Piqué tiene sangre azulgrana, puesto que desde los 10 años ya formaba parte de las categorías inferiores del Barcelona. Se formó como jugador lejos de las fronteras españolas, en Inglaterra, concretamente en la ciudad de Manchester, donde Ferguson y su equipo de preparadores y ojeadores le echaron el guante cuando el defensa aún estaba en edad juvenil y se lo llevaron rumbo a las islas ofreciéndole un contrato como profesional. Allí terminó de madurar y crecer como futbolista, pero la pareja Vidic-Ferdinand era en aquella época una de las más solidas de la Premier y del fútbol europeo y se le cerraron las puertas de la titularidad. De esta manera Laporta consiguió su vuelta a casa con el visto bueno de Pep Guardiola, técnico que le ayudó a crecer aun más y convertirse en el jugador que es hoy día.

Sergio Ramos por su parte se formó en la cantera del Sevilla por donde pasó con mucho éxito hasta implantarse en el Sevilla Atlético. Aunque aún estaba en edad juvenil, el de Camas ya jugaba y era una pieza importante del segundo equipo, tanto, que comenzó a alternar el filial con el primer equipo hasta que Joaquín Caparrós le brindó la oportunidad de debutar en primera división con solo 18 años. Desde ese momento su progresión no paró y le llevó tras disputar dos temporadas con el Sevilla a firmar por el Real Madrid, quien pagó una cifra muy alta tratándose de un jugador muy joven (19 años). Desde ese momento el actual segundo capitán blanco no ha parado de crecer y ha jugado con igual eficacia en el puesto de lateral y de central, lugar este último donde mejor rinde y donde se ha asentado como el mejor del mundo.

Mentalidad líder

Si algo comparten Sergio Ramos y Piqué es su carácter ganador. Ambos son jugadores con mucha ambición, que siempre quieren ganar y para ello trabajan a diario con el fin de seguir mejorando y ser cada día un poco más completos y mejores jugadores. Los dos tienen el gen ganador grabado a fuego y es esa mentalidad ganadora la que les ha hecho llegar a la cima y ser líderes tanto dentro como fuera del campo.

A Ramos, por ejemplo, ese carácter ganador y afán de superarse y dar siempre el máximo le ha jugado malas pasadas, sobre todo en sus inicios. Ayudado con su portentoso físico pero perjudicado por su inexperiencia, el sevillano ha realizado en multitud de ocasiones, y sobre todo la principio de su carrera, entradas a destiempo que le ha supuesto muchas tarjetas amarillas y también muchas expulsiones. Ese ímpetu le ha jugado también malas pasadas en forma de pequeños errores defensivos que con el paso del tiempo ha sabido corregir y subsanar, madurando en su juego y no parando de progresar hasta convertirse en el gran central que es hoy día.

Por otra parte, la progresión de Piqué ha sido más lineal. Desde que llegó encandiló a Guardiola, y no solo lo hizo por sus grandes cualidades futbolísticas, sino también por las ganas que demostraba ese joven e inexperto central y por su mentalidad ganadora. No tardó mucho en convencer a compañeros y aficionados en que él sería el futuro líder de la zaga azulgrana, y varios años después de su reincorporación al club así es. Imprescindible desde hace muchos años ha crecido al lado de Puyol y bajo la supervisión de Pep y hoy día es uno de los mejores centrales de Europa y todo un líder en el vestuario.

Aunque al igual que a Sergio Ramos, Gerard también ha tenido “problemas” derivados de su carácter, y es que el central español se ha visto envuelto en algunas disputas verbales y fuera del campo con rivales, teniendo sus declaraciones y comentarios siempre un punto polémico.

Futuros ejes de la zaga y capitanes

Tanto Piqué como Ramos son, desde hace varias temporadas, imprescindibles e inamovibles en el 11 de sus respectivos equipos. En el caso del Real Madrid, el ex sevillista rompió la “maldición” del puesto de central en el conjunto blanco tras la salida de Fernando Hierro. Muchos fueron los millones invertidos y los jugadores que pasaron por el club merengue para tratar de cubrir sin éxito la baja del antiguo 4 blanco. Woodgate, Samuel, Cannavaro, Metzelder, Heinze… todos han pasado con más sombras que luces por el puesto de central sin acabar siendo indiscutibles ni dejando huella en el club por sus actuaciones. Hoy día se afirma sin miramientos que Ramos está a la altura de Hierro y que es un más que digno sucesor, tanto en el campo como fuera de él y es que Sergio está marcando una época y calando hondo en los corazones blancos.

Actualmente tras las salidas de Raúl y Guti hace unas temporadas, él es el segundo capitán del equipo, posición merecida y llevada a cabo con total solvencia y eficacia. Más pronto que tarde el tiempo hará mella en Casillas y acabará su etapa en el club, y Ramos será el capitán de la nave, el ídolo de niños, el espejo donde se miran los más jóvenes y uno de los principales responsables de los éxitos del conjunto del Paseo de la Castellana.

Al igual que sucede con el central blanco, en el bando contrario aparece la figura de Piqué. No es de los primeros capitanes, puesto que aún continúan en el equipo pesos pesados y con muchos años en el club como Xavi, Iniesta, Puyol o Valdés, pero pese a ello ya ejerce en muchos momentos de capitán y se erige como el futuro portador del brazalete y líder de un vestuario siempre difícil de manejar y ser respetado. En los próximos años Puyol, Valdés y Xavi abandonarán el club y él será a todos los efectos uno de los primeros capitanes, “título” o reconocimiento que a pesar de no tener en la actualidad sí ejerce con gran solvencia.

De la misma forma en la que Sergio Ramos le dio el relevo a un icono del madridismo como Hierro, Piqué hará lo propio con Carles y es que el tiempo y las lesiones hacen mella en “Tarzan Puyol”, pese a ello no hay sensación de preocupación, pues la casta, raza, sentimiento y carácter ganador de “Puyi” seguirán en el club y lo harán bajo el mando de un Piqué que debido a las ausencias del capitán azulgrana ya ha comenzado a ejercer.