No fue el mejor partido del Madrid. Ni siquiera fue su actuación más brillante a nivel personal. Pero el encuentro ante la Juventus ha servido para confirmar algo que se intuía: Di María es capital para Ancelotti. La confianza del italiano en el argentino, llegado este punto de la temporada, es total. 

Y, a diferencia de otras decisiones más o menos polémicas, la titularidad de Di María es consecuencia de méritos personales, sin influencias de ninguna clase ni sugerencias presidenciales. Juega porque tiene que jugar. Es lo justo, y así lo entiende Ancelotti. El extremo argentino comenzaba la temporada con Cristiano, Ozil, Isco y Bale por delante. Con el paso del tiempo y de los partidos, ha ido superando obstáculos en forma de jugadores. 
 
Es la diferencia crucial de personalidad entre Ozil y Di María. El alemán abandonó el barco merengue cuando lo desplazaron de su posición en el campo, primero, y al banquillo más tarde. Se hartó y decidió no luchar. Abandonó Madrid y voló a Londres, donde iba a encontrar facilidades. Y así ha sido. 
 
Di María, en cambio, permaneció en España, y tras dos meses de competición se puede decir sin que suene descabellado que es el futbolista más importante del Real Madrid en ataque, sólo ensombrecido por Cristiano Ronaldo, que no entra en catálogo, y Modric, fundamental en la elaboración del juego.
 
Es complicado imaginar un Madrid sin el argentino. Ni siquiera sonaría apropiado que Bale entrara en el once y él fuera el sacrificado. Porque Bale, a día de hoy, no alcanza ese nivel competitivo. 
 
Di María se adapta a cualquier sistema de juego Tampoco lo alcanza Isco, futbolista de apariciones fulgurantes y goles. No es capaz de sumar nada que no aporte Di María. Y por eso lo sentó Ancelotti ante la Juventus en lo que ha sido probablemente el encuentro más importante de la temporada. Por eso y porque el sistema idóneo, dada la confección de la plantilla, es el 4-3-3. E Isco se pierde jugando de volante en la línea de tres centrocampistas. 
 
Illarramendi ha crecido, Modric es fundamental, Khedira guarda las espaldas, Cristiano es Cristiano y Di María está soberbio. El ex jugador del Málaga tiene harto complicado volver a ser un fijo en la alineación. Además, una posible entrada de Bale en el once le restaría aún más opciones: Di María se desempeña mejor que él en la desmarcación de volante, como ya demostró en pretemporada. 
 
Los goles de principio de campaña taparon las carencias físicas y tácticas de Isco, acostumbrado a ocupar una zona muy concreta del campo y a sacrificarse lo justo en tareas defensivas. No hay vuelta de hoja: Di María lo ha pasado por la derecha, igual que pasó a Ozil cuando decidió luchar por un puesto de titular en el Real Madrid. Y en esta noche de Champions, volvió a regalar una asistencia a Cristiano que significó el 1-0.