El Real Madrid hizo pública el pasado martes la destitución de Alberto Toril como entrenador del Castilla, colista de la Segunda División con 7 puntos tras 14 jornadas disputadas. Los resultados y el oportunismo de los regidores de la cantera blanca han fulminado al técnico cordobés.

Seis años después de su llegada a Valdebebas, Toril ha sido el entrenador más exitoso de la cantera madridista en las dos últimas décadas. Es el segundo técnico con más partidos oficiales al frente del filial por delante de Vicente del Bosque y avistando de cerca a López Caro. Entre otros logros, el campeonato de Liga y de España con el Juvenil A, el ascenso a Segunda A con el Castilla y la mejor clasificación de la historia en la categoría de plata del fútbol español (octavo puesto), avalan su trayectoria.

Amén de los resultados deportivos, su labor tuvo impacto en el aspecto patrimonial del Real Madrid. Ha sido determinante su influencia en la formación y revalorización de activos del club como Jesé, Morata, Carvajal, Nacho, Alex Fernández, Juan Carlos, Sarabia, Rodrigo, Juanfran, Joselu, Cherysev...

Pero la salida de la práctica totalidad del equipo titular de la campaña pasada y la amnesia que preside el fútbol le ha llevado a las abarrotadas colas del INEM. A Toril, hay que asignarle una cuota de responsabilidad en la situación actual del Real Madrid Castilla pero nada hubiera sido igual sin la colaboración del Director de la Cantera, Ramón Martínez y de su mano derecha, Paco de Gracia; ambos protagonistas de esta debacle.

Son los autores de una plantilla descompensada, huérfana de experiencia y jerarquía futbolística para la categoría, e improvisada sobre la bocina del cierre del mercado veraniego. Sus métodos descatalogados y su acomodada estancia en el camino de vuelta de sus larguísimas trayectorias profesionales han dinamitado el cargo y parte del crédito amasado durante estos años por Toril. Los técnicos jóvenes y preparados se ven abocados a desfilar delante de estos regidores mientras ellos siguen aposentados en la planta noble de Valdebebas.

Ya no es apto para el filial el entrenador que ocupó el podio de aspirantes a dirigir el primer equipo en una macroencuesta realizada este verano a los aficionados, por delante de Benitez, Míchel o Ancelotti.

Carta de despedida íntegra

Estas son las palabras del adiós de un técnico que parece no haber contraído méritos suficientes para despedirse de los aficionados en una rueda de prensa en Valdebebas:

Madrid, 21 de Noviembre de 2013

En primer lugar, quiero agradecer a la que siempre será mi casa, el Real Madrid, por haberme permitido formarme como entrenador en la cantera, como en su día me la dio para iniciarme como futbolista.

Esta será siempre mi casa, ya me fui una vez y volví para convertirme en un entrenador que ha pasado seis temporadas maravillosas llenas de éxitos, así que espero y deseo, es más estoy convencido, que volveré con más fuerza y experiencia, que esto es sólo un hasta pronto.

A lo largo de estos años he aprendido muchísimo de todos los entrenadores con lo que he coincidido: Pellegrini, Ancelotti (quisiera agradecerle a él y a su cuerpo técnico el trato que nos han dado y lo cercanos que han sido) y sobre todo me gustaría hacer una mención especial a Mourinho, él me enseñó a estar al máximo nivel, vivir situaciones nuevas y complejas de máxima responsabilidad que me ayudarán en el futuro.

Querría agradecer con todo mi corazón blanco a todos los madridistas por su apoyo y comprensión durante estos años. Me siento orgulloso de sentir estos colores. GRACIAS.

Mi gratitud a los medios de comunicación por su cariño, sensibilidad y el trato que recibí siempre. GRACIAS.

Y el mayor de mis agradecimientos, con todo mi corazón, a mis chicos, con los que he pasado los mejores momentos de mi carrera en la casa; desde el juvenil A, el Real Madrid C y el Castilla. Me han hecho crecer como entrenador pero sobre todo como persona. Junto a ellos mi camino ha sido mucho más fácil, solo tengo palabras de admiración hacia ellos. Me siento parte de su evolución, de sus logros, de verlos competir al máximo nivel y me llevo su corazón, confianza y esfuerzo por ser mejores cada día.

Me voy con la cabeza alta, habiendo dado todo, dedicado en cuerpo y alma a este club, pero con un sentimiento de injusticia, siempre he pensado antes en el club que en mi ambición profesional, pero esta vez el club no ha pensado en mí. Era la primera dificultad en estas seis temporadas y pensaba que la trayectoria valdría para tener más confianza y crédito por su parte. No he podido hacer las cosas como me hubiera gustado y sé que me voy sabiendo que la responsabilidad de la situación del equipo  no es sólo mía.

Mi madridismo va mas allá; el Madrid nunca falla, fallan las personas.

Agradecer de nuevo a todos los profesionales con los que he trabajado (médicos, utilleros, fisios, trabajadores de Valdebebas…). Un fuerte abrazo.

Hasta pronto ¡HALA MADRID!

Alberto Toril