En el siglo X, en la zona del sureste de la actual provincia de A Coruña, un grupo de pueblos decidieron reunirse de forma que se convirtieran en El Condado de Présaras. Más de 1000 años después, un menudo jugador nacido en la zona asume, por voluntad de ser el mejor, el título que ya se perdió, para recuperar la hegemonía en un territorio sin dueño.

Su ascenso al primer filial del Real Madrid ya fue sonado. Desde el banquillo, irremediablemente ante la feroz competencia de Juanfran, o incluso Morata, Borja García o Jesé en ciertos momentos de la temporada, partía para darle al equipo un impulso cuando más lo necesitaba.

Un año de vigilia, otro de explosión

Suyo fue el gol que le dio la victoria al Castilla en Jerez, suyos fueron algunos de los mejores 10 últimos minutos en el plano individual de un jugador de La Fábrica durante la campaña 11/12. Y con la estampida de talento del filial madridista, para esta que acaba de terminar, las miradas apuntaban en su dirección a la hora de señalar el faro que guiase las arremetidas merengues.

Lucas Vázquez lo ha jugado todo, siempre que ha podido. Ha conseguido despistar a las lesiones esta temporada, y tan solo la acumulación de amonestaciones le ha privado de ser de la partida. El de Curtis (1 de julio 1991) no descansa. El Castilla no se lo podía permitir.

Tras un año en el banquillo, Lucas se ha convertido en el referente del Castilla en el campo

En pasadas temporadas, la responsabilidad recaía sobre los hombros, de forma equilibrada, de varios jugadores. Jesé, Morata o Cheryshev en la época más reciente del filial blanco, han tenido que soportar el peso de la presión, al ser los jugadores con mayor capacidad de crear peligro de cara al arco rival, recibiendo, por sus éxitos, multitud de halagos.

Pero con la salida de los tres, dos de ellos hacia el primer equipo, la vuelta de Mosquera de su cesión o el fichaje de Juanfran por el Betis, ese puesto quedaba en entredicho. Ahí surgió Lucas, que cumplía su segunda temporada como miembro de pleno derecho del Castilla. La primera, en el banquillo, le había servido para tomar notas. La segunda, ya sobre el campo, para demostrar que desde la barrera, también se puede aprender a ser torero.

Una banda muy ofensiva

El flanco derecho del ataque merengue ha sido suyo desde la pretemporada. Para Toril, su pieza básica; para Díaz, más de lo mismo. 40 partidos, en los que ha logrado ocho goles y sumado más de 3500 minutos. El punto de inflexión tanto para él como para el equipo castillista, además, fue la decisión de retrasar la posición natural de Quini, como extremo, hasta el lateral, fortaleciendo esa banda diestra hasta hacerla la más incisiva del conjunto madridista.

Todos los ataques tenían como punto de partida dicho costado, y aunque pudieran terminar o alternar con las acometidas por la izquierda, el peligro para los rivales venía desde la derecha. Marcajes dobles, presión en la recepción y cierto, en ocasiones, juego brusco, han sido las tácticas que los rivales han utilizado para frenar al gallego, pero que en remotas ocasiones han logrado detenerle.

Si Lucas no entraba en juego, el Castilla no carburaba. Los gambeteos por la derecha no solo le eran necesarios a los compañeros, sino también a los aficionados, que vitoreaban, siempre como locales, al de Curtis cuando éste se deshacía de un oponente. A pesar de sus grandes - y frecuentes - actuaciones, no ha sido suficiente para lograr el objetivo de la permanencia.

No solo adquirió responsabilidad sobre el campo a nivel futbolístico, sino también a nivel motivacional. Por veteranía, a pesar de su corto periodo de tiempo en el Castilla, Lucas asumió la segunda capitanía del equipo, y en ausencia de Casado, portaba el brazalete desde el principio.

Futuro brillante, pero con un frente nuboso

Tras su enorme temporada, parece utópico pensar en Lucas un año, como poco, en Segunda B, más si cabe cuándo los cantos de sirena de equipos no solo de la Liga Adelante, sino también de Primera División, han llegado a oídos del gallego. En la cúpula de Valdebebas saben que cuentan con una perla, y que si la desgastan en categorías inferiores, puede terminar por rallarse.

Por eso, es muy probable que el de Curtis termine saliendo bien a préstamo, bien traspaso con opción a recompra, una modalidad que gusta y mucho en el seno de la Casa Blanca. Todo sea por el progreso de una de las grandes esperanzas de la