Corría la temporada 1989-90. El poderoso Milán que dirigía Arrigo Sacchi se plantó en la final de la Copa de Campeones tras haber salido vencedor en la última campaña. El Benfica esperaba en el Praterstadion, actual Ernst Happel de Austria, y los Tassotti, Gullit, Baresi, Maldini, Rijkaard o Van Basten aparecían del lado italiano para intentar amarrar el título.

Y así fue, a la postre, gracias a un solitario tanto del que fuera técnico del Barcelona, Frank Rijkaard, mediado el segundo acto. Atrás habían quedado ilustres como el Real Madrid de Butragueño o el poderoso Bayern de Múnich, que hincó la rodilla ante los transalpinos en semifinales. De aquel equipo, recordado por su contundencia en defensa, formaba parte uno de los mediocentros de más calidad de su época.

Ancelotti formaba parte del AC Milan campeón en el 89 y el 90

25 años después, el Bayern de Múnich vuelve a meterse en el camino de aquel centrocampista, que ahora ya no da órdenes desde la medular, sino desde la banda. Carlo Ancelotti ganó tres Copas de Campeones como jugador del Milan, comandando la franja ancha del campo bianconero de Sacchi. Aquel cuadro italiano logró una gesta que desde entonces nadie ha logrado igualar, con el cambio de nombre de la máxima competición continental mediante.

Ancelotti trabajará para preservar su pasado en el presente

La Champions League aún no ha visto cómo el mismo equipo lograba levantar el entorchado de campeón en dos ocasiones consecutivas desde que Baresi elevase al cielo austríaco la Copa que él y sus compañeros le ganaron al Benfica en 1990. Ancelotti y los suyos ostentan el honor de ser la última escuadra que reeditó título, y ahora, el italiano, se encuentra ante la posibilidad no sólo de plantarse en una final con el Real Madrid 13 años después, sino de evitar que su rival iguale su marca.

En la campaña pasada, el Bayern de Heynckes superó al Borussia en la final por un apretado 2-1, gracias a un tardío tanto de Robben, y se encuentra nuevamente en semifinales, ante las puertas de la que sería su tercera final consecutiva. En 2012 fue el Chelsea de Di Matteo el que les privó del éxito, pero no pudieron Klopp y los suyos evitarlo en la última temporada.

Ahora, con Guardiola en el banquillo y habiendo ganado la Bundesliga hace varias semanas, la atención bávara se centra únicamente en la consecución de un nuevo triunfo sobre el 'eterno rival' a nivel continental, y lograr así acceder a la posibilidad de alzarse como campeón nuevamente. Enfrente, el último escollo, lo representa uno de los grandes centrocampistas de finales del pasado siglo, que busca seguir triunfando vestido, ahora, de blanco.