por eso sus bicicletas fueron lo más exótico de la primera mitad.

Con el segundo tiempo llegaron los goles, que no el fútbol

La visita a los vestuarios sentó de maravilla en las filas murcianas. Wellington seguía encontrando profundidad y acompañándola de peligro. Primero lo intentaba él solito pero, al ver que René le tenía tomada la medida, decidió que su siguiente jugada acabase en un balón servido para Álex Martínez que apareció desde atrás para cruzar el balón raso y hacer el primer tanto del encuentro.

Tras el gol, los lagartos intentaban una reacción y comenzaban a tocar el balón como acostumbran. Con Jozabed en el campo, el equipo de la capital del Santo Reino encontraba presencia en la medular y conseguía llevar el balón de una banda a la otra.

Pero seguía faltando la chispa arriba. Jona estaba tan solo como una península sin istmo. Fugaz fue el intento de meterse en el partido de los de Manolo Herrero y el dominio pasó de nuevo al bando local.

Otra vez el balón para los murcianos que parecían empeñados en que Kike hiciese su décimo quinto gol de la temporada. El delantero lo intentó de todas las formas posibles, pero siempre que se plantaba ante René este acababa adivinándole las intenciones.

Hasta el último minuto del tiempo reglamentario no llegaría tan ansiado premio. Con René en el suelo, Kike era asistido y conseguía batir a placer cuando Kitoko era el único que defendía la portería blanca. De esta forma se quedaron los tres puntos en la Nueva Condomina.