Discutido, infravalorado, fallón, querido y detestado. Son algunos de los adjetivos que suelen venir a la cabeza cuando se habla de Gonzalo Higuaín dependiendo de las filias o fobias que despierte el argentino entre quienes debaten sobre él. Actualmente, seis temporadas y media después y con, prácticamente cerrado su traspaso al Nápoles se sigue discutiendo en los mismos términos sobre la idoneidad de la inclusión de Higuaín en la plantilla blanca desde que en diciembre de 2007 aterrizara en Madrid a cambio de 12 millones de euros. A su llegada sólo los más atrevidos podrían pensar que su papel en el Real Madrid fuera el que ha adquirido y pocos daban algo porque tuviera continuidad en un club que atravesaba una profunda crisis institucional. Meses más tarde Higuaín, con la confianza de Capello, se convirtió en protagonista de la remontada madridista que llevó al club a conseguir su trigésima Liga. Goles frente al Atético de Madrid en el Calderón y el famoso al Espanyol en el minuto 90 resultaron vitales. Sin embargo, sus detractores le achacaban que carecía de gol y decían, entre risas, que era "igualín" a Ronaldo, que dejó el Real Madrid rumbo a Milán.

Posteriormente con Schuster en el banquillo su protagonismo fue de menos a más, volviendo a ser importante en el tramo final de la temporada ante la baja de Van Nistelrooy, que decidió operarse de su tobillo derecho en mitad de la temporada. Ya con Juande Ramos a los mandos del equipo madridista se convierte en máximo goleador del Real Madrid con 22 tantos por delante de Raúl, Van Nistelrooy y el recien llegado Huntelaar. A pesar de eso la llegada de Florentino Pérez al palco del Bernabéu le colocó año tras año en la puerta de salida sin más motivo que haber sido un fichaje de la junta directiva de Ramón Calderón. La llegada de Karim Benzema a precio de crack y el rendimiento de Higuaín, máximo goleador en la temporada 2009/2010 del Real Madrid por delante de Cristiano, chocaron abriendo un debate eterno que una hernia en la espalda se decidió a resolver. El día anterior a la debacle madridista en Barcelona (5-0) de noviembre de 2010, Higuaín queda fuera para el resto de la temporada. Al menos eso se pensó, pero Higuaín se incorporó al equipo en abril.

Los dos últimos años han sido una constante pugna con Benzema por ser el delantero centro de un equipo en el que nadie marca más goles que Cristiano Ronaldo. Esa alternancia en la titularidad de ambos ha terminado con los dos sintiéndose más suplentes que titulares a pesar del posicionamiento de la opinión mediática en favor del delantero francés, lo que ha provocado que tanto este verano como el pasado Higuaín haya sido objeto de debate por enésima vez. Esta temporada, decepcionante para ambos, ha terminado por pesar más para el argentino que dijo a las claras que su etapa en el Real Madrid había terminado. Tras de sí deja una estela de 121 goles (decimoquinto máximo goleador de la historia del Real Madrid) pero una losa en la competición más importante de clubes europeos, la Champions, con sólo dos goles en partidos de eliminatoria (CSKA y Galatasaray). Esa ha sido la tónica de su estancia en Madrid, momentos importantes, especialmente en la Liga, y actuaciones decepcionantes en la Champions League, como todo el equipo en estos años.

Ahora se marcha rumbo a Nápoles en busca de sentirse importante dejando 40 millones de euros en las arcas del Bernabéu siendo la segunda venta más alta del Real Madrid solo superado por la salida de Robinho en 2008. Ahora la pelota está en el tejado del Real Madrid, ¿Fichar o confiar en Benzema?