Vila do Conde vio nacer a toda una estirpe de jugadores. Hasta ocho miembros de una misma familia llegarían a ser futbolistas. Los Coentrão han dado al mundo del fútbol a João Víctor, Sobrinho, Rui, André, João Paulo, Luis y Pedro. Pero además de todos ellos, un miembro más del clan portugués se gana la vida a nivel profesional jugando al deporte rey. El más conocido, internacional y de renombre, Fabio Coentrão es el máximo representante de su estirpe.

Zurdo de gran calidad, el Río Ave fue el primer gran equipo que se hizo con sus servicios, de ahí al Benfica, previo paso a modo de préstamo por el Nacional y el Zaragoza. Cuando en el verano de 2011 el Real Madrid se fijó en el luso para reforzar el perfil izquierdo de su defensa, Fabio no se lo pensó, y firmó por el club blanco a cambio de 30 millones de euros. En una primera temporada algo dubitativa, con un Marcelo, su competencia directa por el puesto, viviendo el mejor momento de su carrera, el de Vila do Conde tuvo que valerse de su polivalencia para sumar minutos. Lateral derecho, centrocampista e interior zurdo, su posición natural, acogieron a Coentrão.

A Fabio le llega su oportunidad

Pero la lesión de Marcelo al año siguiente, y la falta de confianza de Mourinho en él una vez se hubo repuesto de la misma, le dieron a Fabio la titularidad, llegando al comienzo del 2013 como el ocupante habitual de dicho perfil en defensa. A pesar de su pasado como extremo, cortado por Jorge Jesús, técnico del Benfica en la temporada 2009/10, para Mourinho, Coentrão era la apuesta más fiable a la hora de tener un lateral más consistente defensivamente hablando. Y así se desempeñó Fabio, firmando partidos sin un brillo especial, sin hacerse notar especialmente, pero solventando a la perfección todas las papeletas.

Su concurso fue decisivo, por su buena actuación, en varios partidos clave durante la recta final de la pasada campaña. Su rendmiento en el choque frente al Barcelona de Copa, que terminó con 1-3 favorable a los blancos, fue tácticamente casi perfecto, secando por su costado a los Alexis, Pedro e incluso Messi, cuando el argentino se ‘cansaba’ de lidiar con Varane y Ramos por el medio, y tendía a caer a la banda en la que empezó, la derecha. De igual modo, en Old Trafford,  el luso ayudó a sus compañeros a voltear la eliminatoria para terminar accediendo a los octavos, merced al 1-2 cosechado en el Teatro de los Sueños.

Desde mediados de marzo hasta final de temporada, el técnico de Setúbal le fue dando descanso, alineándolo en partidos de mayor trascendencia, cómo el de la Final de Copa ante el Atlético de Madrid. A pesar de volver a ser de la partida, en ésta ocasión, no fue la mejor noche de Fabio, al igual que del resto del equipo. Tras caer derrotados, se alejaba la posibilidad de acceder a la disputa del último título en juego de la temporada, cerrando la campaña en blanco.

La falta de tiempo impidió su salida

Llegó el verano, y con ello, el periodo del intercambio de cromos. El primero en anunciar su intención de abandonar la disciplina blanca fue Gonzalo Higuaín, que unas semanas después pondría rumbo al Nápoles. Con él, se fueron Albiol y Callejón, además del retorno de Kaká al Milan, pero seguía habiendo espacio para permitir una salida más. El lateral luso hizo público su deseo de abandonar el club merengue a mediados del mercado estival, y aunque el deseo del nuevo entrenador, Carlo Ancelotti, era el de seguir contando con sus servicios, no se opusieron frontalmente a facilitarle una salida.

Coentrão estuvo a punto de firmar por el United, pero faltó tiempo para consumar la operación

Facilitar entre comillas, puesto que no se quería regalar al que se puede considerar uno de los 10 mejores laterales izquierdos del panorama futbolístico. De los 20 millones más el 50% del pase de Garay que costó vestir de blanco a Coentrão, el Madrid quería recuperar, al menos, el montante económico, y tasó al jugador entre 18 y 20 millones para permitir su salida. Clubes como el Mónaco, PSG o el propio Chelsea de Mourinho llamaron a las puertas del luso, pero ninguna operación terminaba de fructificar.

Pasaban las fechas y el límite del mercado se acercaba. En una última semana frenética, se llevaron a cabo múltiples operaciones de salida (Özil y Kaká) y una de entrada, la de Bale. Pero además, pudo hacerse otra más, de haber estado más rápidos en el intercambio de documentos. Finalmente, el Manchester United había accedido a pagar lo acordado, cerca de los 18 millones de euros, por el portugués, y el Madrid habría dado el visto bueno a la operación. Pero no se ejecutaría hasta que los merengues tuvieran sustituto, y el elegido, en ése caso, fue Siqueira, entonces en el Granada.

Sin confianza y con demasiadas lesiones

Faltó tiempo para que los documentos pertinentes fueran aptos para aceptar las operaciones, y finalmente, el Madrid y Coentrao siguieron vinculando su futuro. Los motivos, tales como la falta de cariño y la presión mediática que pesaba sobre los hombros del de Vila do Conde, le había granjeado aún más detractores, que veían en el intento del portugués de salir de la entidad un mal gesto por su parte. Comenzó tarde la temporada para él, puesto que el periodo de preparación se lo había saltado por completo, apartado del grupo para no entorpecer con una posible lesión su traspaso.

Coentrão está teniendo muchos problemas con las lesiones (Foto | Bernabéudigital).

En el comienzo del nuevo año, le costó entrar en el equipo, por distintas molestias derivadas de su estado físico. Además, se hablaba de la reticencia del cuerpo técnico a contar con sus servicios, toda vez que su compromiso con el club se había puesto en entredicho por lo sucedido en verano. Pero una nueva lesión de Marcelo le abría las puertas de la titularidad a finales de septiembre, en la visita del Madrid a Elche.

Allí, Fabio disputó sus primeros minutos llegando a jugar el partido completo. Tres días más tarde repitió, esta vez en casa, ante el Atlético, volviendo a jugar de principio a fin del choque. Dos partidos, y una semana después, Ancelotti volvía a requerir los servicios de Coentrão, en esta ocasión entrando desde el banquillo en el envite blanco ante el Levante. Un mes tuvo que esperar Fabio para volver a vestirse de corto, nuevamente fuera de casa, ante el Rayo.

Desde entonces, y tras lesionarse con su selección, Fabio ha estado prácticamente parado. Debido tal vez a la mala preparación durante la pretemporada, o a problemas musculares derivados de otras dolencias anteriores, las lesiones han mermado considerablemente las posibilidades de Coentrão a la hora de poder entrar en la rotación. Desde que jugó su último partido en Vallecas, el portugués no ha vuelto a entrar en una convocatoria, y cerrará el año fuera de la última expedición blanca que viajará a Valencia.