Convulso y entumecido. Sin saber si dejarse llevar o mantener un ritmo a la altura de la institución. El Real Madrid vive una temporada en Liga muy alejada de las pretensiones iniciales. Es un alumno rezagado, que no siente interés por aquello que no le supone ningún reto por el que merezca la pena esforzarse. Es aquel que muestra sus aptitudes cuando el desafío está a la altura de sus sueños. Es ese que mira la Copa y la Champions con una ensoñación enfermiza, capaz de jugarse todas las cartas en dos bazas. El mismo cuyas características le hace ser demoledor.

Entrando en el mes de febrero, se aproxima la zona Cesarini de la temporada, el momento señalado para los que serán eternos. El pasillo de peligros que acechan comprometen a los jugadores blancos, exigidos por dos objetivos inescrutables. Mourinho intenta dar con la tecla de la forma física, aquel movimiento de ajedrecista que sorprenda a un rival que espera del Madrid a un conjunto de futbolistas talentosos capaces de guerrear por su cuenta. La tecla que active el sentimiento de pertenencia por un escudo que acarrea una obligación. Ese estado físico que no termina de encontrar el Madrid de manera grupal y que debe sumarse a una estado mental tan importante como el rendir de los músculos.

Llega el momento clave de la temporada

La distancia impensable con el Barcelona, hace al Real Madrid mirar a otro lado, como el que no quiere ver. No entra dentro de las directrices lógicas, pero un Barcelona imperial no permite espacio para la dubitación. Entre tanto, el líder de la que dicen ser la mejor liga, la Premier, llega al coliseo blanco. El Bernabéu, tocado en multitud de ocasiones por la varita, imprime esa magia inherente a un encuentro de proporciones faraónicas. Bajo ese ambiente de grandes noches europeas, se espera un tablero aderezado por muchas de las mejores fichas del panorama internacional. Ramos para intentar anular a Van Persie, Xabi para obstaculizar la influencia de Rooney, Rafael para frenar a Cristiano Ronaldo o Phil Jones, si fuera de la partida, para destruir la creatividad de Mesut Özil.

Wembley observa 

Una gran guerra, desglosada en pequeñas batallas en las que los contendientes tendrán claras indicaciones de no dar ese paso en falso que desnivele una balanza que, hoy por hoy, es aventurado afirmar qué lado pesa más. Ese pequeño desnivel supone la diferencia entre seguir vivos en ésta Champions o fracasar en el camino a Londres. En ésta batalla el Madrid tiene depositadas todas las esperanzas, aquellas que alimentan un sentir general. Ese anhelo que ejerce el papel de muro de contención entre la ilusión y la decepción. Nadie quiere mirar por encima de los ladrillos que cimentan la entelequia de la Décima, sabiendo con temor que al otro lado se encuentra un ambiente irrespirable ya vivido otras campañas cuando el eterno rival se dirigía sin preámbulos y sin distracciones hacia la conquista liguera.

Grandes duelos individuales, también en los banquillos

Con Pepe recuperado para el cénit de la temporada y con Cristiano Ronaldo en el papel de superhéroe, el equipo de Mourinho busca en los duelos frente a los de Ferguson el espaldarazo suficiente para afrontar un final de temporada cargado de obstáculos. Al menos esa es la intención, no encontrarse en el mes de marzo sin aspiraciones más allá de la de divagar nostálgicos por los campos de España, aguardando un final de temporada que corte un aciago camino.

Nadie quiere pensar en eso, las espaldas de Cristiano y la zurda de Özil cargan todo el peso de las esperanzas de rememorar un taconazo de Redondo para la historia o una exhibición de Ronaldo Nazario que levante al respetable británico de sus butacas. El camino está marcado, el Madrid ya lo ha recorrido en anteriores ocasiones, tan solo necesita que sus jugadores se erijan portadores de los estandartes de una procesión que quieren que desemboque en las puertas del mítico Wembley. Ya profetizó Séneca, “no hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va”.

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Sobre el autor
Adrián Orzáez
Editor. Redactor del Real Madrid. Licenciado en Economía y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Email de contacto: [email protected]