No fue el mejor partido de la temporada del Real Madrid. El resultado de la ida marcó en buena medida la tensión con la que muchos de sus jugadores afrontaron éste encuentro. El 3-0 con el que el cuadro blanco viajaba a Dortmund invitaba a la relajación, y cuando se da en exceso en Champions League, puede conllevar un susto de las proporciones del que sufrieron los seguidores del cuadro merengue en la nueva derrota que los merengues cosecharon en el Signal Iduna Park.

Tranquilidad de salida

De salida, el conjunto que dirige Carlo Ancelotti apostó por el control del partido. Inteligentemente, los madridistas movían el balón de un lado a otro, sin prisas, y sin arriesgar lo más mínimo en el pase. La decisión de Klopp de esperar pacientemente hacía presagiar un encuentro plácido para los blancos. Fabio Coentrao, uno de los mejores durante todo el partido, llegaba con asiduidad con su banda hasta campo contrario, aglutinando el balón por su costado la mayor cantidad del tiempo que el Madrid lo tenía en su poder.

Klopp no quemó a los suyos en la presión de salida, y los reservó para hacer pequeñas fases de esfuerzo a tope

Fue precisamente de un centro del luso, que impactó en la mano de Pisczcek, cuándo se originó la jugada del penalti. Sin lugar a dudas, el colegiado se dirigió hasta los 11 metros concediéndole al Madrid una oportunidad que ni pintada para sentenciar la eliminatoria antes del minuto 15. Pero Di María, el sorprendente lanzador, se resbaló en su ejecución, y Weidenfeller despejó el balón.

Tras la calma, llega la tempestad

La gran oportunidad blanca se esfumaba, La presión sobre la línea de centro del campo entonces del Borussia aumentó. Espoleados por una grada que animaba sin miramientos, y aprovechándose de un error en cadena de Pepe, Carvajal y Casillas, Reus consiguió apenas unos minutos después del error de Di María darle alas a los suyos.

El Madrid pasaba de sentenciar la elminatoria a ver cómo los germanos se metían de lleno en ella. Si los de Klopp habían adelantado líneas, los últimos 25 minutos de primera parte fueron toda una demostración de conceptos tácticos y disposición para la presión por parte del club de la cuenca del Ruhr. Las ocasiones en las que el cuadro merengue pasó del centro del campo con el balón controlado se podían contar con los dedos de una mano. La labor entonces de Reus, Mkhitaryan y sobre todo, Grosskreutz fue fundamental.

Reus se movió con total libertad, decisivo en ataque y en la presión

Ayudados por el inédito doble pivote formado por Kirch y Jojic, ahogaron la salida de balón (ver foto abajo) blanca, hasta conseguir aprovecharse de un nuevo fallo blanco para iniciar una vertiginosa contra. Gracias a las recuperaciones más allá de la línea divisoria, con apenas 30-40 metros hasta la frontal del área, las pérdidas y errores merengues pesaron demasiado, y le resultaron provechosas a los germanos.

La presión en la línea del centro del campo (Foto | RTVE).

El error de Illarramendi en el pase le dio la posibilidad a Reus de iniciar la contra. El alemán esperó hasta que el desmarque de ruptura de Lewandowski a su izquierda le dio la ventaja al polaco, para asistirle en el momento idóneo. Después, continuó la jugada para aprovecharse del rebote del tiro del ariete al palo, para anotar el segundo. El Madrid pecó de falta de concentración en tres ocasiones consecutivas en la misma jugada.

Primero el centrocampista de Mutriku, intentando dar un pase de primeras con su pierna mala, con la presión que sufría de hasta tres hombres cerca suyo. Y más tarde (ver foto abajo) a la hora de cerrar el contragolpe que conducía Reus, centrándose los cuatro primeros hombres que hicieron en balance defensivo en el alemán, olvidándose de Lewandowski, que recibió sólo en la izquierda. Para culminar, cuando Reus ya había soltado el balón, le perdieron de vista, lo que le habilitó para hacerse con un rechace solo dentro del área y hacer el segundo tanto.

Xabi, Illarra, Pepe y Ramos se centran en Reus, y se olvidan de Lewandowski (Foto | RTVE).

2-0 y aún más de 60 minutos por jugarse. El escenario perfecto para los de Klopp, el inimaginable para los de Ancelotti. El italiano no reaccionaba desde la banda, y su equipo parecía completamente derrotado. Miraban al reloj en busca del final de un primer tiempo para olvidar.
A pesar de que los alemanes gozaron de alguna ocasión más de peligro, las llegadas a la meta de Casillas dejaron de ser constantes, pero no la presión y el dominio total del Borussia sobre su rival, al que prácticamente embotelló en su propio campo, sin dejarle siquiera lanzar una de las contras que tanto le gustan a los hombres de arriba blancos, ya que se encontraban demasiado lejos de la portería de Weidenfeller y alrededor de una gran cantidad de jugadores amarillos, concentrados todos en campo rival.
Ancelotti acertó en los cambios. Primero Isco le dio algo de magia y luego, Casemiro, empaque
Con el descanso, la trama del encuentro volvió a reiniciarse. Ancelotti movió el banquillo durante el tiempo de asueto y dio entrada a Isco en el lugar de un desacertadísimo Illarramendi, lo que le hizo a Di María retrasar su posición a la medular, para dejarle al malagueño espacio en la línea de tres hombres más adelantados. El de Arroyo de la Miel se hizo el dueño de los ataques blancos, y combinándose con un Modric, desaparecido en la primera mitad, le dieron otro aire al equipo.

Isco le da un pequeño soplo de aire al equipo

Fue entonces cuando llegaron las mejores oportunidades blancas, con Bale retornando también a su posición en la derecha, aunque bien Weidenfeller, bien la falta de puntería o precisión en el último pase, privaron a los blancos de cosechar ése gol que debiera darles la tranquilidad.
Tal y cómo sucedió en el primer acto, Klopp mantenía a los suyos algo más retrasados en la línea de presión. Parecía que el técnico germano guardaba a sus hombres en el plano físico, para no desfondarse muy pronto, sabiendo que únicamente necesitaba un gol para mandar el partido a la prórroga. Klopp dio la señal, nuevamente, cuando el minunto 20 estaba a punto de llegar al cronómetro del segundo acto. Nuevamente, Reus, Mkhitaryan y Grosskreutz dieron un paso al frente, y por detrás, Hummels tiró de los suyos hacia el centro, para embotellar al Madrid en apenas 30 metros. Arriesgando en defensa, sí, pero más juntos hacía más probable la recuperación del cuero y la rápida salida al contragolpe.
Klopp diseñó un marco de presión para que sus hombres no llegasen agotados al final
En uno de esos ensayos estuvo el partido. Nuevamente Reus esperó al momento exacto para aprovecharse de un buen desmarque de Mkhitaryan a la espalda de la zaga blanca. El armenio controló, regateó a Casillas, pero cuando tenía todo a favor, estrelló el balón en el palo, desperdiciando la oportunidad más clara del Borussia para igualar la contienda global.
Tras el fallo germano, se vino arriba la grada. Apareció entonces Lewandowski, cuya pelea con Pepe marcó el partido, para dejarle un balón primero a Reus y luego nuevamente al armenio, para que éstos se encontrasen con Casillas, que salvó en un par de ocasiones el tanto alemán.
La ocupación de espacios por parte merengue era de todo menos correcta. Ya en la primera mitad (foto abajo) no daban muestras de orden al estar demasiado dispersos y poco concentrados. Muy juntos en la salida de balón, cuando un compañero se giraba, se encontraba de pronto sin alternativas en el pase, ante la pasividad y inmovilidad de los que le rodeaban.

La ocupación de espacios no era buena (Foto | RTVE).

El hombre - sorprendemente - clave en el tramo final, Casemiro

A pesar del arreón germano, Ancelotti mantuvo la calma. En esta ocasión, el italiano sí acertó en los cambios, puesto que si Isco había dado algo de alegría a las acometidas blancas, la entrada de Casemiro por Di María dotó al equipo de empaque en la zona central. El brasileño, que después de cuajar una soberana pretemporada desapareció de los plantes de Ancelotti, fue el eje en el que se apoyó la defensa madridista en los compases finales del partido.
Flanqueado por Xabi y Modric, Casemiro logró con su músculo controlar a unos Kirch y Jojic que habían dominado sin pudor el centro del campo durante todo el partido. Comparando (izquierda) a los jugadores alemanes con los del cuadro merengue (derecha), las zonas de acción de cada uno, quedan reveladas en éstos mapas de calor. Unos, los germanos, con mayor presencia en campo rival. Los otros, más replegados, y con mayor incidencia en zonas defensivas, lo que dennotaba la presión a la que se vieron sometidos los hombres de Ancelotti durante todo el encuentro.