Cuenta la leyenda que un enorme busto con el rostro de Napoleón Bonaparte preside la habitación donde Fatih Terim maquina las tácticas y las estrategias para conseguir ganar los partidos. La imagen del emperador francés es fuente de inspiración para él a la hora de afrontar las batallas sobre el terreno de juego. Batallas que, como su idolatrado personaje, casi siempre gana.

Fatih Terim (Arana -Turquía-, 1953) es un mito en el fútbol turco. Desde su llegada al Galatasaray en 1996 proveniente de la Selección su trayectoria en el viejo Imperio otomano ha sido inmejorable. Su propuesta de juego, basada en el fútbol de ataque, supuso una innovación en un país en donde la tradición rezaba otra manera de entender el balompié. 

Su pronunciada personalidad hace que mantenga una buena relación con José Mourinho De carácter fuerte, seguro y decidido, como persona que supera ampliamente la cincuentena de años, a Terim nunca le ha gustado guardarse lo que sentía. Tal vez por eso, quién sabe, le une una estrecha relación con José Mourinho, con el que se verá las caras el próximo 2 de abril. Quizás por su pronunciada personalidad y autoridad los conflictos con sus superiores han sido habituales en su carrera.

Le sucedió en la Fiorentina, y en poco más de media temporada se ganó el apoyo incondicional de la afición “viola”, que se posicionó a su favor y rechazó a Cecchi Gori, el exitoso productor cinematográfico y entonces (2000-2001) máximo mandatario de la escuadra toscana. Sin embargo, el aclamo popular no fue suficiente para que Terim conservara su puesto, pese a los buenos resultados, y tras 20 jornadas decidió abandonar el club por la incompatibilidad con Gori.

Terim sufrió en sus aventuras fuera del fútbol turco la poca paciencia de los mandatarios italianos. Primero, en la Fiorentina; después, en el Milan, donde no superó las diez jornadas al frente de los lombardos. Eso sí, una vez más contó con el apoyo y la defensa de la afición y de pesos pesados del vestuario como Paolo Maldini. Es esa curiosa personalidad-habilidad de el “Emperador” la que le hace ganarse a los jugadores con extrema facilidad y enemistarse con sus superiores. “Nos trata como un padre. A mí me explica que juegue cómo sé, que cree en mi talento y que confía en mí. Tanto por sus cualidades técnicas, como por su capacidad para motivarnos, tengo que decir que es el mejor entrenador que he tenido en mi vida”, declaraba Semi Senturk hace un lustro.

Terim dejó huella en el Calcio, pese a sus traumáticas salidas de Fiorentina y Milan  Pese a todo, en su Turquía natal siempre ha sido ponderado, y con razón. Él situó al Galatasaray, y por ende al fútbol turco, a la altura de los grandes clubes europeos a finales del siglo pasado. Tras una gris primera etapa con la Selección de su país (1993-1996), su llegada al Galatasaray, club donde militó como jugador, trajo consigo un soplo de aire fresco y un cambio de mentalidad en el hasta entonces desconocido fútbol otomano.

Allí logró ganar cuatro ligas consecutivas (de 1997 al 2000), dos Copas de Turquía (1999 y 2000) y el hasta ahora mayor logro de toda Asia Menor: la Copa de la UEFA del año 2000. Ese título le catapultó al título de leyenda. Los triunfos del “Galata” ante Mallorca,  en cuartos, Leeds, en semifinales, y Arsenal, en la gran final en Copenhague, hizo que Terim se convirtiera en toda una institución, y de ahí su posterior salto al Calcio.

Desde el abandono del territorio transalpino en 2001, la carrera de Terim se ha consolidado, aun más si cabe, dentro de Turquía. Entre 2002 y 2004 volvió a dirigir al Galatasaray, aunque su regreso no fue del todo fructuoso. Algo más lo fue su segunda etapa con la Selección Turca (2005-2009), destacando ese cuarto puesto en la Eurocopa de Austria y Suiza en 2008 (mejor de la historia). No obstante, la crítica se cebó con Terim al no conseguir clasificar al combinado para el Mundial de Alemania, primero, y al de Sudáfrica, después.

Desde 2011, cumple su tercera etapa como entrenador del Galatasaray Amado y odiado a partes iguales, Fatih Terim jamás se calla. Con esa chulería que le caracteriza, el técnico respondía tajantemente antes de la Eurocopa de Austria y Suiza, cuando se puso en tela de juicio el ingente sueldo que percibía: “Se habla mucho de mi sueldo, incluso en el parlamento. ¿Les he preguntado yo a los parlamentarios cuánto cobran? En Turquía hay 550 diputados, pero sólo un Fatih Terim”.

Tras un breve periodo de descanso, el “Emperador” inició su tercera etapa con el Galatasaray en 2011, logrando el título de liga esa misma temporada y devolviendo la gloria perdida al club en años anteriores, que no albergaba un nuevo trofeo en sus vitrinas desde 2008.

De nuevo tiene la oportunidad de colocarse en la primera fila de los entrenadores europeos. La eliminatoria frente al Real Madrid será su particular batalla de Waterloo. Si desea vencer y alcanzar las semifinales, deberá elaborar una estrategia a la altura de su ídolo Napoleón, motivando a los jugadores y arengando  a la hinchada para que el  Ali Sami Yen vuelva a ser el “Infierno Turco” que ayudó a Fatih Terim a convertirse en el “Emperador” de Constantinopla.