El Santiago Bernabéu vivió la fiesta de la cuarta edición del Corazón Classic Match, un encuentro con fines benéficos en el que lo recaudado irá a parar a la Promoción de éxito Escolar de la Cruz Roja Española, una recaudación que se destinará a más de 500.000 meriendas que se repartirán bajo el lema "Solidaridad con la Infancia".

La Juventus de Turín llegaba al Santiago Bernabéu sucediendo a anteriores contrincantes de pasadas ediciones, equipos de magnitud mundial como Manchester United, Bayern y Milan. El enfrentamiento entre las leyendas blancas y las de la "Vechia Signora" sirvió así para recordar la consecución de la séptima Copa de Europa del Real Madrid.

Onces de estrellas

Real Madrid y Juventus espoleados por sus técnicos, Amancio Amaro y Geni por parte del conjunto local y Gianluca Pessotto por parte de los visitantes, salieron con dos conjuntos de enormes garantías, los locales lo hicieron con el actual 4-2-3-1 con Buyo bajo palos, Chendo, Helguera, Fernando Sanz y Roberto Carlos formando la línea defensiva, la manija era para dos leyendas como Hierro y Redondo y en línea de tres cuartos más calidad si cabe, Zidane actuó como mediapunta flanqueado por Amavisca y Figo en los costados, Morientes sería la punta de lanza de un conjunto que muchos querrían aun ahora.

En un guiño a su actual equipo las leyendas bianconeras se presentaron con un 3-5-2 en el que Cannavaro compartió línea con Montero y Ferrara, Tacconi sería el encargado de cerrar la meta y Davids y Paulo Sousa los encargados de tejer desde el centro, por delante Birindelli y Torricelli ocupaban los costados, Salihamidzic actuaba de enganche y Nedved y Ravanelli se situaban como futbolistas más adelantados.

Pavel Nedved y Fernando Redondo, talento puro

El encuentro empezó con sorpresa en los primeros minutos ya que la Juventus se hacía con casi todo el peso, era un espejismo ya que apenas hizo falta llegar al sexto minuto del encuentro para que el balón cayese a los pies de Zidane, el Bernabéu atronaba y el cinco cedía a Luis Figo al borde del área, no se lo pensó el portugués, control, acomodo y disparo lejos del alcance del capitán juventino Tacconi. Nedved buscaría la igualada tras el saque de centro pero su disparo saldría desviado de la meta defendida por Paco Buyo.

El encuentro entró en una fase de orgullo por parte de los veintidós, la relajación inicial se esfumó de un plumazo y el encuentro se serenó, el primer cuarto de hora sirvió como muestra del buen hacer de los protagonistas que pese a estar retirados de la competición todavía guardar grandes dosis de fútbol en sus pies. Nedved volvería a ser protagonista al marrar una buena ocasión cuando el partido llegaba a los primeros veinte minutos, Pessotto ya había movido ficha dando entrada a Jugovic en lugar de Salihamidzic y tras un error de la zaga blanca el checo con el once a la espalda disparó desviado, Buyo respiraba aliviado.

Un flanco histórico

El segundo susto para la defensa blanca derivó en la activación de una pareja antológica, Roberto Carlos y Zidane, Zidane y Roberto Carlos, los protagonistas del gol que daba al Madrid la novena Copa de Europa se aliaban con las caídas del francés al costado izquierdo, el entendimiento entre ambos todavía perdura y el Santiago Bernabéu pudo disfrutar de algunas pinceladas de aquellos recuerdos. La Juve volvería a rozar el empate, esta vez por medio de un Torricelli que llegó al área y superó a Buyo, al disparo le faltaron centímetros para colarse. El Santiago Bernabéu, prácticamente lleno, disfrutaba haciendo la ola en el momento en el que se produjo la lesión de Helguera mediado el primer tiempo, su puesto lo ocuparía Pavón.

Helguera no sería el único lesionado de la tarde ya que Ravanelli tuvo que abandonar el campo en el primer tiempo, la falta de ritmo no perdona ni siquiera en los partidos amistosos. El encuentro entró en una fase de control en el centro del campo y ausencia de ocasiones, para despertar al público del sopor hizo falta una buena parada de Illgner que despejó con el puño a mano cambiada, el córner juventino fue estéril y el partido llegó al descanso.

Competitividad pese al cambio

Tras el paso por vestuarios los dos conjuntos sufrieron cambios, el más señalado fue el de Cannavaro quien cambió la maglia biaconera por la camiseta blanca del Real Madrid, el encargado de levantar la última Copa del Mundo italiana volvía así a vestir una camiseta para la que podría trabajar en las próximas fechas. Peruzzi, Porrini y Giannichedda saltaron al césped al igual que Dani García Lara y Karembeu. El conjunto transalpino se hizo con el tempo del partido, el Madrid vivía del talento de sus jugadores más adelantados pero sería el holandés Edgar Davids el primero en poner en apuros al meta rival, con un disparo desde la frontal que a punto estuvo de superar a Illgner, el alemán repelió y el balón se fue a córner tras pegar en el larguero.

Hierro y Davids, duelo de destructores en el centro del campo

Figo y Zidane volvían a aliarse para crear problemas a la zaga juventina, una contra llevada por Redondo evolucionó hasta llegar a los pies del francés, el pase al espacio de éste lo aprovechó Figo que se plantó sólo ante Peruzzi, el luso lo intentó de vaselina pero el meta italiano realizó una gran parada. Más tarde sería de nuevo Figo quien despediciaría una nueva ocasión con un cabezazo que salió elevado.

Nedved y Butragueño, talento inagotable

Cuando parecía que el Madrid despertaba del hastío apareció Nedved para demostar que le sobra calidad, la clase del checo derivó en una combinación que cogió desprevenida a la defensa blanca, el mediapunta sorprendió a todos, Contreras incluído, al ceder en bandeja el tanto a Montero, que llegaba sin oposición en el segundo palo, el defensor sólo tuvo que empujarla para empatar.

Figo y Hierro dejaron su sitio sobre el césped a Emilio Butragueño e Iván Pérez, las ovaciones para los cuatro fueron sonadas pero lo serían todavía más cuando el histórico siete madridista se inventó un pase al espacio en banda derecha, el único que lo leyó fue Dani y se encontró en una posición privilegiada para centrar raso al corazón del área, Iván Pérez no perdonó recortó y anotó, segundo tanto y ventaja madridista apenas instantes después del empate italiano.

El Santiago Bernabéu entregó la mayor ovación de la noche a falta de diez minutos para el final, Zidane se retiraba del campo y su sitio en el terreno de juego lo ocuparía un igualmente ovacionado Santillana, el francés volvería a saltar al campo apenas segundos después, lo hizo vistiendo la camiseta juventina y acompañado por Padovano, el único que todavía no había saltado al verde.

Zinedine Zidane puso en pie al Santiago Bernabéu en cada una de sus acciones

El partido entró en una fase en la que la defensa juventina secó el buen hacer de los insistentes ataques madridistas, el partido llegaba así a la conclusión siendo vencedor el conjunto local, cuarta edición y cuarta victoria para el conjunto blanco en un día en el que el resultado era lo de menos. La infancia fue la auténtica ganadora de una tarde de fiesta en el Santiago Bernabéu.

Fotos: Dani Mullor | VAVEL.