El fútbol poco o nada se parece a lo que se veían hace 30, 20 e incluso 10 años atrás. A medida que el tiempo va avanzando los equipos van buscando nuevas formas de alcanzar el éxito, los esquemas se van modificando y los roles dentro de una plantilla se amoldan a lo que el conjunto necesita de un futbolista. El molde de un equipo ganador sirve como muestra para la gran mayoría de los conjuntos. Como consecuencia de estos nuevos roles y estas nuevas adaptaciones ha surgido una nueva figura dentro del fútbol mundial, una nueva raza de extremo, el pasador.

Hay rasgos comunes en esta nueva raza de futbolista, cada uno luego agudiza algunos aspectos en detrimento de otros hasta convertirlos en su mayor virtud o en la peor de sus vergüenzas. Esta raza cumple a rajatabla el perfil de extremo a la antigua usanza. Jugador habilidoso de piernas, eléctrico, regate veloz a inesperado, tremendamente rápido, con capacidad para llegar a línea de fondo y sacar centro si se precisa y técnicamente muy visuales.

El extremo pasador siguió evolucionando. Los que acabamos de ver serían los aspectos que corresponden a la esencia, el punto de partida. La evolución fue dándose a medida que este tipo de futbolista adquiría nuevas habilidades que complementan a las ya dichas. Capacidad para entrar hacia adentro y no hacia fuera, diagonales endiabladas, pinceladas de calidad mostradas en asistencias y suaves dosis de gol las cuales poco a poco se han convertido en prioridad de unos y de otros (véase a Cristiano Ronaldo en el aspecto goleador).

Cristiano Ronaldo comenzó como un extremo finito, delgadito, rápido, con regate y sin gol.

Hoy vemos a dos futbolistas que el miércoles a partir de las 20:45 confirmarán quién es el auténtico líder de esta nueva terna de futbolistas conocidos como “extremos pasadores”. El holandés llega a la que fue su casa durante unos años. Concretamente dos temporadas donde el sabor que dejó en Chamartín fue agridulce. Agrio por la maldición que parece haber dejado a tras el ‘10’ del Bayern Munich, las lesiones. Dulce porque cuando consiguió enlazar varios partidos consecutivos encandiló a la parroquia blanca con sus cabalgadas, su regate

eléctrico y bastante gol, una característica que Robben ha explotado durante sus años de evolución.

En su origen este futbolista respondía al primer perfil descrito. Su evolución ha sido diferente aunque en parte parecida a la de Di María. Arjen llegó al Real Madrid con el problema de las lesiones aunque en plena metamorfosis. Físicamente el holandés necesitaba una modificación total para dejar de ser el típico extremo blandito físicamente y apoyado únicamente en su capacidad para driblar y regatear en carrera.

Ahora el objetivo era tener un mayor peso en el ataque y un abanico más amplio a la hora de poder tomar una determinada decisión. La idea era pasar a ser un futbolista igual de rápido con la novedad de la explosividad y sobre todo y lo más importante: Dejar de ser tan “predecible” como eran los extremos.

Para ello el fútbol descubrió uno de los recursos más utilizados hoy en día, jugar con extremos a pie cambiado. Robben fue de los pioneros en este sentido hasta llegar al punto de patentar una jugada que se resume en tres simples palabras, “A lo Robben”. Cualquier persona al oir eso puede imaginarse perfectamente cómo ha sido el gol.

Las jugadas 'A lo Robben' son ya historia viva del fútbol mundial.

Cambio físico que permita penetrar y romper defensas no sólo por la banda, sino por el centro apoyados en la potencia fabricada sin olvidar la velocidad y habilidad innatas en estos jugadores.

Arjen ha seguido evolucionando y tras su llegada al Bayern de Munich una nueva característica se ha añadido a su repertorio ya bastante nutrido y competente. La capacidad para asistir. Esto sería algo así como la guinda a un pastel suculento y esponjoso que empezó siendo una masa muy pequeñita y compacta.

El gol y la asistencia sólo llegan en plenitud cuando el futbolista va evolucionando y adquiriendo recursos a su juego. Robben comenzó explotando el gol, esta

temporada se ha destapado en el segundo aspecto. Cuatro asistencias en ocho encuentros esta temporada en Champions League dicen mucho del cambio de juego del holandés el cual será una de las bazas más importantes del conjunto dirigido por Pep Guardiola.

‘El Fideo’ por su parte pasa por el momento más dulce de toda su carrera deportiva el cual curiosamente ha llegado en la temporada más extraña y convulsa en la vida del argentino. Una temporada donde estuvo más fuera que dentro de la plantilla madridista, donde comenzó de titular hasta que Bale dejó atrás la plaga de lesiones sufridas y donde tras ‘acomodos’ y silbidos puntuales de la afición Ángel Di María ha conseguido salir ovacionado en cada encuentro y en ser reconocido tanto por propios como por extraños tras cada encuentro. Convertir cada partido en una exhibición, un derroche físico pocas veces visto y acompañado de lo que es, un jugador con muchísima clase.

Como decimos, Di María pertenece a esta nueva raza de futbolistas. Aunque su evolución no ha sido ni mucho menos igual que la de su homólogo bávaro. Empezando por el primer punto analizado: El aspecto físico.

Cuatro asistencias en Champions para Robben, cinco para Di María, ambos en 8 partidos.

Robben es un futbolista más potente muscularmente, con un tren inferior y superior más potente que el del madridista. La evolución del argentino se dio siguiendo los pases muy similarmente y casi en el mismo orden que el holandés sin tener que evolucionar físicamente. Tampoco se confundan, Di María es un jugador más potente que el que llegó, aunque no es una evolución tan ‘artificial’ como la de Arjen.

Sí cambio su forma de jugar. Extremo zurdo tremendamente habilidoso aunque sin apenas gol ni influencia en el ataque de su conjunto si descontamos los continuos centros que colgaba. Había que cambiar, buscar un juego más directo apoyado en una velocidad de pies extraordinaria y un regate de cadera capaz de destrozar defensas enteras.

En esta evolución Di María aún no ha encontrado un puesto definitivo. Su característica más importante y menos vista en esta nueva raza de futbolistas es la polivalencia. Si a Robben se le saca de la banda derecha para pasarle a la banda izquierda sus recursos se limitan en parte, aunque como segundo delantero se desenvuelve a la perfección. El argentino es diferente al resto, es único y lo demuestra su etapa como jugador blanco.

Llegó como lo que era, un extremo zurdo habilidoso. Empezó jugando tímidamente ahí hasta que

Imagen de Di María ante el Barcelona, confirmando
su espectacular momento de forma.
(FOTO: Dani Mullor - VAVEL.COM)

se convirtió en dueño y señor de la banda derecha del Bernabéu para dejar sitio a un espécimen único en su hábitat natural, Cristiano Ronaldo.

El regate pasó a convertirse en el punto de apoyo de la jugada ya registrada como ‘a lo Robben’ tan bien ejecutada por el argentino y que tantos goles ha dado a los madridistas. Pero donde explotó primero fue en la asistencia, muchas y cada una más bonita que la anterior alcanzando su punto máximo en la denominada ‘Liga de Los Récords’.

En el aspecto goleador siempre se ha comportado como un martillo pilón moviéndose entre los 10 y 15 goles por temporada entre todas las competiciones.

Esta temporada la evolución experimentada por Di María podría ser el punto de partida de una nueva revolución en el fútbol moderno y en esta raza de futbolistas. Hoy en día el argentino es centrocampista muy del corte ‘box to box’. Gracias a su endiablada velocidad y a esa fortaleza que no corresponde con su apariencia ‘El Fideo’ es capaz de trabajar casi tanto o más que el lateral. Una zancada extraordinaria y una potencia inusual para un jugador de su tamaño, el argentino es el perfecto lanzador e incluso definidor de contrataques con capacidad para desatascar un encuentro gracias a una asistencia sublime o una jugada individual a las que ya tan acostumbrado tiene al fútbol español.

En resumen, sus 12 asistencias en Liga, 8 en Champions y 2 en Copa del Rey evidencian que este nuevo rol le convierte en un jugador más necesitado de dar ese último pase que de empujar ese último balón. No deja el gol de lado, pero este extremo pasador, esta nueva evolución de extremo a centrocampista sin renunciar a ninguna cualidad de las presentadas otorga una especie de ‘futbolista total’ capaz de hacer de todo y todo bien en un encuentro.

El miércoles a partir de las 20:45 el Bernabéu será testigo de una de las mayores batallas vistas en los últimos años donde dos futbolistas pelearán por ser ese futbolista definitivo, ese extremo pasador, el hombre total.