La trayectoria de Isco en el Real Madrid ha sufrido varios picos y ha pasado en solo unos meses de estar en un extremo al otro en cuando a importancia en el equipo se refiere. El 23 blanco comenzó con mucha fuerza, sobre todo a raíz de marcar goles en las primeras jornadas. Todos le veían como el nuevo Zidane y una versión mejorada del ya ex jugador blanco Ozil, pero tras un inicio fulgurante sus prestaciones bajaron, salió del equipo titular yel cambio de esquema le terminó de mandar al banquillo, jugando además pocos minutos o incluso no disputando ninguno.

Inicios en la élite

Con la llegada de Abdullah Al-Thani al Málaga se incorporaron al equipo muchos jugadores de un nivel muy alto. Por muchos de ellos se pagaron altas cifras en concepto de traspaso, otros llegaron por menos pero con fichas muy altas. De entre todos ellos llamó la atención la de un joven malagueño que provenía del filial del Valencia, lugar donde no le dieron muchas oportunidades y donde apenas había despuntado, pese a ello se pagó una cifra bastante alta: seis millones de euros. Durante su primera temporada Joaquín, Cazorla, Eliseu o Duda le cerraban el paso, pese a ello cuando tuvo la oportunidad dio muestras de ser un jugador con un futuro muy interesante.

La Champions y el Europeo sub 21 le ensalzan

En el año siguiente al de su vuelta a casa, Isco tuvo que lidiar con una gran responsabilidad: sustituir a Cazorla (tras su traspaso al Arsenal), tanto en lo referente a su lugar en el campo como en el de líder del equipo. Isco no defraudó y no tardó en dar un salto cualitativo importante y afianzarse como estrella del equipo. En España ya era muy conocido pero su primer doctorado a nivel mundial lo obtuvo en la máxima competición continental, la Champions League. Durante la fase de grupos guió a su equipo hasta una clasificación histórica, consiguiendo auténticas exhibiciones ante equipos como el Milan o Zenit y posteriormente llevando al equipo hasta los cuartos de final. Europa ya conocía el talento que derrochaba un veinteañero nacido en un pequeño barrio de la Costa del Sol.

  

Tras su espectacular temporada vino el broche definitivo, durante el Europeo sub 21 mostró nuevamente a Europa su talento, dando auténticas exhibiciones individuales y destacando por encima de un equipo plagado de jugadores con mucha experiencia en el máximo nivel como Muniain, Rodrigo, Thiago o Illarramendi. Ya no había dudas. Isco fue el mejor jugador del campeonato y una de las perlas más codiciadas del mercado, pues sus derecho aún no pertenecían a ningún grande del continente.

Llegada al Real Madrid

Isco había explotado y ya no era una promesa del fútbol español. Tras su gran temporada en liga y Champions con el Málaga y el excelente Europeo sub21 muchos fueron los equipos que se interesaron por el malagueño. Uno de ellos fue el Madrid. Florentino, asesorado por Zidane, vio que no podía dejar escapar a semejante diamante y se lanzó a por él. Una cláusula no muy alta y la necesidad de vender del Málaga hicieron posible el fichaje. Los primeros interrogantes se hicieron en torno a si era compatible con Ozil, pero los buenos jugadores siempre pueden jugar juntos, y así lo dejó claro Ancelotti. Durante todas sus probaturas en cuanto a sistemas, el ex malagueño siempre partía de inicio, haciendo evidente que era un jugador muy del gusto del entrenador italiano.

Un comienzo ¿espectacular?

Tras la salida de Ozil, Isco tenía vía libre para ser titular indiscutible en la media punta, y así fue. Durante los primeros partidos de la temporada el “23” blanco fue titular en todos los partidos y lo hizo en su posición preferida, la media punta, aunque a veces partía desde la banda izquierda. En este primer tramo de la temporada el malagueño se vio sometido a una gran presión, pues la misión de sustituir a Ozil no era tarea fácil. A ello no ayudaron varios factores, por un lado la prensa engrandeció sus primeras actuaciones, cuando la realidad era que el jugador había tenido suerte de cara a portería y había conseguido varios goles en sus primeros partidos, además de haber dejado algún detalle de calidad que lo elevaron aún más, comparándolo incluso con Zidane. Otro factor que dificultó y añadió presión fue el hecho de que el jugador no estaba en buena condición física. Como mencionó Ancelotti durante alguna rueda de prensa, el malagueño apenas había tenido vacaciones tras la temporada más larga y con más minutos de su carrera. Indiscutible en el engranaje ofensivo del Málaga, Isco había jugado una cantidad muy elevada de minutos, potenciada por el hecho de haber llegado hasta cuartos de final de la Champions League. Este hecho, sumado al de haber disputado unas semanas después el Europeo sub21 hicieron que el jugador apenas tuviera descanso ni vacaciones y que su rendimiento en los primeros meses de competición se viera influenciado por esta circunstancia.

El Isco que ha brillado con luz propia en el Málaga y en la selección aun no se ha dejado ver con la camiseta blanca, su inicio fue bueno, pero lejos de su verdadero nivel. Ese descenso de su rendimiento no se enmascara con jugadas aisladas o con goles, Isco es mucho más: jugador participativo, que se asocia y busca constantemente línea de pase con sus compañeros, movilidad, llegada al área y peso en el partido.